La versión −light− que más conocemos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), es que sus funciones son: espionaje e inteligencia −recopilación, análisis y diseño de planes− a países, gobiernos, corporaciones y/o individuos.
Pero la CIA, desde su fundación ha realizado operaciones especiales abiertas y encubiertas en todo el mundo, con la excusa de garantizar la “seguridad nacional” de Estados Unidos.
Recién fundada la agencia (1947 y 1948), realiza operaciones en Italia: una poderosa “guerra de operaciones psicológicas” y propagandísticas, con el fin de evitar el triunfo de los comunistas en las elecciones de abril de 1948.
Con ese objetivo, la CIA financió y unificó a la mafia italiana, al Papa (la Iglesia católica) y al partido de la Democracia Cristiana (DC) y lograron lo que parecía imposible: derrotaron a los comunistas.
Recientemente, Barack Obama reconoció que su país (la CIA) organizó el golpe de Estado contra el Gobierno de Irán en 1953 (Operación AJAX); y es de todos conocido como la CIA organizó el sanguinario golpe contra Salvador Allende en Chile (1973).
Todo esto bastaría, para saber que la guerra económica y de baja intensidad contra Venezuela (dólar de guerra, acaparamiento, desabastecimiento, inflación, operaciones psicológicas, sabotaje de servicios, etc. perfectamente organizados) es producto de una minuciosa planificación por parte de la CIA.
La CIA introduce a diario nuevas variables de guerra, y surge la pregunta: ¿Qué país realiza elecciones sumidas en una guerra?
Si no entendemos que en esta operación de la CIA en Venezuela lo que está en juego es la supervivencia, las respuestas seguirán siendo insuficientes y tardías.
El Gobierno y el pueblo organizado deben tomar acciones revolucionarias y eficientes ¡Ya! para ganar esta guerra. ¡Vacilar es perder la Revolución!