Bush y sus funcionarios forman una sola orquesta con los grupos de oposición más rabiosos. Súmate se ha convertido en un agente abiertamente identificado con la política de Washington. Cuando Súmate habla es porque ya recibió la línea norteamericana. La foto de la Casa Blanca, donde aparece Bush dando la mano a Corina Machado, tuvo como propósito hacer saber quién representaba en Venezuela los intereses del gobierno de Estados Unidos.
No nos queda ninguna duda de la decisión de altos dirigentes de Acción Democrática de compartir con Súmate la subordinación al Departamento de Estado. Cuando Rómulo Betancourt predominaba en AD, la inclinación tradicional fue a favor de los “demócratas”. Los líderes de Acción Democrática pertenecían a las querencias de los Carter, Kennedy y Rockefeller. En la medida en que la actual dirección de AD tomó el camino más a la derecha y su política se impregnó de elementos personales de odio a Chávez, Ramos Allup se arrojó a la cola de Súmate.
A la orquesta pro norteamericana se agregan las minúsculas porciones de los grupos abstencionistas y los principales medios de comunicación, destacándose, entre ellos, El Nacional y Globovisión. Todos apuestan por la intervención violenta de Estados Unidos porque no tienen nada que ganar por la vía constitucional y electoral. Carecen de apoyo popular. Ni a ellos ni a quienes han propuesto sean sus candidatos presidenciales, les interesa contarse.
Sin embargo, la opción norteamericana no debe subestimarse. Cuenta con fichas e influencia financiadas generosamente. Su misión es llevar a cabo una labor solapada para fomentar acciones de desestabilización.
Corresponde a los partidos revolucionarios tener presencia activa entre las masas, en la calle, en las organizaciones de trabajadores, a fin de impedir que reivindicaciones justas se conviertan en motivaciones para hacer el juego a Bush, Súmate y AD.