Las acciones casi simultáneas de estas dos transnacionales de origen estadounidense de concretar, una, la Kimberley Clark, la suspensión de actividades en el país, y, la otra, el Citibank, anunciar el cierre de las cuentas que los Bancos de Venezuela y Banco Central de Venezuela mantienen en esa institución, no puede ser considerada como hechos aislados ni fortuitos, ni ilusos que fuéramos.
Objetivamente, están enmarcadas dentro de la orquestación desestabilizadora que el centro de poder estadounidense tiene diseñada y en pleno desarrollo, como le gusta decir al ponderado pero incisivo comunicador Walter Martínez, en contra de la nación venezolana y del pueblo y gobierno bolivarianos.
Kimberley bank
Los directivos de la Kimberley Clark, empresa que, desde hace más de 20 años, comercializa en Venezuela pañales, toallas sanitarias y otros productos de higiene personal, con planta ubicada en Maracay y oficinas en Caracas, con ventas promedio, según su sitio web, de más de 272 millones de dólares y una plantilla de alrededor mil trabajadores, decidieron, casi, intempestivamente suspender, indefinidamente, sus operaciones en el país, aduciendo dificultades para la adquisición de materia prima y "debido al persistente deterioro de las condiciones económicas y de negocio", dejando desamparados, con tal decisión, a los trabajadores y , por supuesto, aumentando la desazón del pueblo consumidor que, desde hace cierto tiempo, ha estado sometido a la angustia de la escasez y aumento desmedido en los precios de estos productos, básicos para el desempeño de la vida cotidiana.
Citi clark
A su vez, la directiva local del Citibank, con pocos días de por medio, anuncia la notificación de cierre de las cuentas que, en esa institución, tienen el Banco Central de Venezuela y el Banco de Venezuela para realizar pagos y transacciones en moneda extranjera fuera del país.
El Citibank, que viene operando en el país desde hace cerca de 100 años, cuya casa matriz es Citigroup, uno de los 6 grandes carteles financieros de la economía global, justifica su acción de cese de la operaciones como banca corresponsal de Venezuela apelando a una "evaluación sobre el riesgo-país" que en nada se corresponde con la realidad pero que si se encuadra en los planes imperialistas de forzar un bloqueo financiero a la economía venezolana.
Tal medida de cierre, a aplicarse en un lapso de 30 días, a partir de su notificación oficial, el 11 del presente mes, afectaría muchas de las operaciones financieras de Venezuela, en especial, a las referidas a las importaciones; como dijo el Presidente de la República, Nicolás Maduro "esas cuentas en divisas son utilizadas para realizar transferencias y pagos de todas las cuentas que necesita pagar el país para las transacciones en Estados Unidos y en el mundo".
Respuesta bolivariana
El gobierno nacional, actuando, siempre, apegado a las normas del derecho jurídico, frente a estas acciones, respondió con prontitud y contundencia. En cuanto a la Kimberley Clark, atendiendo a la disposición de "empresa cerrada, empresa tomada por los trabajadores", dos días después del anuncio empresarial, procedió a ocupar las instalaciones de la empresa, que no a expropiarla, junto con los trabajadores, porque sus propietarios violaron las leyes del país; encontrándose al revisar los galpones, con el hecho cierto, que estos estaban abarrotados de materia prima, suficiente como para garantizar la producción para los seis meses que restan del año y con una significativa cantidad de productos, incluso con fechas de 2009 y 2011, que no habían sido distribuidos. Ahora lo que se impone es que los trabajadores pongan en marcha la producción, cuyo proceso, obviamente dominan a plenitud, y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y establecimientos privados, comercialicen la mercancía y esos productos de higiene personal lleguen, sin trabas ni bachaqueos, al público consumidor.
Y con relación a la agresión del Citibank, cuya actuación no puede calificarse de otra manera, cuando se sabe que el gobierno bolivariano ha sabido honrar los compromisos internacionales, tan es así que en los últimos 17 meses han sido cancelados, puntualmente, 30.000 millones de dólares, de la deuda pública y, además, cuando los precios petroleros han comenzado una marcha de aumento progresivo que mejoran la capacidad del gobierno para asumir los compromisos de pago del país, no cabe la menor duda que la acción de la entidad bancaria no responde a consideraciones de carácter económico sino que es consecuencia de la Orden Ejecutiva del "premio nobel de la guerra", Barack Obama que declara a Venezuela como una "amenaza inusual y extraordinaria" para la seguridad de los Estados Unidos y "que reseña la situación de riesgo económico de Venezuela" con lo cual se busca reducir nuestro margen de maniobra en el ámbito financiero internacional. Es otra manifestación de la guerra no convencional que el imperialismo y sus secuaces locales le tienen declarada al país.
Ante ello, ya el gobierno está adelantado las actuaciones pertinentes para suplir el relacionamiento de vieja data que mantenía la República con el Citibank. Porque como sentenció el presidente Maduro "Con Citibank o sin Citibank, nosotros vamos".
Acordes envenenados
Estamos frente a medidas que, si bien, emitidas por entes diferentes, ambas, son de idéntico tenor y propósito común. Estas dos transnacionales, a través de sus filiales locales, con sólo dos días de diferencia, cantaron claro y acompasado; lo insólito es que todavía haya quienes se precien de su agudeza analítica y, sin embargo, no capten los acordes envenenados con los que se pretende seguir enturbiando la situación nacional, en aras de crear las condiciones propicias, que les permita, al imperialismo y a la derecha lacaya local, por cualquier vía, derrocar el gobierno bolivariano y retomar el control de la riquezas nacionales para su usufructo exclusivo.