Vivimos un momento definitorio –aunque en revolución todos siempre son- y particularmente peligroso para el destino de este sueño, esta pasión y esta esperanza posible que todos llamamos Revolución Bolivariana. Acosada la niña desde siempre y seguramente para siempre en tanto haya Capitalismo Global, este acoso es hoy ampliamente superior tanto en la calidad de la agresión como en su generalización. Todas las fuerzas del capitalismo globalizado disparan desde todos los ángulos para lograr el objetivo de barrer con el "mal ejemplo" que la Revolución Bolivariana representa para América y el Mundo.
A pesar de no representar sino apenas un paso hacia la sociedad humanista soñada y pretendida, faltando muchos aún, la REFORMA CONSTITUCIONAL ha activado todas las alarmas del capitalismo plutocrático imperialista consciente de que, al modo de chispa en maizal seco, el ejemplo exitoso de la Revolución Bolivariana prenderá la llama de los pueblos sedientos de justicia. Haciendo memoria de los últimos nueve años no recuerdo tanto concierto y armonización de agresiones y estrategias desde ámbitos tan disímiles y diversos. Dicho en lenguaje coloquial no andaría descaminado si afirmo que vienen a por la Revolución a cualquier costo.
La experiencia histórica nos demuestra que otras revoluciones pudieron enfrentar con éxito ataques similares. Ahí está la resistencia heroica de la Cuba socialista por casi medio siglo. Ahí está también la gallarda resistencia que opuso la URSS a todas las fuerzas del mundo capitalista –incluida una guerra mundial- por 70 años. Respecto al invocadísimo "fracaso" del socialismo tanto en Cuba como en la URSS, no dejo de preguntarme donde estaría Cuba en calidad de vida, desarrollo y ejemplo sin ese casi medio siglo de bloqueo, o donde la URSS si no hubiese tenido que destinar más de la mitad de sus presupuestos a construir un aparato de defensa militar sin el cual habría sido barrida. Son preguntas que no niegan los errores que se cometieron, son sólo eso…preguntas.
La URSS, dicen muchos, se desplomó solita y sin un tiro. ¡Cierto!, pasa que hay tiros y hay "tiros", y los "tiros" al alma revolucionaria del pueblo soviético fueron potentes, abundantes y letales. La URSS comenzó a desplomarse cuando entre burocracia y distensión revolucionaria se perdieron los objetivos. Cuba sólo podrá ser derrotada –acaso también sin un tiro- si el pueblo cubano y el Partido Comunista de Cuba (PCC) extravían o se les va como agua entre las manos esa unidad y tensión revolucionaria imprescindible para vencer en las grandes batallas.
La Revolución Bolivariana sólo podrá ser derrotada por la oligarquía apátrida y las enormes fuerzas del capitalismo imperialista si nos ocurre exactamente eso mismo. Es mucho más que una consigna el grito de "El pueblo unido jamás será vencido". Unidad y tensión revolucionaria, como cuando se tensan las cuerdas de un cuatro hasta que suenan armónicamente "cambur pintón"; entonces, y sólo entonces… el cuatro está listo para el joropo.
Lo que estoy viendo desde hace ya un tiempo no me gusta. Enredados en el gusto y regusto de una peleita diaria con los payasos del circo, los amos se nos invisibilizan. Quizás nos sentimos –luego de cada combatillo- gozosos y hasta satisfechos, pero el enemigo lo está aún más que nosotros porque sabe que está logrando su objetivo. Tenemos frente a nosotros una batalla decisiva; el 2 de diciembre se me parece más a Carabobo que a Santa Inés; el combate es –como quizás nunca antes- contra el grueso del ejército imperial; cualquier resultado que no sea la más contundente victoria abrirá la caja de Pandora y se desatarán todos los diablos. No habrá Revolución humanista, bonita y plena sino horror y muerte sin triunfo total el 2 de diciembre. Todas las energías, toda la unidad posible y toda la capacidad creativa del pueblo tienen que colocarse en orden hasta alcanzar esta victoria.
Sin embargo… ¿Qué veo?... distracción, show de ocasión, poca tensión y talento estratégico revolucionario. Vamos ya para dos semanas en cuyo lapso, nuestras reuniones, nuestros medios de comunicación, desde Aporrea a la Hojilla no salen del gusto y regusto del Rey Borbón y su somnolienta torpeza. A excepción del camarada Vladimir Acosta y muy poco más, los movimientos del enemigo y la propia estrategia para el ataque aparecen durmiendo el sueño de los justos. Es tiempo de despertar y tensar todas nuestras fuerzas; hay que pisar las casas del pueblo, hay que animar, unir, emocionar; hay que dejarse de tonterías y activar las únicas fuerzas que salvarán la revolución: las fuerzas del pueblo. ¡Vamos!, ¡Vamos a derrotarlos con contudencia, cada quien en su puesto!. SOLO ASÍ ¡VENCEREMOS!
Oiga y participe del programa "El Socialismo de las Cosas más Sencillas", con Martín Guédez
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