Esta semana, el 1er. Contrato Marco de los Trabajadores Universitarios apenas está cumpliendo un mes de haberse firmado o convenido, y ya los representantes del Gobierno Revolucionario, valga decir: el Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior, comienza a incumplir algunos de los acuerdos allí convenidos entre el sector de los trabajadores y trabajadoras y el Ministerio; lo cual, no nos parece que sea algo fortuito, nos recuerda el 2007, en que semanas antes de las elecciones para la Reforma Constitucional, el Ministro Acuña había anunciado la posibilidad de cancelar algunas deudas, cosa que no hizo y el descontento de los trabajadores y trabajadoras se hizo sentir en las calles de Caracas y días después en las urnas del CNE, donde la abultada abstención impidió el avance de las fuerzas del cambio revolucionario. Hoy, estamos en una situación muy similar, habida cuenta que en senda Acta compromiso firmada el pasado 15 de Octubre por: Antonio Castejón, Director de Opsu; Leida Barrios, Coordinadora del PAF Opsu; Carlos López, Fetrauve; Orlando Zambrano, Fenastrauv; y Eduardo Sánchez por SinatraUCV y los Sindicatos No Federados, acordaron la cancelación de la Prima Por Hogar en retroactivo desde el 01/01/2008 y pagadero a mas tardar el 15/11/2008 y recurrente para el 2009; compromiso que, hasta la fecha, no ha sido cumplido por parte del Gobierno Revolucionario.
Esta situación, ha renovado el escenario del 2007, sólo que los sindicatos revolucionarios mediante asambleas vienen alertando a sus agremiados para que no se desilusionen y el venidero 23 vayan a las mesas de votación a ejercer su derecho al voto, único mecanismo de derrotar a los saboteadores de oficio enquistados en la Administración Pública y que, gracias a la inteligencia social, han sido identificados con nombre y apellido, tal cual lo describe el comunicado con fecha 17/11/2008 emanado por el SinatraUCV, en el cual podemos leer: “...los funcionarios de Opsu, David Reylobo, Jonathan Morillo entre otros se han dedicado a sabotear el cumplimiento de los acuerdos como son Prima por Hogar (retroactivo) y Prima de Antigüedad (a salario normal); que estos señores en actitud negligente sabotean estos acuerdos al pretender calcular la Prima por Antigüedad con el Tabulador Salarial y le dan largas al asunto del pago de la Prima por Hogar, para dejarlo para después de las elecciones y crear malestar dentro de los trabajadores...”
Situación similar la vivimos los caraqueños el pasado 14 de noviembre, cuando un grupo de reservistas que laboran en la limpieza del río Guaire, trancaron la autopista Francisco Fajardo, reclamando el pago de sus salarios por parte del Ministerio del Ambiente. Lo que nos indica que esta táctica electoral no es fortuita por parte del oposicionismo transnacional, enquistado en la Administración Pública, su objetivo no es otro que generar malestar en los trabajadores y trabajadoras y que dicho malestar se encauce hacia el abstencionismo, tal cual ocurrió en diciembre pasado.
Nuestra Administración Pública está llena de este tipo de saboteadores, heredados de los gobierno de la cuarta república, también lo está de trabajadores y trabajadoras curtidos de burocratismo, el cual lo definía el Che Guevara en estos términos, en su obra “Contra el Burocratismo”: “El burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su cortejo de prebendas y de lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que constituían la “corte” del político de turno (...) con posterioridad al triunfo de la Revolución, el mal del burocratismo comenzó a desarrollarse con fuerza. Si fuéramos a buscar sus raíces en el momento actual, agregaríamos a causas viejas nuevas motivaciones, encontrando tres razones fundamentales. Una de ellas es la falta de motor interno. Con esto queremos decir, la falta de interés del individuo por rendir su servicio al Estado y por superar una situación dada. Se basa en una falta de conciencia revolucionaria, o en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal (...) Otra causa es la falta de organización (...) la falta de organización tiene como característica fundamental la falla en los métodos para encarar una situación dada (...) Es frecuente observar como la única salida encontrada por un buen número de funcionarios es el solicitar más personal para realizar una tarea cuya solución sólo exige un poco de lógica, creando nuevas causas para el papeleo innecesario (...) La tercera causa, muy importante, es la falta de conocimientos técnicos suficientemente desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en poco tiempo (...) La falta casi total de conocimientos, suplida como dijimos antes por una larga serie de reuniones, configura el “reunionismo”, que se traduce fundamentalmente en falta de perspectiva para resolver los problemas. En estos casos, el burocratismo, es decir, el freno de los papeles y de las indecisiones al desarrollo de la sociedad, es el destino de los organismo afectados...”
El burocratismo no es solo el conjunto de malas costumbres de los empleados de la Administración, es un fenómeno social en tanto que sistema determinado de administración de hombres y mujeres. Al lado del saboteador y el burocratin, añadimos el funcionarismo. El funcionarismo está estrechamente ligado al burocratismo. Incluso, podemos decir que es una manifestación suya. Cuando la gente deja de pensar en profundidad, a fuerza de estar acostumbrada a la misma forma; cuando emplean con suficiencia frases convencionales acostumbradas; sin preguntarse si son racionales, cuando temen cualquier palabra nueva, cualquier iniciativa, cualquier tipo de independencia, todo es indicativo que han caído en poder del espíritu funcionarista, peligroso en grado sumo, peor que el burocratismo.
Sobre estos males de la Administración Pública es donde debe incidir el revolucionario, diagnosticar sus causas y acometer políticas que reviertan estos males, por ello, no entendemos la conducta del Director de Opsu, Antonio Castejón, y su política de dejar pasar, dejar hacer, a sus funcionarios lo que les venga en ganas, sin importarle que la palabra del gobierno Revolucionario esté en juego, él termina convirtiéndose en un burócrata de marras y contrarrevolucionario, al no estimar lo que está en juego el venidero 23 de noviembre y propiciar el descontento y abstencionismo entre los trabajadores y trabajadoras universitarias. Contra el saboteo todos y todas a votar por los candidatos y candidatas de la Revolución Bolivariana!
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