Los resultados del 2 de diciembre de 2007 y los recientes del 26S, han provocado
en las filas de los opinadores bolivarianos un verdadero “vendaval” de
preocupaciones, temores y hasta de terror, que superan la realidad de los
acontecimientos y sus efectos políticos, menospreciando el estudio que los
revolucionarios y las revolucionarias estamos obligados a hacer, mediante la
aplicación de los instrumentos científicos de análisis del desarrollo histórico
concreto.
En todos lados se oyen “chillios”, llamamientos inquisidores, reclamos de
purgas, degollinas políticas y demás reacciones intolerantes y desesperadas,
ocasionadas por unos resultados que, siendo los definidos por la dirección
revolucionaria y el comandante Hugo Chávez Frías como los objetivos políticos y
electorales a alcanzar, no pueden ser vistos, antes y después del 26S, sino como
importantes mediciones del proceso de acumulación de conciencia y fuerza
organizada de la revolución, y cuyos resultados deben ser respondidos,
profundizando el trabajo revolucionario en el seno del pueblo y transformando
esa realidad en favor de la revolución.
Quien dijo que una revolución, aún mediante los mecanismos democrático-burgueses de legitimación, es un asunto fácil?. Quien puede concebir que la revolución bolivariana, al desafiar a todos las clases propietarias, golpear su control financiero y comercial y desalojarlas de los factores fundamentales del Poder del Estado ((Fuerza Armada, empresa petrolera, presupuesto nacional y Poderes Públicos), no iban a reaccionar con fiereza para enfrentar, una y otra vez,
todos los intentos de los revolucionarios para estabilizar el orden social y el
funcionamiento de las instituciones, con el fin de evitar la progresividad en la
solución de los problemas estructurales del Capitalismo (miseria, inseguridad,
desempleo, exclusión) y minar la incorporación conciente, organizada y militante
del pueblo a la revolución?.
Los Comandante Guerrilleros Fernando Soto Rojas, Francisco Prada, Elegido
Sibada, Carlos Betancourt y Ali Rodríguez Araque, deberían hablarle a las
revolucionarias y a los revolucionarios y a quienes se han incorporados a las
filas de la revolución venezolana, acerca de la “Cultura de la Invencibilidad”,
que asumen los revolucionarios y las revolucionarias en su desafío de “Vida o
Muerte” al imperialismo y sus burguesías subalternas, y de esa manera, pueda
comprenderse que, en la perspectiva histórica, nuestras elecciones no pueden
sino ser analizadas como importantes coyunturas dentro del proceso de la lucha
de clases entre las fuerzas del proletariado y demás capas sociales oprimidas y
el imperialismo y su burguesía subalterna y, que las victorias y las derrotas
electorales, no pueden definirse, exclusivamente, en términos de votos y curules
sino, fundamentalmente, en el avance de la conciencia organizada de los sectores
integrados en el bloque social revolucionario de nuestra revolución bolivariana
y socialista.
Ante los resultados electorales del 26S, es necesario que el pueblo bolivariano,
en general, y los revolucionarios bolivarianos y socialistas en particular, nos
apropiemos de esa “Cultura de la Invencibilidad”, que nos permita soportar todos
las adversidades circunstanciales, coyunturas y personales, enfrentar los
individuos y corrientes derrotistas, inconsecuentes y desleales en el seno de la
revolución, manteniendo, firmemente, la perspectiva estratégica de la
acumulación de fuerzas anticapitalistas y antiimperialistas, teniendo claramente
definido y a la vista, el objetivo histórico de nuestra revolución, la de los
otros pueblos de Nuestra América y de toda la Humanidad: la Sociedad de los
Justos: El Socialismo. Solo así seremos invencibles!.
yoelpmarcano@yahoo.com