En nuestro artículo anterior titulado: Una reflexión necesaria sobre el 26-S, meditábamos sobre una de las causas que más ha contribuido en la merma de la conciencia revolucionaria que experimentan muchos de nuestras bases populares. En él señalábamos la carencia de auténticos cuadros revolucionarios en los puestos claves de la dirección del Estado como el factor que ha potenciado el burocratismo, la corrupción y la ineficiencia en la mayoría de las instituciones públicas, -lo que decíamos: las fallas del Estado ha provocado la apatía y desmovilización de muchos. Sabemos, la canalla en su guerra mediática contra la revolución ha exaltado los miedos, la ineficiencia del Estado, la corrupción, la inseguridad, y con ello, el fascismo de buena parte del pueblo, pero nuestra contra-ofensiva revolucionaria ha sido deficiente.
En este nuevo artículo reiteramos: No es posible hacer la revolución y satisfacer las necesidades del pueblo sin antes demoler las viejas estructuras del Estado burgués. Los cuadros revolucionarios No deben ocupar los puestos del Estado para simplemente “hacerlo bien”, sin preocuparse por exterminar el mal del burocratismo; su ordenamiento legal y la estructura jerárquica y antidemocrática de las instituciones; esto implica procurar la verdadera participación de los trabajadores y al pueblo en las diferentes tareas que incumbe. Pero la disposición a demoler lo viejo y construir lo nuevo es sólo obra de revolucionarios y no de “dioses”.
En el Estado burgués se reproduce un virus que enferma y transforma a los incautos en dioses. Los “endiosados” son los envenenados por los privilegios y el poder del Estado burgués; los infectados por el virus de la burguesía; los envilecidos por el nuevo estatus social que les asigna la responsabilidad adquirida y las jugosas remuneraciones. Son los envenenados por el poder, las comodidades y los aduladores. Si. Funcionarios del Estado quienes han terminado aburguesados, o mejor dicho, “endiosados”. Así nacen nuestras divinidades que sólo aceptan la adoración y castigan la crítica. Al igual que la burguesía, se imaginan seres "superiores", los "elegidos" para conducir las instituciones del pueblo. Nadie escapa a la degeneración y a la corrupción del Estado burgués. Pues, la burguesía moldeó ese espacio a su imagen y semejanza. Sus ideas retrogradas se sustenten gracias al andamiaje de la estructura jerárquica y los groseros privilegios.
Los “endiosados” son el producto de la falta de consciencia y de las fallas del (PSUV). Sucede que algunos altos funcionarios del Estado se crean barreras contra las exigencias del pueblo y los trabajadores y terminan encerrados en sus impenetrables burbujas. Ellos, los Omnipotentes y Omnipresentes son quienes permiten que la Quinta Columna, los corruptos y déspotas, hagas desguases y corrompan al resto. ¿Cuantos ministros han podido romper sus burbujas y relacionarse directamente con sus trabajadores? ¿Por qué el Presidente Chávez termina resolviendo los problemas que corresponden al Estado? Es hora que el PSUV baje de la montaña y comience, como Moisés, a romper los becerros doradas construidos por los aduladores y el Estado burgués.
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