Carta a un amigo sobre candidatura de Magglio Ordoñez

Saludos, buenas tardes mi buen amigo. En verdad no me hubiera gustado opinar sobre este asunto en forma pública, ni siquiera con la discreción como me propongo hacerlo; mas, como dice una vieja y muy alegre canción venezolana, “como no encuentro manera de acercarme un poco a ti”, he optado por escribirte para saber tu opinión y al mismo tiempo intentar hacerme “oír” por los medios en los cuales habitualmente me expreso.

Quisiera saber tú siempre bien ponderada opinión sobre lo de nuestras candidaturas a las alcaldías de Barcelona y Puerto La Cruz. Pienso que ganar, en las condiciones en que participaremos en la segunda de las ciudades nombradas, podría ser más riesgoso que perder o, para decirlo más coloquialmente, más vale una derrota batiéndonos con nuestras propias reglas y propuestas que una victoria pírrica, sometida a excesivas limitaciones y sin brújula que marque nuestro norte. Creo, pensando en nuestras obligaciones estratégicas, de paso previstas en el “Plan de la Patria”, a las cuales no podemos renunciar, que es riesgoso dejar nuestro prestigio revolucionario, me refiero al chavismo, en el caso de comunidades como Puerto La Cruz, con todo lo que ella encierra, atada a circunstancias de mucha fragilidad y sabiendo que nuestro proyecto demanda de personas plenamente identificadas con el mismo, al margen de la calidad humana o el prestigio alcanzado en otros espacios de individualidades como Maglio. Debo recordar, para ser justo, como en la antepasada llamada “comercialmente serie mundial”, disputada en EEUU, el público venezolano que allí asistió le sometió a humillaciones por saber que de alguna discreta y comedida manera, aparecía en contados actos junto al presidente Chávez.

No soy de quienes suele decirlo, pero he escuchado y escucho quizás con demasiada frecuencia a gente ligada al gobierno, hasta al mismo compatriota Hugo Chávez, decir que las revoluciones se hacen con revolucionarios. Una frase de la autoría de Che Guevara, que mucho gusta y se usa para regodearse.

No estamos hablando de Chacao, Baruta, el Hatillo u otro centro de concentración de la alta clase media y de la derecha en particular, donde derrotarla es bastante y hasta reconfortante. Sin embargo allí, las candidaturas del “Potro” Álvarez, Titina Azuaje y William Vallenilla, han sido objetadas por algunos sectores. No lo hago. Porque ellos, en gran medida, expresan el sentimiento de mucha de esa gente y al mismo tiempo, han dado muestras de estar dispuestos a jugársela con el proceso. En este sentido, quiero resaltar, sobre todo a los dos primeros, de quienes el lector, partidario del chavismo bien sabe. De perder en esos espacios, no se generarían frustraciones entre los revolucionarios.

No le veo “ganancia” al proceso revolucionario con la candidatura de Maglio, aunque se alce con el triunfo, desde la perspectiva del proyecto inherente al chavismo. Además, me deja dos desagradables sensaciones; que estamos muy mal ante la opinión pública, los votantes y las masas anhelantes de cambio, después de tanto tiempo y lo hecho por Chávez; hemos fracasado en el liderazgo y sembrar el proyecto, tanto que formulamos una candidatura que lejos está de ser nuestro reflejo o imagen, anticapitalista, antiimperialista y revolucionaria. Digo lo anterior, pese a que profeso una gran admiración al atleta que fue Maglio Ordoñez y a su imagen modesta que desde lejos percibo.

En el caso de Barcelona, siempre he dicho, que en estas ciudades, si tipos como nosotros, quienes leemos dos o tres diarios locales, nacionales, obtenemos información por distintas vías y además hemos estado vinculados al mundo de la política por años, nunca hemos oído mencionar a alguien, “ese no es buen candidato”. Eso pienso de Guillermo Martínez, de quien sólo sé que es Secretario General de Gobierno, pues me enteré de su existencia cuando lo nombraron para ese cargo. No obstante, bien sé que en una buena, ágil, hábil, agresiva y profunda campaña, puede construírsele la imagen necesaria al joven a quien me describen como un consecuente revolucionario. Además, me reconforta que Aristóbulo le conoce y eso para mí es un maravilloso aval.

Lo mismo dije de Inés Sifontes cuando la escogieron en unas elecciones entubadas. Ganó de vaina; porque a última hora, quien tuvo que ver con su defenestración, el comandante Chávez, le levantó la mano. Aquella vez me dijeron una flagrante mentira para consolarme: “no la has oído nombrar tú, pero en los barrios le conocen que jode”. Si eso hubiese sido cierto, habría trascendido hasta los medios y no mantenerse en el anonimato. El inexorable tiempo se encargó de confirmar mis sospechas. Se va del cargo sin pena ni gloria, porque nadie sabe que por allí pasó

Lo primero, lo de Maglio, me alarma. Percibo como un retroceso del chavismo ante el movimiento popular portocruzano y no justamente por aquella manida frase de “dar un paso atrás para dar luego dos o más hacia adelante”, sino porque me indica que estamos mal en el electorado y por la manera de manejar la política, concebir el partido, formación de cuadros y lucha entre las masas - lo que no voy a calificar ni volver a hacer precisiones para no herir a nadie y nada- y lo que es más, como resultado de lo anterior, no tenemos liderazgo comprometido con el proceso profundo y revolucionario –nadie que nos represente -; como para que la Dirección Nacional pudiera calificar como competente o pertinente para proponerlo ahora. Tanto que opta por un personaje que luce carismático, de proverbial humildad y glorias deportivas, pero que le deja a uno una interrogante muy profunda, de portentosa y multitudinaria gritería, ¿qué relación hay entre este proceso, en una ciudad como ésta, de gran población obrera, excluida, que exige un cambio sustancial, con un hombre respetable como Maglio Ordoñez, pero con vínculos e intereses distintos a los que encarna el Psuv, el chavismo todo y esas aspiraciones de cambio?

Voy a terminar diciéndote de muy buena fe que eso no significa una posición contra Maglio como dije arriba; siendo amante del beisbol, de nuestro país y nuestra gente, tengo por él un gran aprecio, admiración y respeto.

Al final, te ratifico que con esto no quiero causar daño, malestar e incomodidad alguna a nadie, pero tenía la obligación y sentí la necesidad de decirlo.

Saludos, buen amigo.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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