¿Qué gobierno podía haberse atrevido a ignorar la declaración de pandemia, a no decretar el estado de alarma y a no adoptar medidas sanitarias, por no reconocer la autoridad de una OMS sospechosa en manos mayoritariamente de capital privado? El poder farmacéutico y médico lo hubiera derrocado y destruido al día siguiente. Son poderes indestructibles.
Digo esto porque un reportaje de Antonio Muro en la revista Discovery Salud, elaborado a partir de datos ofrecidos por el Instituto de Salud Carlos III y del Instituto Nacional de Estadística (INE), la teoría oficial, al menos en España, se viene abajo. Dicho reportaje hace una comparativa: "si lo que se compara es la mortalidad anual, entre el 1 mayo de 2017 y el 30 de abril de 2018 murieron 431.127 personas, y entre el 1 de mayo de 2019 y el 30 de abril de 2020 fallecieron 424.562". Es decir, el último año ha habido 6.565 muertes menos por todas las causas, a pesar de las noticias que aseguran que las cifras de mortalidad de este año son cercanas al Apocalipsis.
La mención de ambas fuentes por parte de la revista no es un capricho, pues el Instituto de Salud Carlos III pertenece orgánicamente al Ministerio de Sanidad. Desde luego el informe Muro, de confirmarse, haría de toda esta “movida” cosa juzgada (en Derecho, sentencia firme inapelable) para justificar el disparate o patraña que significaría la declaración de pandemia de la OMS.