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Mercantil , BFC y el Coronavirus, se burlan del Estado, ¿ Quién dice la Verdad?

El adoctrinamiento hacia las comunidades en favor del comunismo tiene su registro histórico y los intereses antillanos prevalecen mediante convenios y, detrás de esta gran maquinaria existen verdaderas Corporaciones que velan por el control sanitario hacia poblaciones de difícil acceso. En Venezuela, durante el período 1961- 70 se iniciaron reformas curriculares en el campo educativo, por lo general, los textos universitarios promocionaron la ideología izquierdista, ahora más, con la asesoría de Rusia, China y la mayor de las Antillas. La única diferencia es que los norteamericanos mediante la Alianza para el Progreso junto a los cubanos hacían trabajos en conjunto. En mi época universitaria comprendida en el lapso 1971- 78, me daban clases monitores de ambos lugares en el Polideportivo Misael Delgado, bajo la vigilancia de Acción Democrática, AD, y el Partido Comunista de Venezuela, PCV.

Ahora, tenemos una cita con la muerte, literalmente, seguiremos volando junto a ella, donde nadie desea recordar ese pasado. Cada uno de nosotros, tenemos que pagar la cuenta para salvarnos, incluye las atenciones médicas como funerarias.

¿ El gobierno o yo,, quién debe prevalecer?. Es una gran incógnita, porque, en Venezuela nadie se hace responsable de nadie y, apenas tenemos la oportunidad de caminar, porque cualquiera puede atropellar tus Derechos Humanos como ciudadano. Entonces, mejor no es pagar nada. De todas maneras, hemos perdido el conocimiento.

Ahora, cuido mi salud. El gobierno no me ayuda, ni cuando estoy sano o enfermo, porque ni siquiera un historial médico poseo en un CDI y, el Ipas- me fue destruido en tiempos de Chávez, cuando verdaderas oleadas llegaban a las consultas médicas, donde los docentes somos los últimos en ser atendidos, a pesar de nuestras cotizaciones.

Ahora, ¡Una gripe viral, viene por nosotros? Es así, desde que eliminaron Mariología y el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. (MSAS). Desde ese instante, el malestar sanitario se ha agravado y mucho, muchísimos se infectan. Le pusieron un nombre, Coronavirus. Simplemente, la suma de todas las gripes. De modo que, nuestros bronquios y pulmones son hijos de la miseria. Entiendan, cualquier aire puede matarme y a los ciudadanos.

Una gripe común se multiplicó por miles. La sociedad contemporánea esta contagiada y los inocentes hasta se enferman. Ahora, las naranjas se venden por kilos y su costo es de cien mil bolívares soberanos en un país naranjero y agrícola.

¿Quién traza la línea roja de lo que es aceptable o inaceptable? El gobierno. ¿Y qué es el gobierno, quiénes son el gobierno? Generalmente, diez o quince personas asustadas, estresadas, confundidas. ¿A qué temen? Ahora, por culpa del coronavirus, una gripe muchísimo más mortífera, podríamos morir un millón, dos millones de personas contagiadas. ¿Justifica eso que el gobierno prohíba que la gente salga a la calle, que la gente trabaje?

Esto, lo sabemos desde 2013, por lo menos lo supe en mi país Venezuela, de parte de un grupo de especialistas cubanos que se largaron, cuando supieron que Maduro es el nuevo presidente y al preguntar, solo me dijeron que le habían bajado el salario y eran especialistas, todos de Carabobo, en dos días en el hospital de Mariara para ir anden 4 y viniese una nave de Cubana de Aviación a buscarlos. Gracias a Dios, me dieron alcohol, seis blísteres de distintas pastillas contra la gripe, algodón, guantes y agua oxigenada. En ese tiempo, el zika y el kimkuya se combinaban para deteriorar nuestra salud, pero, el gobierno sabio que venia un virus fuerte, lanzado por un laboratorio y que Eduardo Samán, el farmaceuta lo denunció ante Chávez como la guerra de los laboratorios para encarecer la medicina y la muerte de ancianos por paros respiratorios, al poco tiempo, los genéricos no se distribuyeron más.

Ahora bien, la gripe común también se contagia fácilmente, también se transmite de persona a persona, también ataca a inocentes, también mata, aunque menos. Y los gobiernos, ningún gobierno, prohíbe a la gente salir a la calle, a trabajar, por temor a que alguien se contagie de la gripe común, o a que alguien que ya la tiene se la pase a otro inocente, poniendo en riesgo su salud y muy improbablemente su existencia

¿Quién cuida mejor mi salud? ¿El gobierno o yo? ¿Quién tiene más pavor de que me contagie del coronavirus? ¿El gobierno o yo? ¿Quién tiene más terror de que me muera? ¿El gobierno o yo? Claramente, no quiero contagiarme, no quiero morir. Ciertamente, haré todo lo posible para no contagiarme, no morir. No necesito que el gobierno me lo recuerde. Es el instinto humano más poderoso, el instinto de sobrevivir.

Al decretar la cuarentena, ¿los señores del gobierno quieren salvar nuestras vidas, o quieren salvar sus vidas públicas, sus carreras políticas? Pero, sobre todo, cuando el gobierno me dice dame tu libertad, entrégame tu libertad, que yo cuidaré tu salud mejor de lo que tú mismo podrías cuidarla, ¿es eso cierto?

Al defender tu libertad personal, el gobierno irrestricto de tu cuerpo, sobre el bien común, sobre el interés general, sobre la salud pública, estás siendo irresponsable y egoísta. Lo azotan una y otra vez con el mismo látigo moralista: tú tienes derecho de exponerte a los riesgos de contagiarte, tienes derecho de contagiarte, pero no tienes derecho de contagiar a otros, y si sales a la calle, si no hay cuarentena, pondrás en riesgo la salud de otros, infectarás a otros y hasta matarás a otros, es decir que otros morirán por tu culpa, por culpa de tu egoísmo y tu irresponsabilidad

Digo esto, por la burla del Banco Mercantil y Fondo Común, quienes han cerrado sus sedes al público y dejan una sola sede abierta bajo el padrinazgo del ente coordinador en cada capital. BFC en el Municipio Valencia tenia todos los Tele cajeros sin funcionar, Ha cerrado dos Agencias, la del Paseo Industrias y Ara. Y los ancianos, caminando, presidente Maduro y de Sudeban, ¿Es justicia? La burla a la sociedad venezolana es triste. Dejemos de soñar, limpiemos nuestros ojos, veamos la verdad retrospectiva y, ya sabemos la posición de los economistas, es un trompo, un diagrama de trabajo aniquilador. Necesitan eliminar a dos millones de ancianos a nivel mundial e infectarnos a todos. ¿Quién lazo el virus?

Nadie debería estar obligado a quedarse en casa, como nadie debería estar obligado a salir de casa. Si yo salgo de mi casa porque deseo trabajar, corro el riesgo de contagiarme. Pero si otra persona más prudente, o cautelosa, o temerosa, decide quedarse en casa, ¿cómo podría yo contagiarla, a no ser que invadiera su casa? Ahora bien, yo podría contagiar, sí, a otra persona que, como yo, elije libremente el riesgo de salir de casa, pero ese riesgo funciona de ida y vuelta, porque esa persona, al salir, también podría infectarme a mí, que elegí salir a trabajar. De modo que ambos corremos libremente ese riesgo: elegimos trabajar, a riesgo de contraer la gripe maléfica. ¿Debe el gobierno, en aras de cuidar nuestra salud, prohibirnos salir de casa, prohibirnos trabajar? Si lo hace para cuidarnos la salud y salvarnos la vida, ¿por cuánto tiempo debe hacerlo? Porque el virus no se irá en dos semanas, ni en cuatro, ni en seis, ni en ocho. No se irá en tres meses. No se irá en medio año. Solo se irá, si acaso, cuando encuentren la vacuna, y eso podría tardar un año. Entonces, si esta nueva gripe tanto más mortal que la común nos tendrá amenazados un año, ¿debe el gobierno prohibirnos salir a la calle, prohibirnos trabajar, durante medio año, o un año, con el argumento de que ellos, los del gobierno, cuidan nuestra salud mejor que nosotros mismos, los ciudadanos?

Es preocupante, ver a los ancianos como yo, tengo 71 años, caminar y caminar por 200 bolívares, cuando todo es dólar, en un giro auspiciado por el gobierno para derrumbar nuestra moneda, cuando un remedio que tomo me cuesta dos mil cuatrocientos bolívares y antes de Chávez, 3. 50 bolívares y cuando Chávez, días antes de morir 25 bolívares

En mi país, todo es falso y una burla.

Y todas esas semanas o meses que el gobierno nos tendrá en cautiverio, encerrados, bajo arresto domiciliario, ¿quién pagará mis cuentas? ¿El gobierno o yo? ¿Quién comprará mis comidas, mis bebidas, mis medicinas? ¿El gobierno o yo? Y si, por no ir a trabajar, la empresa en la que trabajo me despide, ¿quién me pagará mi sueldo, todos los meses que el gobierno me tendrá confinado en mi casa, prohibido de salir, de trabajar? ¿El gobierno? No, claro que no: si me despiden, si la empresa en que trabajo quiebra, el gobierno no me pagará mi sueldo, nadie me contratará en un año. Como mucho, el gobierno me dará un bono, un regalito, pero eso me alcanzará, si acaso, para solventar los gastos de una semana, no más. Entonces, ¿quién pagará los costos de prohibirme trabajar, de no cobrar mi sueldo, de quedarme desempleado durante meses? ¿El gobierno o yo? ¿Quién tendrá que usar sus ahorros de toda la vida, si acaso tiene ahorros, para subsistir? ¿El gobierno o yo? Debido a que el gobierno quiere cuidarme la salud y evitar a cualquier precio que me contagie del coronavirus, muy probablemente me quedaré sin trabajo, sin sueldo, sin ahorros, sin futuro laboral. ¿No hubiera sido menos malo, menos dañino, contraer la maldita gripe, derrotarla en dos semanas, volverme inmune, pero preservar mi trabajo, seguir cobrando mi sueldo, no vaciar mis ahorros, no quedarme en bancarrota personal y familiar? ¿Quién debe decidir si quiere trabajar a riesgo de contraer la gripe, o si prefiere no trabajar y quedarse en casa para no correr el riesgo de contraerla? ¿El gobierno o yo? Si a muchas personas pobres, paupérrimas, sin ahorros, sin casa propia, sin un empleo formal, les damos a elegir, en el uso de su propia libertad, si prefieren continuar trabajando a riesgo de enfermarse dos semanas, o si prefieren quedarse indefinidamente en casa, sin trabajar, sin ganar dinero para subsistir, para no enfermarse por el momento, ¿qué decidiría la mayoría? Probablemente, salir a trabajar, agriparse, derrotar al virus, volverse inmune, pero subsistir, no perder el empleo, no morirse de hambre.

Simplemente, tendremos que preguntarles a los chinos, porque en una de sus ciudades comenzó todo esto.

Prefiero ser un hombre libre, aunque pasajeramente enfermo, que un prisionero con estupenda salud.

Ya la campaña electoral, comenzó y la gente estará en la calle y debo felicitar al Banco de Venezuela, por lo menos ha cumplido y desenmascaró al gobierno, necesito tener acceso al agua potable, naranjas, limones, Vitamina C y jugos naturales, te. A precios módicos, sin dólares, porque soy venezolano.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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