La manera como personeros del mundo político nacional, a saber de todos esos partidos que ya incluye colores de todo tipo, vienen desempeñando el discurso en función de atraer seguidores en claros objetivos de alcanzar poder, dinero, fama, estatus, deidad y supremacía, nos ha colocado en un ángulo apreciativo en el cual distinguimos aquí en Venezuela se hace política calificada de depredadora.
Los políticos nuestros, en un gran porcentaje, son depredadores. El político venezolano se maneja con propósitos cuyos fines no es la de servir a un pueblo o una comunidad. El despreciado político actual lo que busca es acomodarse con el favor ajeno para luego desangrar al país y de este modo satisfacer sus propias ínfulas y saciar sus más oscuros instintos carnales.
Esto es tan cierto como ver estrellar una pedrada perdida a escasos centímetros del lugar que se esté de pie. Mientras se palpa a los que alcanzan el poder para brillar más, también es distinguible notar la burla de quienes se dan vida en otras ciudades fuera del país y que no podemos limitarnos a un Lepoldo López y su esposa Tintori, por citar lo más asqueroso de esa fracción opositora sin compón sino también por aquellos que andan alineados a las fuerzas de un gobierno que concentra mucho poder político en la actualidad.
O, sea, es una realidad inequívoca con la cual sorteamos esta vida quienes padecemos cada uno de los horrores que en materia económica y hasta de justicia hoy pagamos por culpa de los que conducen el destino de la nación como si se tratase de una bodega más.
Nos ha tocado un momento crucial transitar, porque no sólo nos referimos a esos actores de la esfera política nacional quienes se las arreglan por mantener fresca su imagen por los medios sino de otros tanto que ya vienen calcando esas mañas para abrirse caminos en esas mismas andanzas deleznables e infaustas.
Sólo nos queda tomar las armas de la libertad inspiradas en el verdadero amor a la patria como nos lo han enseñado Bolívar, Sucre, Miranda o maestros como Rodríguez, Prieto Figueroa, Sanjuan, entre otros y otras con la que, indudablemente, estamos obligados a hendir tal ruidosa compostura regada como hierba mala. La tarea no está sencilla pero es mi inspiración para arrancar un año 2021 que se desea podamos alcanzar nobles objetivos en conjunto.
(*) bridator2@gmail.com