Soy un convencido de que las leyes sólo sirven cuando están orientadas a garantizar la felicidad de los seres humanos. Es decir, casi todas las leyes (y, en general, ese museo del horror denominado por algunos "ordenamiento jurídico") son nocivas o inútiles por cuanto sólo tienen por objeto mutilar o regular la libertad de los ciudadanos. El semáforo es un insulto al sentido universal de conservación. Eliminen uno o fíjense donde no los hay, y verán un tránsito fluido y poca propensión al caos; instalen ese aparato, déjenlo sin funcionar un rato y empiece Cristo a padecer. Norma: desastre en puertas; anarquía: orden natural.
Un mínimo esfuerzo me pone sobre la pista de algunos ejemplos de leyes que parecieran tener buenas intenciones y sin embargo estorban, como aquella fulana Ley'>http://discursodeloeste.blogspot.com/2007/03/la-ley-respetando.html">Ley de Simplificación de Trámites Administrativos, actualmente en vigencia en Venezuela, y cuyo nombre es ya una burla coñoemadre contra el ciudadano. Recuerdo también ciertas ordenanzas expresamente conservadoras y medievales, como por ejemplo una del ex alcalde Claudio Fermín que pretendía prohibirles a las mujeres usar pantalones de licra, y una de Irene Sáez que anunciaba castigo para quienes se dieran besos profundos la sacrosanta plaza Francia de Altamira. Y así otras leyes absurdas, como por ejemplo la Ley Resorte, que prohíbe decir coño en televisión antes de las doce de la noche, mientras en la calle esa y otras hermosas palabras le dan forma y personalidad al alma ciudadana. Esa y otras Leyes avalan la impostura, porque le prohíben al pueblo expresarse como lo hace a diario, y santifica un lenguaje hipócrita y acartonado, que es lo que la televisión y la radio le ha impuesto a la gente por más de medio siglo. De más está insistir en que hay sujetos que se dicen revolucionarios pero resultan incapaces de despojarse del maldito manual de Carreño. ¿Recuerdan'>http://discursodeloeste.blogspot.com/2007/05/misin-boves-en-la-casa-amarilla.html">¿Recuerdan este episodio?
Creo que la Ley, como construcción cuya cualidad más importante es que se impone, es un atentado contra la libertad de los hombres. Pero...
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Vistos los ejemplos expuestos arriba, es preciso anotar que hay leyes bien intencionadas (aunque torpemente formuladas o de difícil aplicación) y otras francamente retrógradas. El Estado es una mierda pero es lo que hay, y tampoco es como para dejarle todo el poder y las posibilidades a los únicos entes capaces de financiarse una sociedad sin normas: las tiranías empresariales. Entre ese monstruo hecho de empresarios y pervertidos de clase alta y el Estado, me quedo con el Estado porque éste, mal que bien, admite discusiones y disidencias. La pesadilla de una humanidad corporativizada y privatizada es sólo eso: un sueño para los que tienen, un cuento de terror para sus esclavos. Caso actual: entre las leyes del poder económico y las del Gobierno me quedo con éstas, porque tengo la posibilidad de discutirlas. Remember 12 de abril de 2002, aquella escena del presidente ideal de los sifrinos y derechistas de este país. Eso es tiranía; esto es apenas un Gobierno despistado.
Dicho lo anterior, paso a decir algunas cosas muy generales sobre la propuesta de Reforma Constitucional formulada por Hugo Chávez. Es lo que hay: una Constitución llena de imperfecciones (como todas) y un sujeto, Presidente por cierto, que propone algunos cambios.
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Ya varios sujetos han expresado su inconformidad con el tema del "entubamiento": estoy de acuerdo con algunas modificaciones pero con otras no. ¿Por qué debo entonces votar en bloque a favor o en contra de todas ellas? Es prácticamente imposible rebatir el cariz profundamente lógico y políticamente maduro de esa reflexión. En lo personal, me parece digna de promoción y defensa la reducción del número de horas de trabajo, pero quisiera que me explicaran mejor eso de la potestad del Ejecutivo sobre las formas del Poder Popular. ¿Cómo es eso de que el Poder Popular se decreta? Me parece una estupidez del tamaño de aquella que pretende normar el derecho a la Rebelión (artículo 350). Las rebeliones de pueblo se dan porque se dan; basta que le des consistencia de papel legal para que surjan un Medina Gómez, un González González, un Molina Tamayo, una familia Poleo, unos periodistas lameculos y demás mercachifles declarando que ellos son el pueblo y que en concordancia con el artículo tal van a tumbar al Gobierno para entregarle el poder a un empresario.
Con todo, parece inútil apostarle a la madurez y a la lógica en un país en el cual un gentío votará automáticamente a favor o en contra de todo lo que diga Chávez. El antichavismo en pleno y el sifrinaje que degusta y acata cuanta mierda le vende Globovisión ya decidió que la propuesta de reforma es mala en su totalidad, y ya la legión de jalabolas del comandante decidió que es preciso votar por ella con los ojos cerrados.
Hermosa encrucijada para quienes queremos un país y una Revolución y no un eterno certamen de fuegos artificiales: o nos cuadramos con los pervertidos del poder económico o nos cuadramos con el funcionariato cuyo cerebro parece más un pen drive que un disco duro. ¿O será que todavía hay posibilidades de subvertir ese orden balurdo a favor de una marea de Revolución verdadera?