Palabras golpígenas

“Estoy en contra de la reforma constitucional por esto, por esto y por esto y, en consecuencia, voy a votar No”.

Si el “baduelazo” pudiese ser resumido de esa manera, otro gallo cantaría.

Habría sido más difícil la descalificación de alguien que simplemente expresa una opinión discrepante y hace pública su voluntad de votar en contra.

Sobre todo viniendo ese alguien de formar parte del procerato esculpido y encumbrado por la propia revolución.

Pero el general Baduel no se quedó allí, sino que lanzó a la calle y a los cuarteles un mensaje que puede resumirse de esta manera: “Llamo a votar No, pero si triunfa el Sí estaremos en presencia de un golpe de Estado”.

Una postura que implica, de antemano, el desconocimiento de la voluntad popular si esta se expresa en un sentido distinto al deseado por el general en jefe.

Añádale usted el llamado explícito a los militares activos a reflexionar sobre el tema, siendo ellos un sector con un peso electoral mínimo, pero distinguidos sí por el uso exclusivo de fusiles, morteros, tanques, buques y aviones.

Si Baduel fuese bombero, y su llamado a la reflexión se hubiese dirigido al gremio de los apagafuegos, la cosa apenas hubiese salido en la prensa.

Si estamos en puertas de un golpe de Estado –peculiar golpe que daría el pueblo votando por el Sí-, ¿quiénes estarían llamados a impedirlo? ¿Los bomberos?

Quiso el azar que la mañana de ese lunes bancario escogido para el “baduelazo” quien esto escribe tuviese la oportunidad de entrevistar, en el programa En Confianza, de VTV, a los diputados Mario Isea (PSUV) y Juan José Molina (Podemos).

Las coincidencias entre los discursos de Baduel y Podemos (ambos con epicentro político en el Estado Aragua) terminaron siendo gigantes y esa mañana tuvimos un anticipo.

El diputado Molina advirtió en el programa que la Asamblea Nacional “dio un golpe a la Constitución” al sancionar la reforma, a lo que el entrevistador formuló el siguiente comentario: “Preocupa esa expresión porque cualquiera que lo escucha puede decir: ‘bueno, si la Asamblea le dio un golpe a la Constitución entonces están los militares o cualquier otro autorizados para darle un golpe al gobierno’”.

La respuesta del diputado fue larga, pero sin que se le escuchase un “no”, lo cual obligó a la repregunta: “¿El que haya ocurrido en la Asamblea eso que usted llama un golpe autoriza a los militares o a cualquiera a plantear un golpe contra el Gobierno?”. Sólo así el parlamentario dijo: “No. Yo no creo que esa sea la vía” y dejó en hombros del TSJ la responsabilidad de determinar si el procedimiento de reforma violó o no la Constitución.

Quede, pues, constancia de que la preocupación por el componente golpígeno de las palabras de Baduel la anteceden a ellas mismas: es algo de lógica en un contexto en que, desde la Avenida Victoria, como en su momento desde la Plaza Altamira, se escuchan llamados explícitos al derrocamiento del gobierno y la instalación de una junta cívico-militar.

Hay quienes piensan que el golpe está en marcha y que las palabras de Bush hacia Cuba (“nuestra premisa allí no es estabilidad, sino libertad”) estaban referidas realmente a Venezuela.

“Si Baduel tiene bayonetas detrás, no son venezolanas”, declaró Diosdado Cabello.

Lo deseable sería que todo resultaran estridencias propias de los militares cuando deciden meterse a políticos, un oficio que ejercen en forma muchas veces desconcertante. En eso le ganan a los políticos civiles, que suelen decir hoy una cosa y otra mañana. A juzgar por la experiencia reciente, nuestros hermanos de uniforme no sólo saltan del amor frenético al odio visceral con una facilidad increíble, sino que eso no les impide protagonizar después novelescas reconciliaciones.

Taquitos

LLAGUNIZADOS. Una fractura de tabique sin sangre, operada sin dejar morados en el rostro, ni reposo postoperatorio: sólo una fugaz curita que evoca a la de Enrique Mendoza cuando mandó a cerrar el canal 8. Una periodista es atacada con un niple, lo que obliga a hospitalizarla, pero de ella nada se dice, nadie la entrevista. Claro, la periodista es chavista y de un canal ídem. No conviene, pues echa la partida para atrás al plan en marcha. Unos dientes volados por una patada que nadie vio –más bien un rejazo en vivo y directo-, vueltos a implantar en tiempo récord a un paciente que sale declarando al día siguiente sin dificultades en el habla, producto del apósito que debió colocarle el odontólogo para impedir movimiento y contaminación de las cicatrices. Un confuso episodio en el Zulia deja dos muertos: una joven estudiante y un supuesto sicario que fue “abatido” por manifestantes pacíficos. ¿Abatido? ¿Pacíficos? Los hechos nada tienen que ver con la reforma constitucional, sino con la lucha por el botín de la FCU-LUZ entre partidos de oposición, pero el “detalle” se obvia o cuando más se minimiza. La “llagunización” del periodismo vuelve a presentarse a medida que se acerca el 2 de diciembre, con los mismos códigos y propósitos del 11 de abril: presentar al antichavismo como víctima de la violencia de los malucos chavistas, sin preguntar sobre lo evidente, usando las palabras para matizar lo que las imágenes muestran brutalmente o “completar” lo que ellas no evidencian. Ya en la UCV obtuvieron la foto que andaban buscando: hombres con armas en la mano, uno de ellos efectuando disparos. Bingo. La realidad resumida en un fotograma. La película completa no es conveniente. Como en el asedio a la embajada de Cuba, nadie se pregunta por las 120 personas, en su mayoría mujeres, que estaban dentro del recinto asediado. Sólo se menciona y se muestra a los motorizados que, sin esperar a que dieran resultados los esfuerzos del general Antonio Rivero, director de Protección Civil, por liberar a los secuestrados, procedieron a rescatarlos a punta de pistola, salvándole las vidas, ciertamente, pero regalando las imágenes que provocan histéricos orgasmos en Globovisión. Es la manera como se usa el periodismo para exacerbar sentimientos de rabia y odio, movilizar a los apáticos y contribuir así con la violencia que, de hecho, viene cobrando espacio en la comarca. La misma historia de Puente Llaguno, pero con un potencial todavía más devastador. Es momento de llamar a la responsabilidad de los jefes, tanto de los medios como de los grupos políticos, de uno y otro bando, para que amarren a sus respectivos locos. PROGRAMA. Días antes del pronunciamiento de Baduel, durante una entrevista al diputado Javier Arrúe en el programa “Todos en confianza”, en Jazz 95.5 FM, recibimos una llamada de un ciudadano que se identificó como el coronel Antonio Varela, quien intervino exponiendo una posición casi exacta a la que luego expresó el general Raúl Isaías Baduel en su rueda de prensa. ¿Casualidad? CITA: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Benito Juárez

contralacorriente@yahoo.es


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Ernesto Villegas Poljak

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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