Menos emotividad, más formación

He venido leyendo varias reflexiones en torno a la derrota que sufrimos el pasado 02 de diciembre, muchas de ellas con conclusiones duras, pero que debemos discutir y asimilar, otras que tienden a la excusa y a seguir ocultando errores, guiadas más por la emotividad que por el análisis descarnado.

La mayoría de las reflexiones las he leído en Aporrea, y esto me ha llevado a repetirme la pregunta que se hace uno de los camaradas que escribe en ese espacio de la red: ¿Lee el Presidente a Aporrea? Interrogante válida si tomamos en cuenta que allí se escriben muchas palabras laudatorias al Camarada Presidente (más llevadas por la emotividad que por los pies sobre la tierra), pero también certeras críticas.

He insistido en lo de la emotividad en estos pocos párrafos porque creo que uno de los errores fundamentales de la campaña por el Sí –y que viene formando parte de un modo de “dirigir”- ha sido sustentarse básicamente en la emotividad, dejando a un lado el análisis, la discusión, el debate y la formación. No pretendo, por supuesto, afirmar que los tres millones y tantos de electores chavistas que dejaron de votar por el Sí lo hicieron por la ausencia de un debate a fondo; nada de eso, pero la formación hubiese ayudado bastante a contrarrestar las mentiras que sembró la campaña mediática de la derecha en torno a la propiedad privada y otros temas álgidos.

El socialismo no se construye sobre la base de la emotividad, y esta primera derrota nos debe dejar claro esto. Pretender que la gente vote a ciegas por las propuestas del Camarada Presidente, es un error. Reconocerlo como líder máximo de este proceso es una cosa, asumirlo como Dios es otra muy distinta.

Sumemos muchos otros aspectos. Entendamos que la gente come, y si no puede comer quizás deje de ir a votar por una propuesta presentada por el líder que le ha ofrecido mejores condiciones de vida. ¿No hubo funcionario alguno que se percatara de la inflación, el desabastecimiento y la especulación durante las últimas semanas? ¿Dónde demonios estaba el señor Ruth?

¿Y qué ve el ciudadano o ciudadana que no le alcanzan los reales para llevar la comida a casa? Pues a muchos funcionarios en automóviles supercostosos, dándose la gran vida, exhibiendo la opulencia. Hay que pensar en la decepción de mucha gente ante ese espectáculo.

¿Por qué el Comando Zamora no olía a pueblo, a sudor del obrero, a piel de mujer laboriosa? Habrá que revisar el exceso de paltó, corbata y costosas colonias en esas cúpulas.

Hace varios meses escribí que el Presidente estaba alejándose del pueblo, ahora el doctor Bianco también se refiere al tema y le pide a Chávez que hable directamente, sin intermediarios, con el pueblo. Y esto de hablar con el pueblo no es que él hable y el pueblo aplauda; tampoco es que regañe al pueblo cuando alguna voz inquieta le señale errores, tampoco es que llame traidor a quien no coincida con él.

Y así podemos revisar muchas cosas, como el papel de la Asamblea Nacional que tras pasarse años sin producir leyes socialistas, en un santiamén parieron reformas para varios artículos, entre los cuales incluyeron uno que solo los beneficiaba a ellos; y lo peor es que lo hicieron diciendo que el pueblo en asambleas públicas así lo habían solicitado.

Y así son muchos los factores que incidieron en esta derrota, terrible derrota, pues la victoria del No podrá ser pírrica, pero la derrota es terrible porque como producto de un acto de magia desaparecieron alrededor de tres millones de votos.

Ah, y la respuesta no puede ser la soberbia, ni cerrarse a la posibilidad de cambiarle una coma a la reforma; como no fue justo que algunos dejaran de votar porque no se cambió esa coma que les molestaba.

salima36@cantv.net


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Pedro Salima


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