La
tenacidad no deja de ser una constante y una forma de mantener
presencia en el campo político, muy a pesar de las capacidades de
algunos e incapacidades de otros y una propuesta de cómo concebir un
mundo más humanizado y mejor distribuido en el campo material y del
espíritu.
Existe
un nivel que crea un desequilibrio muy grande producto del bajo nivel
de conciencia y compromiso, personas que hoy dicen identificarse
políticamente con un proyecto del cual no son actores ni parte en el
plano formador. Viven mutados en una esencia de principios que dejaron
en el olvido y hoy, sumergidos en el egoísmo de vivencias y
frustraciones del pasado, dejan de apoyar el sentido de permanencia y
trabajo colectivo. La lucha pierde sentido y se abren horizontes de
conflictos internos en procura de rescatar las cualidades que duermen
en el recuerdo de la inmensa mayoría que no termina de visualizar, con
amor y entrega, la construcción de una patria digna e incluyente.
La formación política de cuadros no termina de avanzar, no hay pasos ciertos y certeros en
esa dirección, el interés no es común, es arbitrario e individual, por
no decir anarquista, la organización termina en un proceso de
desorganización descomunal, cada quien por su lado, sin orientación,
desvalido en conciencia, pero rico en contradicciones.
El
PSUV, arranca con una carga desmedida de conflictos internos. ¿Quién
romperá el muro que libere el torbellino hacia la inclusión democrática
y participativa? ¿Habrá oídos que quieran escuchar, ojos que quieran
ver? Afuera, un pueblo que vive un sueño, añora y pide a gritos
participación organizada, formación, lucha por ver la luz.
Impotentes
e impávidos somos testigos del camino solitario del Líder, el cerco no
permite el cruce de puentes formados al calor de la maldad individual
de aquellos que perdieron el rumbo de valores y principios
éticos-morales, secuestrando la esperanza y la razón del proyecto
político de las mayorías. Las aduanas cobran fuerza.
El
silencio toma vida y el conformismo asoma carácter transigente,
desmontando un periplo de 9 años de intensas luchas, hoy casi
desvanecidas por la impunidad, corrupción, ineficiencia e incapacidad
de quienes actúan con el trabajo sistemático del traidor. Se exige
conciencia sin principios formadores. ¿Qué es la conciencia? ¿Es
compromiso, entrega? Las calles vacías son sólo recuerdos de lealtad
con una idea de patria nueva, grande y bonita. Los esfuerzos del Líder
son inmensos.
Las
discusiones son frecuentes en el seno de los hogares, en la calle, en
el metro y todo espacio abierto y cerrado que reuna, como mínimo, dos
personas. Las ideas fluyen igual que las preguntas, las respuestas
emergen en clara señal de voluntad política, de revisión y de
reconstrucción de la propuesta que se acerque, medianamente, a la
original en principios y motivación. ¿Cómo implementarlas? ¿Qué
receptores hay para escucharlas, para desarrollarlas? ¿Dónde buscar
ayuda? Cada quien demarca un rumbo, en especial aquellos que se sienten
“líderes” para mantener una parcela de estupidez que les permita
seguir, o les de la posibilidad cierta de acceder al DONDE HAY. Una
jauría de depredadores, de insanos “revolucionarios”, monopoliza la
individualidad, se adueñan del egoísmo y, bajo el clamor mediático, nos
exigen conciencia, la corresponsabilidad es sólo un juego de
hipocresías. El leitmotiv de principios pareciera completamente
desarticulado.
La
correlación de fuerzas comienza un equilibrio interesante, así como se
intensifica la campaña imperial por desmontar sueños de equidad, de
bienestar social que alcance la mayor suma de felicidad para todos, coyuntura
que podría trasformarse en el elemento necesario para depurar la
Revolución de aquellos que frenan el avance político de un proyecto de
las mayorías. La batalla que se avecina es la de mayor envergadura que
podamos haber confrontado en estos 10 años de Revolución Bolivariana,
tenemos que luchar en contra de nuestros propios errores, de nuestras
debilidades, de la amarga mentira de quienes nos han engañado y
traicionado, de “líderes” que, disfrazados, se han enriquecido.
Tendremos que luchar en contra no sólo del poderío económico de la
oligarquía criolla y del imperialismo, debemos hoy enfrentar un nuevo
enemigo, el poder económico de “revolucionarios” que han saqueado
nuestras riquezas y pretenden usar ese poderío en contra de los que
seguimos siendo excluidos en un país que ha pretendido ser incluyente.
NO HAY NADA MÁS EXCLUYENTE QUE SER POBRE.
Patria, Socialismo o Muerte
Venceremos