El TSJ, repleto o lleno de gente de la derecha y de maniatados por Luis Miquilena, lo que es lo mismo, sentenció que en abril del 2002 no hubo un golpe de estado contra el presidente Chàvez y la institucionalidad toda, sino que se produjo un “vacío de poder”.
Si nos ponemos a buscarle explicación al asunto, encontraremos una serie de manifestaciones que parecen confirmar aquella tesis.
Lo primero que es necesario destacar, lo que todo el mundo ha sido renuente a que se aclare; ¿por qué Lucas Rincón Romero, a quien todos teníamos como de confianza del gobierno, demostró una vaciedad absoluta, cuando declaró que el presidente había aceptado presentar la renuncia? Con aquel gesto, puso en peligro la estabilidad constitucional y dio aliento a quienes interesados estaban en salir de Chàvez como fuese. Y uno, el observador, quien mira los toros desde las barreras, si no vacío, quedó en blanco, cuando vuelto todo a la normalidad, el trisoleado se mantuvo como si no hubiese roto un plato. ¡Vaya tipo con suerte! Sólo eso le queda a uno por decir, viendo como esa página en blanco se quedó. Y tal blancura, es al fin de cuentas, significación de vacía. Un espelongòn, como dicen en mi pueblo, o caìda menos abrupta, le ha costado a muchos más que serias magulladuras.
Y que vacío mayor que aquél que dejó, no solamente en la pared del salón del palacio de Miraflores, sino en millones de corazones venezolanos, el desconocido personaje que retiró el cuadro de Bolívar. Sentimos más que su ausencia, como si ademàs del presidente, nos hubiesen quitado al Libertador, cosa que ni a Gómez se le hubiese ocurrido.
Vacío, totalmente vacío, en blanco, estaba el papel que Pedro Carmona Estanga, Pipino El Breve, agitaba frente así, mientras se autoproclamaba nuevo presidente de Venezuela. Gesto, el de la auto proclamación, que hizo de por sí o por aquella informalidad, el acto totalmente vacío. Y mientras decía un discurso carente de ideas y razones, su cabeza sin cabellera, sudaba copiosamente y gotas caían al vacío.
Y su secretario, secretario de nadie porque todo estaba vacío, leyó una lista de cambios y derogaciones toda de legalidad vacía.
Vacío, al garete, quedó el alto mando militar, cuando dando por todo terminado, sus integrantes se fueron a reunirse a un salón a repartirse los cargos del gobierno y a caerse a palos. Y por esta y otras razones, muchos generales quedaron tan solos o vacíos, que en el momento cumbre no contaron con tropas. Cuando los leales a Chàvez, empezando por aquella enorme masa popular, reaccionaron y se dispusieron a poner las cosas en sitio los Velasco, González González, Rosendo y otros tantos, solos quedaron, como quedan los muertos. ¡Qué vacío tan grande!
Y para no decir más, porque estas páginas deberían estar vacías, solo agregaremos que las celdas donde los golpistas debieron ir a parar se quedaron vacías, por lo menos, mientras por ellos esperaban. El TSJ aquel, el maniatado por Miquilena, los absolvió porque golpe no hubo, sólo vacío de poder. Algo así como que Chàvez renunció y dejó todo a la deriva o él mismo se tumbó.
Pepino El Breve, no el rey de los francos, sino uno de los amanuenses de quienes disponen todo en lo que concierne a nuestros pueblos, no usurpó el poder, sino que intentó hacer un acto de caridad y llenar de legalidad al Estado venezolano. El vacío que encontró era tal que constitución no había; por lo que se llevò por delante al poder constituido y al constituyente. ¡Dios que soledad tan palpable¡ Ese hombre, que en Bogotá o en algún sitio vive por allí sin mucha compañía, debemos llenarlo de algo. Aunque sea de grillos.
Finalmente, el nuevo TSJ, el nacido al sacar de allí a quienes crearon la tesis del vacío de poder, derogó la sentencia anterior y hablaron de reponer el juicio. Pero nada ha cambiado. Las celdas que a los golpistas corresponden todavía continúan vacías. Y lo que es peor, el discurso que al asunto deba referirse no le han escrito ni una palabra. Todo es vacío.
Entonces, ¿por qué dudar que en abril del 2002 hubo un vacío?
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