Contradicciones

Ciertamente cuesta pensar cómo es posible que algunos sujetos, cuya salud mental sin duda debe estar sumamente trastocada, pueden darse el tupé, cual perros hidrofóbicos, denigrar y "morder la mano" de un gobierno que más por su extraviada buena fé que por su exacerbado "comunismo, le ha permitido "alegremente" que le defalcaran nada menos que, la gran bicoca, de 60.000 millones de dólares.

Mientras la mayoría de sus adeptos, sensiblemente viendo decaer el nivel de prosperidad y justicia social que había sido la gran realidad heredada por Chávez, pasando las inimaginables penitencias, por el contrario, más se encuentran en disposición de ofrendar su vidas, si fuera necesario, por defender a este Gobierno que desde un buen tiempo para acá, para colmo, ni siquiera le ha podido garantizar una bolsa de comida a precio justo, ni mucho menos regulado.

A los cuatro vientos, hace más de dos años, solía vociferar en contra del País y el Gobierno quien decía ser un empresario próspero del "duro frío", que luego de cansarse haciendo una fortuna sin hacer ni siquiera uno de estos sabrosos heladillos, partía, tiempo después, con los "bolsillos repletos" rumbo a Panamá. El que rabiosamente de día exigía dólares y de noche, con algunos tragos de más y enarbolando su condición Opositora, sin escrúpulo reconocía y daba los "secretos" del verdadero negocio de su empresa.

Como este petulante calvo han sido incontables aquellos que "raspando cupos" y de paso haciendo turismo en el extranjero, por medio del bachaqueo (revendiendo en sumas fabulosas lo que de manera conspirativa habían logrado acaparar los grandes, medianos, y pequeños dueños de las empresas distribuidoras de alimentos), aquellos extranjeros (más que todo colombianos) que mediante las llamadas "carpetas" hicieron un tremendo negación con las remesas, y que hoy, aprovechando haber sido naturalizados, con la antigua cédula de extranjeros y la actual (de venezolano) se encuentran bachaqueando, los que aún trafican con gasolina y alimentos para Colombia (claramente apoyados por sectores del Gobierno y algunos uniformados); son los que conforman la larga lista del gran ejército de quienes están encantados de ayudar a la Oposición a tumbar este Gobierno que los ha tratado tan "mal". Y cómo es que logran hacer lo que desvergonzadamente hacen estos "vivo tontos". Con los no menos de 4.000 funcionarios de confianza que dentro de puestos claves del Gobierno firmaron contra Maduro.

En la toda la "bolita" del mundo no ha habido Gobierno ni País que haya sido tan "democrático" ni permisivo en eso de dejarle "meter mano" a la renta petrolera. Entre unos más y otros menos todos se hayan igualmente condenando a todos los que viven en este país a una suerte del "sálvese quien pueda". Como aquella despeinada y sudorosa mujer que luego de hacer una cola de más de 4 horas perdía poco a poco la alegría de haber podido sacar dos litros de aceite por un valor 692 Bs c/u (y que pretendía vender en 1800 Bs c/u) cuando le dijeron que el arroz para su almuerzo le costaría los mismos 1800 Bolos y que el pollo lo podía conseguir, si se apuraba, en 2000 Bs el kilo en el abasto de la esquina. En esta dialéctica perversa donde los "vivo-tontos" desangran y se desangran, ha venido cayendo y perdiéndose lo que una vez Chávez, con mucha paciencia y esfuerzo, logró.

Una maquiavélica mentalidad supuso, haciendo los respectivos cálculos, que el secreto estaba en combatir lo que Chávez había logrado cuando ese ejército de centenares de miles o millones de venezolanos chavistas, que sin ni siquiera preocuparse por el desayuno ni su  almuerzo respectivo, y mucho menos si un "gracias" lograrían de por medio, diariamente iban de Institución en Institución a solicitar una silla de ruedas, una beca, los servicios para la Comunidad, la pensión para la abuela tal, la operación, jornadas de... Toda una cruzada en contra la desdicha ajena y la exclusión, y que desde ese momento se había convertido en un objetivo de guerra para todo un pueblo convertido en gobierno, de muchos que antes eran considerados unos "nadie" y que de ese preciso momento llegaban a ser los que patrióticamente solucionaban los problemas de su comunidad, y que Chávez, desde su Aló Presidente, de manera estratégica convocaba y alentaba todos los domingo. A pesar de no contar aún con los recursos de una PDVSA (todavía en manos de la casta Meritocrática) el huracán de los sentimientos hacia estragos en el pretendido egoísmo y mentalidad de la Cuarta República. Chávez comenzaba hacerse Pueblo y el Pueblo comenzaba hacerse Chávez,  y ya no se sabía con seguridad dónde empezaba uno y dónde terminaba el otro. La solidaridad, la comprensión y la lealtad era prácticamente una unidad de intercambio monetario que comenzaba a rendir fabulosos dividendos, negocio que sólo comenzaba con invertir un poco de: Amor con Amor se Paga. Los grandes clásicos de la literatura se leían y se comentaban tanto como el Chávez Nuestro. Recobraba sentido Bolívar, se veía a Fidel como el mejor amigo de Chávez. La utopía parecía estarse haciendo una realidad que se podía saborear, junto a un agradable café, en cada calle de Venezuela, y que el Capitalismo comenzaba a transformarse en un viejo y olvidado fantasma, una manera juguetona de meterle miedo a los niños que no quisieran portarse bien o bien no quisieran compartir su merienda con los que no la habían podido traer. No era un país ideal, era un país con muchos problemas, pues un país sin problemas no necesita un Gobierno Revolucionario y un Pueblo organizado y comprometido. Y que ahora, lamentablemente, cuánto añoramos esos mismos problemas que nos hacían grandes e importantes. Buena parte de los venezolanos se sentía socialista y ganaba, sin mucho esfuerzo, todas las elecciones.

Gran parte del estar como estamos fue el creer que esta Guerra Económica era contra nuestra Economía. Que el acaparamiento se combatiría otorgando mayores divisas a los acaparadores. Pensar que la "salud mental y moral" de nuestro pueblo era un problema económico y que los economistas era una suerte de alquimistas que con fórmulas complejas y demasiadas incomprensibles, podían hacer comprender, mediante el álgebra de la razón y algunos pelos de gato prieto, a los desadaptados bachaqueros sobre su grave error y comportamiento. Creer que todo lo que nos acontecía (muchas veces hasta jugando "a la gallinita ciega") resultaba ser un acertijo académico, originó que se les subestimara (tanto al bachaquero de saco y corbata, al bachaquero del Gobierno, al bachaquero Opositor como al bachaquero común), y que la natural aversión y repudio que de manera generalizada se le propinaba a estos detestables sectores pronto se trasladara al propio Gobierno, por incapaz.

No se hizo ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Poco a poco se le fue dando "cancha" al juego siniestro del egoísmo, al "quítate tu pa'ponerme yo". Los que al principio era solo un grupo "tímidamente" oportunista, fue convirtiéndose en bandas organizadas que, amparadas por el apoyo y convenio con ciertos comerciantes, unos medios de comunicación que insistían en no reconocerlos como tal (sino como Pueblo Hambriento), un Gobierno que de manera obtusa insistía en verlos como rebaño descarriado, y de verdaderas bandas de criminales que descubrieron un negocio tan rentable como menos riesgoso, adquirieron la fortaleza y peligrosidad que con desafiante arrogancia demuestran hoy. En cosa de poco tiempo se hizo un oficio de esta actividad, y ahora amenaza con convertirse en una verdadera cultura (por eso del poder de lo consuetudinario).



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Waldo Munizaga


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