Con el perdón de los animales, seres vivientes hermosos a los que amo y respeto por todo lo que aportan a nuestro planeta y vida, al tiempo que destruimos sus hábitats y los exterminamos físicamente mientras ellos nos rodean con su belleza, ejemplo de naturaleza y amor, aunque respecto a ellos, expertos hablen de instintos o sobrevivencia doméstica. En mi caso, soy un apasionado de los animales, me gusta observarlos en libertad y en sus hábitats, pero, lamentablemente como citadino, me toca tristemente mirarlos en un zoológico donde son expuestos cual piezas o trofeos, y peor aún, en condiciones físicas deterioradas y sin posibilidades de ser readaptados a su medio natural.
A propósito de los queridos animales, con los cuales siempre hacemos comparaciones despectivas con el hombre e incluso, algunos le dan rangos ofensivos de acuerdo al género, por ejemplo; con el respeto que me merecen las mujeres, indigna escuchar que se le ofenda por su condición a veces hasta de sobrevivencia de vida y se les tilde de perra, zorra o rata, mientras que a los hombres para exaltarlos por ser vivaces o astutos se les dice zorro viejo, por machista, perro o ratón y, por pupilo para un acto competitivo ¡mi gallo! También se pueden conseguir infinidades de ejemplos escatológicos de significación; la paloma la conocemos por su simbología de paz pero otros le dan significación soez con el miembro masculino, a los pichirres les llaman gallina vieja porque no aportan, cuando la gente acude a un sitio de ofertas o hay algo regalado les dicen; ¡cayeron como moscas a la mierda! y en esto nace hasta una nueva profesión comparada al bachaco extractor, ¡el bachaquero!
En esta era de la "Misión Nevado" en homenaje al perro mascota del Libertador, para nadie es un secreto la grave crisis que vive Venezuela en la actualidad y que toca hasta los animales domesticados que han quedado muchos a su suerte en las calles, en algunos casos, he visto testimonios cercanos de gente que ha comido gatos, perros y palomas. El pueblo trabaja como burro para sobrevivir el momento y tiene que moverse a lo escualo (pez), sino los vampiros llamados "bachaqueros" se lo comen y desangran hasta verlo escuálidos (esquelético) en una guerra que el tiburón hambriento ronda nadando fuera y dentro del país.
Hemos involucionado en una crisis tan desmedida que los juegos de azar se apoderan de la población y corren cuales caballos de 5 y 6 para jugar "a los animalitos" de lotería, en largas colas tipo bancos, telecajeros o mercados de comidas. No hay colores, edades ni profesiones de gente apostando su dinero en este juego nacido hace varios años en el oriente de Venezuela, es así como la fauna pasa a ser querida en su azar. Es penoso decirlo, pero es una forma ilusa de muchos para buscar efectivo o rebusque ante las probabilidades de ganancia en un chance que se hace hábito de juego que atrapa hasta infantes.
Hay quienes afirman que en un pasado muchos pobres comían "perrarina" pero hoy día, es difícil hasta para los perros ricos. Son tiempos de un extraño socialismo capitalista donde salta la liebre a cualquier parte y la leche de vaca se aleja de los niños, se pone lejos el queso para rallar y del pollo solo queda el pío, pío en una nostálgica publicidad de: ¡coman huevos!, ¡coman sardinas!. Vivimos tiempos difíciles y comenzamos a acostumbrarnos a una calidad de vida animal, a ser camellos en sequías permanentes rodeados de zamuros y carroñeros, a convivir con el loro del chisme, el oso espumoso o por el perico de la droga que pulula las calles. Lo sanitario es un zoológico de plagas que nos hace cotidianas las moscas, zancudos, chiripas, cucarachas o roedores en el entorno y mientras se acaba la madera de la leña que las termitas exterminan y se extingue aquella forma de pueblo disciplinado como hormigas , el país se convierte en una especie de selva de cemento anarquizada a lo "animal planet" criollo.