Verdaderamente aterrador resulta el hallazgo que el pasado diciembre, grupos de sindicalistas y parlamentarios británicos, realizaron en el pequeño pueblo de La Macarena, Departamento del Meta, a 200 kilómetros al sur de Bogotá.
Se trata de la fosa común más grande del continente, o al menos de la que se sepa en los últimos tiempos, en ella se calcula se encuentren los restos de aproximadamente 2.000 cadáveres, que fueron secuestrados y ajusticiados desde el 2005, así lo declararon los voceros de la comisión británica, entre el asombro y la consternación.
Los miembros de la organización Justicia por Colombia, de Londres y el Comité Permanente por la defensa de los Derechos Humanos, fueron conducidos al lugar por campesinos y familiares de las victimas enterradas en el cementerio común, que recuerda las tenebrosas escenas registradas durante la segunda guerra mundial y el holocausto nazi.
Las fosas comunes clandestinas se encuentran ubicadas detrás del cementerio de La Macarena, y por mas de cinco años, ninguna autoridad gubernamental departamental, municipal ni nacional de Colombia, se dio por enterada, haciendo oídos sordos a los reclamos que durante ese tiempo, realizaron familiares de los desaparecidos.
Según diversas fuentes, desde el 2005 el Ejército colombiano ha estado depositando detrás del cementerio local cientos de cadáveres con la orden de que fueran inhumados sin nombre, por lo que los propios residentes de la localidad de La Macarena y gente de la región afirman que se trata de multitud de líderes sociales, campesinos y defensores comunitarios que desaparecieron sin dejar rastro.
Estos horrendos crímenes de lesa humanidad, confirman una vez más, la sistemática violación de los derechos humanos perpetrada por los organismos represivos, policía, ejército y los sanguinarios paramilitares a la orden del criminal gobierno de Uribe.
Sobre este holocausto colombiano, ya se han pronunciado diversas ONG, sin embargo, a lo interno del país neogranadino, como ya es costumbre ante tan graves hechos, la oligarquía mediática se ha encargado de disminuir el asunto, haciéndole el juego al gobierno, quien de manera desafiante, descalifica el informe elaborado por la delegación británica.
Igual tratamiento ha recibido el macabro hallazgo en los medios de comunicación cipayos de nuestro país, quienes recientemente han salido en defensa del gobierno mafioso del Dr Varito, en lo que ha sido el último intento de parte de este oscuro personaje, por desestabilizar la revolución bolivariana, pretendiendo arrastrarnos a un conflicto bélico.
Ni hablar de la actitud asumida, ante tales ataques, por los gobernadores de nuestros estados fronterizos de Táchira y Zulia, verdaderos traidores de la patria, quienes sólo velan por intereses trasnacionales, como verdaderos lacayos de su política imperial.