A Rotondaro Ascanio

A Rotondaro Ascanio

Padre Numa Molina

numamolinasj@gmail.com

Hablar de rectificación en este momento, es hablar de despidos sin tregua, es pedir a los burócratas que abandonen cargos o se conviertan a la disponibilidad como virtud fundamental, sin la cual no es posible hablar de revolución. Ser burócrata es hacerse inalcanzable para el común de los mortales, es instalar puntos de control en antesalas infinitas el día que te elige el pueblo o cuando te destinan para un cargo de representación.

Lo anterior lo percibí en el presidente del IVSS Rotondaro Ascanio. Hace algún tiempo, un año mas o menos, mediante los buenos oficios de la ministra María León solicité una audiencia con el entonces Ministro de Salud y presidente al mismo tiempo del IVSS (tanto poder es tentador burocráticamente), pero cual sería mi sorpresa que cuando por fin llegó el día de la esperada audiencia con el ministro Rotondaro, su recepcionista me hizo saber que él no me podía atender porque estaba saliendo para una reunión. Hasta hoy, después de un año, aun no he recibido explicación como ciudadano venezolano, del por qué nunca me atendió.

Por otra parte me convencí aquel día que este parece ser un modo común de actuar de muchos otros y otras. Y hasta lo entiendo mas no lo puedo tolerar, es una herencia casi genética y espontánea que llevamos de hacer burocracia. En aquellos días anteriores me obstiné de llamar a otra funcionaria de nombre Jovita, también de la misma institución, quien estaba encargada de dar respuesta sobre la solicitud de pensión para doscientos ancianos campesinos de los Pueblos del Sur de Mérida. A la mencionada Jovita tampoco la pude encontrar ni por teléfono ni acudiendo a su oficina.

La verdad Señor Rotondaro Ascanio es que el Presidente Chávez decretó las pensiones para campesinos agricultores y los doscientos pobres del Sur de Mérida fueron excluidos en su totalidad del mencionado decreto. De eso quería yo hablar con usted aquel día que me negó la audiencia.

Hoy, después de un proceso eleccionario, me duele profundamente ver que los sueños de los pobres han sido heridos por muchos funcionarios como usted. Porque un chavista que votó en contra de aquello que había creído, o se abstuvo, es un venezolano decepcionado que dejó de creer en el proceso sólo por la incoherencia de quienes fungen como imagen de un proyecto. Con los sueños del pueblo no se juega, se trabaja y se responde, se lucha, se alimentan con pasión, con servicio y se es coherente. Pero para ello es necesario bajar y bajar, ¡si señor!, hay que bajar hasta los pantanales de la historia. Abandonar oficinas, irse a caminar por donde caminan los pobres, con ellos y desde ellos. Solo eso hará creíble y genuina una revolución. Y en un comportamiento así no caben las posturas grises de los burócratas encumbrados.

Presidente Rotondaro Ascanio, mientras escribo estas líneas sigo esperando en la esquina de San Francisco tu audiencia y tus razones de, porqué a la zona más rural y abandonada del estado Mérida, que son los Pueblos del Sur, le dejaron sus ancianos campesinos y campesinas sin pensión, mientras que en la capital del estado se las repartieron sin control y sin escrúpulo entre quienes nunca reúnen la condición de campesinos.


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