En relación con el “proyecto urbanístico” en el Paseo José María Vargas de la Av. Bolívar (Caracas)

A propósito de la entrevista del Ministro Farruco Sesto a la Revista ENcontrARTE

“…todo ejercicio del poder de toda institución o de toda función política (…) tiene como referencia primera y última al poder de la comunidad política (o del pueblo, en sentido estricto). El no referir, el aislar, el cortar la relación del ejercicio delegado del poder determinado de cada institución política (…) con el poder político de la comunidad (o pueblo) absolutiza, fetichiza, corrompe el ejercicio del poder del representante de cualquier función.”

Enrique Dussel (2010:14)

20 tesis de Política. Caracas: Fundación El Perro y la Rana

Observando el lento avance, pero sostenido, del ecocidio en el otrora Paseo José María Vargas, ya resignado por la determinación de la maquinaria allí instalada que logra, por ahora, silenciar a la gente, a la comunidad, con alharacas y propaganda, me motivo a escribir unas líneas luego de leer la entrevista (Aporrea.org/ENcontrARTE, 30/05/2011) que la prestigiosa revista cultural ENcontrARTE realizara al Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, director de la Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales, Francisco Sesto (Farruco), quien a parte de abundar en detalles de la loable Gran Misión Vivienda Venezuela, responde a las críticas que hice en su momento a través de una serie de opiniones publicadas en el portal revolucionario aporrea.org (A ladrillazo limpio, 19/04/11; A propósito de la depredación del Parque José María Vargas en la avenida Bolívar de Caracas ¿Qué es eso de la ciudad socialista?, 21/04/11; Metáforas y paradojas, 24/04/11; El ecocidio que viene, 26/04/11; Crónicas de un ecocidio, política y demagogia, 14/05/11; Hábitat, urbanismo y buen vivir, 16/05/11).

En ellos, sin pretender ser vocero de nadie, expuse mi opinión en la que argumentaba mi oposición, en tono de denuncia, sobre el mencionado desaguisado urbanístico, que propios y extraños (es decir, vecinos de la zona y de otros sectores de la ciudad y del país) acogieron como propias, a la luz de la Caracas que conocemos y en la cual vivimos, que deseamos sea mejor: habitable, vivible y sostenible, aunque reconozco que ahora, con los proyectos esgrimidos por la oficina que dirige el ministro Farruco, se pierde definitivamente esa oportunidad para lograrlo.

Aunque la reacción del ministro Farruco se centró en el artículo “El ecocidio que viene” (publicado por aporrea.org el 26/04/11), en cada uno de ellos expuse con suficiente nitidez el rechazo a un proyecto que parece más producto de la improvisación que a una visión planificada de lo que se quiere y se pretende hacer con la ciudad. También, a las formas cómo se impone e implanta una idea sin atender (y mucho menos escuchar) adecuadamente lo que piensa las mayorías que allí residen.

Comienzo por el final, que es en definitiva, en donde se hace alusión a mis opiniones. Ante la pregunta de ENcontrARTE: “en el artículo “El ecocidio que viene”, Samuel H. Carvajal Ruiz dice que “aplican a rajatabla la lógica del cemento y el ladrillo que identifica al capitalismo urbanístico más salvaje”. ¿Qué opinión le merece?” El ministro Farruco afirma que: “¿opinión? Negativa sin duda. No es un artículo serio. Está lleno de falsedades, exageraciones y descalificaciones, hasta personales. Pero si además me lo preguntas en términos políticos, te diría que es un artículo reaccionario...”

Por supuesto que es una opinión negativa, muchos de los argumentos que la fundamentan fueron expuestos en el escrito citado y en otros, todos ellos publicados en aporrea.org, en los que no solo denuncio el ecocidio (hasta que los hechos digan lo contrario, ya hemos visto la lamentable situación de las palmeras que ornamentaban el corredor peatonal que une a la av. Bolívar con la Estación del Metro de Bellas Artes).

En definitiva, el asunto central no es la seriedad o no del artículo, en fin reconozco que es un argumento retórico utilizado por el ministro para rebajar la contundencia de una crítica sobre una acción pésimamente concebida y peor ejecutada; que desdice en la práctica de los valores que decimos defender. Lo verdaderamente serio, y es lo que nos motiva, serán las repercusiones que para la ciudad, en general y para éste sector en concreto, tendrá el “proyecto urbanístico”, promovido por la oficina del ministro.

Sin pretender convertirme en un pájaro de mal agüero, me ciño a lo que veo y palpo a diario a mí alrededor como vecino de la zona. Aquí va una muestra: deficientes servicios públicos (Luz, telefonía, agua), congestionamiento vehicular permanente, pésimo servicio de transporte público superficial, polución y contaminación sónica. Nos proyectamos en el tiempo y pensamos: “776 ó 1.500 apartamentos nuevos, en ese espacio, como afirmaba el funcionario de la oficina que explicaba el proyecto, ¿Cómo será la vida, ya complicada en el presente, de aquí en unos años cuando todo el “proyecto” esté culminado? ¿Se han realizado los estudios de impacto en los servicios, por ejemplo? ¿Y el hacinamiento, la sobre población?”. Y ahora nos preguntamos: ¿Conocerá a profundidad este proyecto el presidente Chávez, sus detalles e impactos?

Insisto, no se trata de una actitud majadera. La experiencia de vivir en Parque Central nos coloca ante un ejemplo inevitable y triste: una mole de hormigón y cemento, abandonada, inhóspita, con muchas deficiencias, en el que se ha instalado la convivencia de la sospecha, de la desconfianza vecinal, precisamente, por el abandono y las dificultades para gestionar adecuadamente semejante exabrupto urbanístico.

Las falsedades y exageraciones que según el ministro Farruco detecta en la denuncia, tiene precisamente su origen en la falta de transparencia de las instituciones públicas, incluyendo la que dirige, al momento de presentar el mencionado “proyecto” a la comunidad, con la gente que vive allí, de discutir abiertamente las ideas y pensar la viabilidad real de lo que se pretenden ejecutar. Una de las herramientas fundamentales del socialismo es la planificación y justo allí es, donde creo, está una de las fallas de éste “proyecto urbanístico”. Que el mismo es producto de la improvisación presionado por las urgencias y no de una decisión suficientemente estudiada, racionalmente asumida. Lo anterior manifiesta carencias en la comprensión real de los problemas de una ciudad como Caracas, que siendo una urbe intermedia, desde hace décadas vive sumida en el caos.

De allí que para desmotar las supuestas falsedades y exageraciones nos remitimos a los hechos. Y tozudos ellos, los hechos están allí: 1) todos los espacios otrora públicos están ahora cercados con piezas de hormigón; los que utilizábamos esos espacios del paseo para caminar, compartir en las tardes con vecinos, los chicos que jugaban al fútbol, nadie puede ahora acceder a ellos; 2) Como indicaba arriba, observamos el progresivo deterioro de las especies vegetales que allí existen, los camiones iniciaron sus movimientos, de momento solo se percibe el interés de avanzar a como de lugar con las “obras”; 3) ¿Acaso exageré cuando narré cómo hizo un grupo de compatriotas para que el presidente adjudicara ese espacio público para la construcción de 776 viviendas? O ¿Cuándo establezco el paralelismo entre el proceder de nuestras instituciones en atención a la lógica de “En el Paseo Vargas tenemos la nada. La ciudad está como retirada de allí”, como argumento útil para cualquier otra tropelía contra el ambiente y el entorno urbano? Las palabras están allí.

Ahora, este asunto sí es un tema personal. Pero no en contra de Francisco Sesto, a la sazón hoy ministro o cualquier otro funcionario, mañana en otros asuntos públicos o privados. La política es una construcción esencialmente humana. Todos somos miembros de la polis, por tanto, todo lo que tenga que ver con la conducción de la polis tiene que ver con todos. En ese sentido, mi postura es estrictamente personal, como vecino y militante de esta revolución; revolución que entre sus méritos tiene, precisamente, recuperar la política como actividad cercana y propia de los sin voz, de la gente común y corriente, al punto que hoy, yo, uno de la tropa, esté polemizando con un alto funcionario de nuestro gobierno. Por tanto, se descalifica un proyecto (político, urbanístico, alimentario, educativo, etc.) cuando éste, asumiendo atajos, propone en la práctica un desmentido de los valores esenciales que le dan vida, legitimidad y contundencia ante la propuesta de la hegemonía burguesa imperante, y que más bien le hace guiños a las formas y al fondo de lo existente, de lo que se quiere culturalmente superar.

Ahora, lo verdaderamente reaccionario es intentar imponer, haciendo uso del poder constituido y de sus instituciones, blandiendo como argumento clave la demagogia, proyectos “urbanísticos” como el denunciado. Lo reaccionario es reeditar el modelo de ciudad que nos impuso la lógica del capitalismo basada en la destrucción de la convivencia, de los vínculos entre humanos, cercenando las posibilidades de encuentro e incentivando el individualismo y el egoísmo. Y reaccionario es, que para imponer un proyecto inviable, se cometa un ecocidio en contra de esa masa de árboles que todavía ornamentan el Paseo José María Vargas, afectando aun más la ya depauperada zona de Caracas.

Más adelante, en respuesta a la misma pregunta, agrega el ministro Farruco: “Pero le digo a Carvajal que lo que identifica al capitalismo no es la lógica del cemento y el ladrillo, sino el profundo egoísmo (ese si, salvaje) de ciertos sectores que creen que ellos son los dueños de la ciudad. Yo diría que ahí se reproduce la lógica de los antiguos Amos del Valle. Ahora son ciertos sectores medios que lograron acomodarse mal que bien en el espacio del valle y que nos vienen a decir ahora, entre líneas, subliminalmente, disfrazándose de ecologistas, que los pobres no caben, que están de más o, en todo caso, que se queden donde están encaramados en los cerros, que no nos fastidien.

Pero, ¿qué vamos a hacer? ¿Los vamos a desalojar de Caracas? Ah, no, esa es la lógica del “que se vayan”.

Yo le digo a Carvajal: ¿Por qué no te vas tú?”

Pues sí, también el ladrillo y el cemento revelan una concepción del capitalismo en el sector de la construcción y el urbanismo, asociada con los urbanismos estrambóticos y a la especulación inmobiliaria, así como a todos los ingredientes no revelados que se producen en movimientos masivos de terrenos, recursos y materiales como los que tenemos ante nosotros. Además, el ladrillo y el cemento ponen de manifiesto una idea del “desarrollo” ya superada en buena parte del planeta, según la cual son esos megaproyectos urbanos los que definen una suerte de avance “civilizatorio” ante el “atraso” que representa la tierra y lo verde, es decir, la combinación y presencia de amplios espacios verdes en los conglomerados urbanos. El capitalismo en el ámbito de la construcción, concibe a los espacios verdes como terrenos “sub aprovechados”, de esto hemos escuchado por allí. Pero además, el ladrillo y el cemento como factores para “reactivar” el aparato productivo no es otra cosa que un “electroshock” de corte neokeynesiano para reactivar la actividad económica del país. Esas medidas coyunturales solo reproducen el egoísmo que el ministro Farruco denuncia como esencia del sistema capitalista. Capitalismo puro y duro.

Aquí no somos dueños de nada, al menos yo y los que conviven conmigo. Tampoco me anima la avidez por amasar propiedad alguna, aquí cada quien vive con lo justo y hasta con menos, como la mayoría de los venezolanos. Los descendientes de los “Amos del Valle” están en el Country Club, incluso tienen vínculos amistosos con algunos funcionarios de nuestro gobierno. Sin embargo, allí mismo, casi al lado de PDVSA se encuentra una de las extensiones de terreno más grande e indiscutiblemente propicia para la construcción de viviendas dignas para muchos caraqueños. Allí está, vivita, una expresión verdadera del egoísmo, en el que un grupito de personas usufructúa un espacio suficiente para albergar a cientos de familias; además, revela la complacencia de nuestras instituciones con esos estilos y manifestaciones. Más aún. En medio de una emergencia de la magnitud conocida, en ningún momento los planificadores responsables de la transformación de la ciudad apuntaron hacia los terrenos controlados por la burguesía, léase, entre otros: al menos tres inmensos terrenos, excelentemente situados, hoy subutilizados como campos de golf. Ciertamente esos Amos del Valle están allí, fortalecidos más que nunca, pero en connivencia con los poderes constituidos.

El viejo ardid de confrontar a los sectores sociales más golpeados y desprotegidos ha sido una herramienta manida utilizada hasta el cansancio por la burguesía. Asociar el rechazo a un proyecto como éste, que es desde todo punto de vista cuestionable y criticable, con un supuesto desprecio a los compatriotas que están en situación de pobreza, no es más que un recurso despreciable y que retrata con exactitud las carencias éticas de esos funcionarios que esgrimen tales argumentos. Tampoco, el rechazo a un “proyecto urbanístico” como el mencionado debe colocarse en la diatriba escuálidos – chavistas, porque igualmente se estaría escurriendo el bulto a un asunto que quedará sembrado allí como un culto a la improvisación y a la incompetencia, y que padecerá la ciudad y los que aquí vivimos, así como los futuros residentes.

Por último, dos acotaciones. Los únicos que se disfrazan aquí son los que ventean a viva voz un determinado credo político e ideológico, que parecen pancartas ambulantes, y luego sus actuaciones son puro pragmatismo político, vulgar cálculo electorero muchas veces. Que le temen al pueblo que dicen representar; que han convertido en idea hueca aquello del poder obediencial y se reducen al ejercicio de poder fetichizado, corrompido, como argumenta Dussel.

Para cerrar, eso de “¿Por qué no te vas tú”? que espeta en su respuesta el ministro Farruco, me suena al grotesco “Por qué no te callas” del Borbón aquél. No creo en casualidades. Allí están las historias, los orígenes y las arrogancias. La construcción revolucionaria de la sociedad es dialéctica, por tanto compleja, y ésta no se logra echando a la gente que debate, disiente y argumenta sus disensiones, tampoco callándolas, menos execrando o mandándolas al paredón, sobre todo cuando los argumentos y las razones que expone una de esas partes merecen considerarse racional y objetivamente. Y sobre todo, cuando ha sido el propio comandante Chávez el que ha convocado al pueblo a ejercer la crítica, y también la construcción de la patria nueva con la que estamos comprometidos.

shcarvajal@gmail.com

Sintoniza "Planeta Cangrejo" de lunes a viernes a las 15 hrs., por la 91.1 FM, Canal Clásico de Radio Nacional de Venezuela
www.rnv.gob.ve


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