Si hay algo que ha caracterizado a la oposición desde que el Comandante Hugo Chávez asumió la presidencia de la República es el uso de la violencia.
La oposición ha recurrido a la violencia física y simbólica, tanto para combatir a su adversario -a quien asume como enemigo- como para aterrorizar a sus propios seguidores (emboscaron y asesinaron a sus seguidores el 11 de abril de 2002 para justificar un golpe de Estado).
La oligarquía parasitaria, los medios, los partidos opositores y fascistas instalaron desde el primer día de Gobierno de Chávez, un clima de zozobra, violencia, muerte, un estado permanente de emergencia; en otras palabras, un clima de barbarie.
Los laboratorios de la CIA apoyados con los medios nacionales e internacionales (CNN como punta le lanza), en una operación de neuro-marketing han manejado la emoción, atención y memoria de un sector de la población para sembrar el miedo, el temor: estado de inseguridad.
Envenenan a una oposición que por su ignorancia, egoísmo e individualismo vive colectivamente en miedo, esa mezcla de miedo, temor, que crea sin duda un estado de inseguridad, alimenta y los conlleva sin duda a la violencia.
Por eso la violencia física: asesinatos como el de Eliécer Otaiza no tiene otro nombre sino barbarie, es un claro mensaje al Gobierno y a los revolucionarios.
Quieren instalar en Venezuela un clima de barbarie e ingobernabilidad: acaparamiento y usura con los productos de salud, higiene, alimentación, etc. que conjugan con violencia y guarimbas.
Es una lucha compleja la del Gobierno en el terreno de lo concreto y la percepción.