Una aberración del Derecho de Autor

“¡A Por Ellos, I-U!”

La Izquierda Unida de España deberá pagar 15.000 euros por utilizar una frase de las que se usan en los estadios: “"A por ellos, IU" que ya había sido registrado por un tal Alfonso Aguado -socio de la SGAE- quien escuchó la cuña y vio la oportunidad de ponerse en una plata sin trabajar. Es el resultado de una legislación de propiedad intelectual mundial injusta que está concebida para las empresas. El clamor de los autores que no se sienten remunerados con justicia es el otro lado de esta triste moneda que también circula aquí y debemos sacar de circulación.

Cuando se trata de una frase que se grita en la calle, que se canta en los estadios, la autoría es colectiva, pero en el sistema neoliberal de Derechos de Autor, cualquier bandido puede adueñarse de éstas y restringir el uso al resto de la comunidad.

Esa es una de las razones por las cuales en Venezuela, donde el principio de la justicia social cada día cobra mayor fuerza en las relaciones políticas y económicas, no podemos continuar suscritos a semejantes leyes y convenios internacionales. Aquí no podemos hacer nada por los españoles, ellos y sólo ellos deberán calarse sus monstruos o construir un nuevo sistema que sea justo en su país. Pero sí debemos poner la barba en remojo porque lo que ocurre allá no es muy distinto de lo que pudiera estar ocurriendo aquí, si tomamos en cuenta las quejas de muchos autores acerca de que no les pagan sus regalías, así como no les toca nada del dinero que entra por convenios que se hacen a su nombre, de los cuales muchas veces ni siquiera conocen la existencia.

Insistimos en que lo primero que debe ser tomado en cuenta en la legislación bolivariana son los derechos de cada persona, de los usuarios, los oyentes, los lectores, la gente que debe disfrutar de la cultura, entre la que nos contamos, por supuesto, los autores y las autoras, puesto que nadie es un Robinsón Crusoe que viva en una isla desierta y que de su exclusiva cabeza saque todas las ideas. Toda obra es derivada y no existe nadie que tenga la varita mágica que produzca la creación exclusiva, si acaso, cada artista da su versión única de un mundo en el que no vive solo, y de ese mismo mundo hay tantas versiones como personas y seguramente muchas se parecerán entre sí, porque al fin y al cabo se trata del mismo mundo.

Lo que hay que asegurar es la remuneración de la gente que produce, sea obra de arte o literatura. El derecho a remuneración, como el derecho moral a ser reconocido y respetado, son universalmente aceptados ya, son irrenunciables y deberán estar bien garantizados en una nueva ley de derechos de autor en la Venezuela bolivariana. Los derechos de los productores, de los editores, de las disqueras, como industriales y comerciantes, deben respetarse también, pero corresponden a otra ley. El Derecho de Autor y Autora es un derecho humano y las empresas, no siendo personas naturales, no pueden tener derechos humanos aunque crean tener el dinero para comprarlos.

andrea.coa@gmail.com


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Andrea Coa


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