“Somos los indígenas, los jóvenes, las mujeres, los niños, los ancianos, los homosexuales, las lesbianas, los migrantes, los diferentes. Es decir, la inmensa mayoría de la humanidad”.
Por Mujer Quilombo
Esta nota empezó a ser redactada mientras un grupo de hermanos indígenas yukpa, barí , wayuu, y organizaciones ecologistas se encontraban en las puertas del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, en pleno centro de Caracas para intentar un dialogo con la Ministra de Ambiente y sus asesores en materia de demarcación para solicitar una vez mas se incuya el pago de las bienhechurías de las haciendas y la anulación definitiva de toda concesiones carboníferas así como el cese de alianzas con empresas trasnacionales mineras.
Manifestamos nuestra indignación profunda por el genocidio ocurrido en la ciudad de Baguas. La rebelión de Manco Inca vive en cada mujer, hombre, indígena del mundo, y la fuerza telúrica de la tierra ejercerá su justicia y arrastrará con la rabia de los pobres de siempre, los indios, a los conquistadores de hoy: gobiernos lacayos, empresas multinacionales, tratados de libre comercio, presidentes vendidos, políticas de gobierno liberales que buscan convertir a nuestraAmerica en patio de corral dándole entrada al Imperio para saquear la tierra a cambio de billetes verdes, manchados de sangre.
La resistencia indígena Peruana en defensa de la soberanía nacional y en rechazo a la venta de los recursos naturales que por medio del tratado del libre comercio hace el gobierno asesino de Alan García con los Estados Unidos, cuenta hoy a sus muertos que según fuentes no oficiales (el gobierno y la policía nacional ocultan los hechos) supera los treinta, cifra que seguro irá en aumento pues ya se ha denunciado los cadáveres que fueron arrojados al mar en un intento de ocultar la masacre.El pasado mes de mayo, durante un desalojo de la policía del puente Corral Quemado al norte de la ciudad selvática de Bagua, ya la intención del Estado Gobierno se manifestó tras asesinar al compañero Denktai y de paso, negándolo el cuerpo a sus compañeros.
Desde el pasado mes de abril, los indígenas se han convertido en el
objetivo militar por parte del estado Gobierno Peruano el cual ha
decretado en nueve municipios amazónicos el estado de emergencia
(excusa que permite actuar con impunidad a los cuerpos de seguridad). La represión ha venido acrecentándose. La muerte
selectiva de varios dirigentes cuyos cuerpos desaparecen como tragados
por la selva, los desalojos violentos, allanamientos en los hogares más humildes, han sido parte de las acciones violentas del Gobierno para intimidar la lucha indígena.
La
resistencia indígena peruana se han centrado en los últimos meses a rechazar por medio de acciones de resistencia, la ley de recursos hídricos inconsulta por Alan García y su gabinete de lacayos vende patria, la cual según este “traerá modernidad
al uso del agua en nuestra patria, modernidad en el uso minero,
modernidad en el uso agrícola, modernidad en el uso cotidiano”.
Igualmente el rechazo a nueve decretos gubernamentales que privatizan a la Selva
Amazónica, y le abre las puertas a empresas trasnacionales.
Indígenas de los departamentos de Cusco, Ucayali, Loreto, San Martín y Amazonas han tomado desde el mes de abril vías de acceso para bloquear transporte hacia la costa del petróleo que se encuentra en estas tierras. Son más de 25 millones de hectáreas que forman parte de los territorios ancestrales que están siendo promovidas por el gobierno de Alan García para la explotación minera y maderera.
La resistencia indígena junta con la resistencia campesina, ambas ligadas a la tierra, es la más criminalizada, perseguida, y reprimida. En Venezuela nos mantenemos en pie de lucha, en el marco de este proceso revolucionario, seguiremos apoyando las acciones que busquen saldar la deuda histórica y denunciar aquellas que atentan contra la dignidad de los pueblos indígenas.
Al pueblo indígena del Perú, con ustedes es espíritu, este llanto y duelo que nos ahoga el alma, lo convertiremos junto a ustedes en la rabia necesaria para seguir. Solo estas palabras de consuelo y la sangre que hierve en nuestros corazones ante este nuevo genocidio.
Nosotros tenemos la vida, ellos la muerte.
Nosotros luchamos por la humanidad, ellos por el neoliberalismo.
Nosotros queremos la libertad, ellos quieren hacernos esclavos.
No es la primera vez, ni será la última, que quienes se piensan dueños del planeta tienen que esconderse detrás de sus altos muros y de sus patéticas fuerzas de seguridad, para hacer sus planes.
Como en una guerra, el alto mando de ese Ejército Transnacional que se propone conquistar el mundo de la única forma que es posible conquistarlo, es decir, destruyéndolo, se reúne bajo un sistema de seguridad tan grande como su miedo.
Porque de eso se trata todo esto.
De una guerra.
De una guerra contra la humanidad.
La globalización de quienes son arriba no es más que una máquina mundial que se alimenta con sangre y defeca dólares.
Y en la complicada balanza que traduce muertes en dinero, hay un grupo de seres humanos que se cotiza a muy bajo precio en la carnicería global.
Somos los indígenas, los jóvenes, las mujeres, los niños, los ancianos, los homosexuales, las lesbianas, los migrantes, los diferentes.
Es decir, la inmensa mayoría de la humanidad.
La Guerra Mundial del poderoso quiere convertir al planeta Tierra en un club exclusivo donde él se reserva el derecho de admisión.
La zona lujosa y exclusiva en la que se reúnen ahora representa su proyecto de globo terráqueo: un complejo de hoteles, restaurantes y zonas recreativas de lujo, resguardado por ejércitos y policías.
Para el poderoso todos nosotros tenemos la opción de estar dentro de esa zona exclusiva pero sólo como sirvientes, o quedar fuera del mundo, es decir, de la vida.
Pero no tenemos por qué obedecer y elegir entre vivir como sirvientes o morir.
Sub comandante Marcos. 2003