Debo intentar que me oigas pese a las desventajas existentes entre mi breve monólogo escrito y tu extenso soliloquio hertziano. Me urge compartir contigo una preocupación puntual: la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy.
La UNEY es revolucionaria porque nació cuando moría La IV, y es hermana gemela de la Constitución, además es hija legítima de los cambios del cambio de Era que advierte Rafael Correa. La UNEY es humanista y el socialismo cristiano que tú predicas también; no importa que la rúbrica de Rafael Caldera haya parido a la UNEY, esa misma rúbrica te sobreseyó y te parió para la contienda electoral que te elevó al Empíreo del poder popular continental.
La Universidad Nacional Experimental del Yaracuy es radical porque la raíz de su propuesta académica es cultural; Ciencia y Cultura del Deporte, Ciencia y Cultura de la Alimentación, son dos de sus Espacios Académicos, el tercero, Diseño Integral, implica al arte como hechura, como gesto, como teoría y como acción, entonces La Universidad Nacional Experimental del Yaracuy incluye también las Artes en su revolucionaria propuesta cultural. La ética UNEY se materializa en la práctica cabal de la integralidad, la flexibilidad y la pertinencia, concebidas a partir de la dialéctica cotidiana del hacer y el saber de las gentes. Sólo la dialéctica cotidiana de los saberes y haceres creadores del pueblo, dinamiza y transforma sociedades, sólo la gesta creadora del poder cultural emancipa a las revoluciones en curso de la pragmática sectaria, inflexible, autoritaria e incongruente.
Resulta, Presidente, que tu Ministra cercenó de golpe y porrazo, en plenas vacaciones, el mandato legítimo del Rector fundador, Freddy Castillo Castellano, y lo sustituyó por una funcionaria del gobierno local según afirma con beneplácito el Gobernador, de ello se infiere que la decisión no responde a necesidades académicas sino a chanchullos electoreros típicos del modus operandi puntofijista. Eso decepciona, Presidente, porque el gobernante de Yaracuy por mucha cachucha roja que se ponga, no le aporta más a la Revolución Bolivariana que el actual Rector de la UNEY, al contrario, su grisura política borra del mapa todos los municipios que integran su gobierno. Menos mal que a la magia telúrica de Sorte y su perpetuo reverdecer no le hacen falta los majunches habidos y los por haber.
No intento, Presidente, defender a Freddy, él tiene suficientes recursos para hacerlo por sí mismo, pretendo sí, defender la UNEY, porque la canalla está en todas partes y cuanto más cerca, menos perceptible, los sentidos como que se dejan endulzar por lo fácil cuando el enemigo camaleonea el discurso y usa el “lenguaje chavista”, rojo rojito, de la Ley aquella del intelecto y la propiedad y Samán y todo eso. Pero resulta que así como tú le eres indispensable al mandato constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Freddy le es indispensable al mandato legal UNEY; y no existe razón alguna -y si existe, la Ministra no la manifestó-, para coartar la continuidad de un proyecto de alcance nacional, tan revolucionario como el que más porque es cultural, más cultural aún porque tiene su asiento vital en un pequeño y hermoso pueblo llamado Guama, un proyecto pueblerino sin complejos. Porque sólo el pueblo salva al pueblo, en la UNEY crecen juntos el monte y la poesía, y culebrean tangos, béisbol, Gallegos, aguinaldos, caratos, ajedrez, pescado de mar y pescado de río, Borges, polos margariteños, Whitman, quirpas y sangueos, Cavafis, acemas y buñuelos; y si en algún lugar se hace congruente el lenguaje universal, es en la UNEY, porque para su cátedra nada humano le es ajeno.
La forma atiende al contenido y viceversa; aleve y premeditada, la resolución ministerial confirma la intención revanchista de la noética burócrata, proclama el quítate tú, consagra el ventajismo, constituye poderes de la nada. Respecto a esto quiero llamar tu atención, Presidente, el verbo encrespado carece de significancia transformadora cuando el gesto es esencialmente contrarrevolucionario, y obstaculizar caprichosa y arbitrariamente una gestión sin tacha probada, apuesta a favor de la contrarrevolución.
La
única excusa posible, viable, aceptable, decente, que pudiera tener
la Ministra para su inexplicable descortesía hacia lo universitario,
lo cultural, lo humanístico, sería la decisión impostergable
de declinar su Ministerio a favor de Freddy Castillo Castellano, y para
ello requerir con urgencia de éste, que entregue la UNEY a unas autoridades
consensuadas con la comunidad obrera, administrativa, estudiantil, y
docente, que activa la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy
desde el seno de la colectividad local, hasta cualquier distancia nacional
e internacional, porque no tiene fronteras la Cultura, y la UNEY es,
su Universidad.