La primera división en la Batalla de Carabobo

La Primera División comandada por el General José Antonio Páez estuvo integrada mayormente por combatientes de los llanos de Apure , Barinas y Nueva Granada; formados por el Batallón de Infantería "Bravos de Apure, los Regimientos de Honor, "Húsares de Páez", "La Muerte" "Lanceros de Honor", "Cazadores Valientes", "La Venganza" además de británicos, escoceses e irlandeses que conformaban el Batallón de Infantería "Cazadores Británicos".

Los bravos guerreros de las pampas venezolanas contaban con características que los hacían unos soldados aguerridos por sus condiciones físicas que obtenía en su trajinar diario, combatiendo contra los elementos en donde muchas veces le tocaba atravesar ríos crecidos, enfrentarse a los peligros naturales, desde muy niños aprendían a jinetear caballos y mulas cerreras, preparados desde la infancia en el manejo de la lanza, del cuchillo y del machete

Esas grandes llanuras de Venezuela y Nueva Granada fueron el refugio de negros e indios que huían de la ley del propietario dominante y de las autoridades españoles.

Hombres bravos que logró el centauro Páez dominar y que después de haber estado en las huestes de Boves y Morales se plegaron a las banderas republicanas.

En la campaña de Apure estos bravos peleadores no contaban con mucho armamento ni uniformes, muchos de ellos vestían solamente el pantalón a media pierna, e iban descalzos. Su armamento era muy escaso y variado

Su actuación en el combate era sujetando la riendas del caballo con una mano y con la otra una larga lanza, muy afilada en la punta y en los bordes, aunque muchas veces cuando no conseguían metal, afilaban la punta, sometiéndola al fuego para endurecerla, para poder penetrar el cuerpo del enemigo, de aproximadamente de cuatro o cinco metros de largo.

Desde muy corta edad el llanero se iba adiestrando en el manejo de la lanza y sus caballos hacían una perfecta unión de centauros, que necesitaba muy poca indicación para saber que maniobra iban a realizar.

Fijaban las riendas encima de las rodillas, otras veces; con estas dirigían a la montura y con las manos libres manejaban la lanza y como sus caballos eran muy rápidos sorpresivamente atacan el campo español durante la noche, cuando se les cree a leguas de distancia.

Páez en su autobiografía describía las tácticas militares de sus aguerridas tropas, "que consistía en dar repetidas cargas con la mayor furia a lo más denso de las filas enemigas hasta que logren poner en desorden la formación y entonces destrozan cuanto ven en torno suyo."

El propio Morillo escribiría al Rey para justificar su derrota en Mucuritas diciendo: "Catorce cargas consecutivas sobre mis cansados batallones me hicieron ver que aquellos hombres no eran una gavilla de cobardes poco numerosa, como me habían informado, sino tropas organizadas que podían competir con las mejores de S.M el Rey."

Estas cargas destruían a la infantería española con su rápido desplazamiento que impedía que la infantería pudiese volver a cargar sus fusiles, tiempo que era aprovechado por estos centauros para irrumpir y destruir la formación defensiva enemiga con su largas lanzas.

Atacaban al enemigo que venía en sentido contrario y con el impulso del ataque que llevaba la montura atravesaba el cuerpo del enemigo que se levantaba centímetros del suelo por lo feroz de la acometida, provocando una herida terrible tanto de entrada como de salida, produciéndose la muerte con gran sufrimiento. Era difícil que se sobreviviese a tales heridas.

Eran muy veloces en sus movimientos y siempre perseguían al enemigo cuando estos se retiraban, convirtiéndolos en el terror de los cuerpos españoles.

Los jinetes llaneros estaban organizados en escuadrones de cien hombres y tres escuadrones formaban un regimiento, entre ellos se encontraban los destacados guerreros como Cornelio Muñoz, Juan José Conde, Farfan, Irribaren , Gomez, Escalona, Camejo, Arraíz, entre los muchos valientes que conformaban este grupo.

Los británicos eran alrededor de 400 hombres la crema de los venidos del Viejo Mundo que no quedaron tendidos en los campos de batallas, como John Ferriar, Miller, James Scott, Brand, Michin, Hand, para mencionar algunos de estos combatientes que murieron 17 oficiales y la mitad de la tropa en la batalla de Carabobo.

Desde el 10 de mayo habían salido de Achaguas, eran 1.000 infantes y 1.500 jinetes, que conducían 4000 novillos y 2000 caballos de reserva.

El camino había sido muy difícil, a pesar de que los ejércitos enemigos no los molestaron la travesía contó con muchos inconvenientes. El conducir un número tan grande de animales traía muchas dificultades, con todo y que los llaneros eran excelentes vaqueros.

El ganado todas las noches escapaba en estampida, lo describe Páez, siendo un trabajo bastante arduo volverlos a reunir. El jefe llanero aceleraba la marcha para alcanzar cuanto antes a Simón Bolívar con quien se encuentra el 7 de junio en el Cuartel General, pasaron 4 días para que hicieran acto de presencia los cuerpos de infantería.

El ejército de Páez había realizado un recorrido de 460 kilómetros en 30 días. El centauro y sus hombres partieron el 10 de mayo. En Tucupido se enteraron que el Libertador avanzó hacía Araure ya que La Torre abandonó esa posición replegándose a San Carlos, desde donde se dirige a Carabobo.

Páez estaba claro que Bolívar tenía muy poca caballería, deja la infantería al mando del Coronel Miguel Vásquez y se dirige a San Carlos con la caballería para unirse a jefe caraqueño.

Cuando llega la infantería y están próximos a marchar se presenta un parlamentario enviado por La Torre; el Coronel Churruca; con la intensión oculta de saber si ya había llegado el llanero, el español le propone a Bolívar un nuevo armisticio.

El Libertador lo invita a almorzar y el español intrigado por la llegada del centauro con sus tropas, le pregunta por él y Simón ni corto ni perezoso llama al llanero. El parlamentario realista propone que para que se realice un armisticio que las tropas patriotas se retiren a la margen derecha del río Portuguesa, cosa que el jefe patriota no acepta y el español se retira.

Este acercamiento del parlamentario demuestra claramente el temor de los españoles de que se unieran las tropas del Libertador con Páez y sus centauros.

El enemigo ya estaba concentrado en Carabobo y el ejército patriota se dirige a la confrontación final.

Ya desde el 15 de junio en San Carlos El Libertador organiza el ejército en las tres divisiones que conocemos y que en esa jornada de honor y de gloria que nos dieron la libertad.

El General Páez a la cabeza del batallón "Bravos de Apure", seguido el Cazador Británicos y la caballería de la Primera División realiza a las once de la mañana un movimiento sobre la derecha realista entrando por el atajo de la Pica de la Mona.

El espacio fue recorrido con rapidez en una hora por lo intrincado del mencionado paso, una senda donde la Primera División pasó a la inmortalidad aquel día en donde nació nuestra Patria.



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José Rosario Araujo


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