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Estamos como en el año 1813, con los nuevos colonialistas gringos asediándonos por doquier, intentando someternos, con Quito bajo sus garras, con la Nueva Granada bajo el pendón o la pata del extranjero, Perú pidiéndole a gritos que les metan a sus mariners armados hasta los dientes. Sólo nosotros resistiendo en América del Sur. Todos los generales en jefe concentrados aquí en nuestro territorio, el Libertador Maduro, los generales en jefe Diosdado y Jorge Rodríguez. El Perú como desde que entró Pizarro en el Cusco, felizmente sometido a los traidores… como ha sido desde siempre; Chile haciéndose el pendejo, Argentina con sus eternos cobardes trabajando a la sombra del crimen para entregarse a gringos y a ingleses. Brasil con 15.000 nobles portugueses al lado de Lula, llorando su suerte. Otra vez, la misma tragedia…, y Venezuela teniendo que dar la cara por todo el continente.
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Hay muchos países que quieren hacerse los desentendidos con lo que nos están haciendo los gringos (los nuevos colonizadores) y los europeos. Lula y Petro andan pidiendo las actas del 28-J para congraciarse con los hijos de Hitler, para contribuir así con sus granitos de mierdas, aspirando siempre a que nos descalabren para entonces salir ellos a formar parte de los que aspiras a repartirse el botín. El cuadro general de nuestra región es único, en este continente, desde la Guerra de independencia. Los gobiernos de Brasil (Lula) y Colombia (Santander) están expectantes desde la otra orilla, contemplando con avidez lo que nos pueda ocurrir, exclamando a los medios: "No nos entregaron las actas como prometieron, como si lo hacen todos los gobiernos democráticos de este mundo, empezando por el de Estados Unidos, y por lo tanto, no reconoceremos a Maduro". ¿Y Trump no le piden las actas, hijos de puta?
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Nosotros tenemos que ver como decretamos una nueva Guerra a Muerte para salir de este laberinto, de este pertinaz asedio, de este pasmo, de tan miseria y cobardía. Una guerra a muerte que tiene que ir mucho más allá de los fusiles y misiles, y que tampoco tenga que ver con el asunto del intelecto ni declaratorias de derechos humanos, de la mera Corte Penal Internacional, de los sodomizadores del parlamento británico ni de los sionistas de Netanyahu. No señor, tendrá que ver con algo que se llama resolución, con el carácter, y la voluntad de guerrear hasta el último soldado, hasta el último habitante de este pueblo. No crean que no nos están matando los gringos hechos lo pendejos, con todos sus incógnitos y secretos bagajes, con sus salvajes arsenales de alta tecnología. Vaya Dios a saber que tipos de sofisticados chuzos nos tienen ahora preparados. Hay que cuidar los pozos petroleros, queridos hermanos, la cosa va a venir por ahí.
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Lo hemos probado aparentemente todo, cree uno. Existen poderosos laboratorios tramando varios zarpazos, y seguramente tratarán de probar algunos más certeros para el próximo mes de enero. Alerta pueblo, y cuidado si ya tenemos adentro esos encaletados mercenarios. ¿Seguiremos jugando el juego que ellos imponen? Ellos lo que buscan es que en cualquier momento nos fallen los nervios, que nuestro ánimo se resienta, para después proceder a darnos el tiro en la nuca. Eso es lo que buscan, lo vienen buscando desde hace 25 años.
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Aquí la oposición junto con Estados Unidos y la Unión Europea nos tuvieron durante todo el siglo XX en medio de una total guerra a muerte: la esterilidad en el terreno del pensamiento y las ideas, un apabullante bostezo y holganza, imposibilitados de cualquier emprendimiento o iniciativa para procurar ser nosotros mismos (los gringos nos lo hacían todo o todo lo importábamos). Qué guerra a muerte más agobiante y penosa, y nos la calábamos callada y gustosamente. Una guerra que no era otra que la de Boves, Morillo, Tizcar o Suazola. La veíamos imponerse tan campantemente, con apoyo de la OEA y el FMI. Una guerra que exaltaba al corrupto, al macilento burócrata de partido, el carácter turbio o abandonado de AD o COPEI, a todos los leguleyos y fariseos graduados en la UCV, ULA, UCLA, UCAB, LUZ, UDO y UC. Todos absolutamente fascistas.
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Una guerra que nos llega por las redes y cuyas plataformas nosotros no controlamos. Ellos nos bloquean y censuran y dicen por el mundo que en Venezuela no existe libertad de prensa, de pensamiento. Activan a pelotones de guarimberos y mercenarios para destruir CDI’s, escuelas y universidades, centros de acopios de alimentos, al sistema eléctrico nacional, a la industria petrolera,… y luego, cuando son capturados, los definen la CIJ, como presos políticos, como pichones de santos o seminaristas.
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Estas formas de guerras tienen que seguir creando una separación tajante entre nuestra América al sur de río Bravo y la otra tras el muro de mierda levantado por Trump,... una guerra audaz, desafiante, frontal, en el que no le demos cuartel al enemigo, encuéntrese éste en las redes, infiltrado, en el campo de las relaciones internacionales, en las cochineras de Guyana, de Brasil o Colombia. Porque OJO: la estrategia internacional de la derecha se afincará durante el 2025, otra vez en la que Venezuela volverá a ser rodeada por cien millones de hijos de San Luis. No hay por qué maravillarse de lo que inventan: a Bolívar también lo tildaron de dictador, de Longaniza, lo llamaban "El Tirano en Jefe", lo excomulgaron. Los únicos recursos de la derecha es apelar a los mercenarios para tratar de desestabilizar el país, contratar a partidas de terroristas o paramilitares para provocar la violencia y el caos. De resto, los poderosos medios junto con la palangre mundial seguirán diciendo que aquí hubo fraude, que Maduro es dictador, que aquí medio país se está muriendo de hambre, que las cárceles están llenas de presos políticos los cuales además han sido horriblemente torturados… ya qué importa lo que digan…