Bronceados, un poco hastiados por el largo receso impuesto por las ineludibles vacaciones veraniegas; con el vestuario renovado; con las alforjas abotagadas no sólo por los imperdibles “shoppings” sino de las nutridas divisas gringas que han tenido que aceptar como contribución para liberar a esta Patria que le es ajena, que como las obras de infraestructura que se han construido en el país, no ven ni sienten.
No bien descendieron de las aeronaves que los traían de regreso a Venezuela, se han reunido. Convocaron a un parlamentillo estudiantil espurio, para --después de contarse las aventuras de verano en países ultramarinos-- anunciar al país que esta vez no fallarían en su empeño de salir del “déspota” que se encuentra en Miraflores. Adornaron sus vacuos discursos con frases que revelan su indolencia ante la realidad del país, para, una vez más, amenazar con guarimbas, actos desestabilizadores, protestas inexplicables y manifestaciones sin sentido. O sea, que vienen a intentar cumplir nuevamente el fracasado guión diseñado por sus mayores y cuya elaboración corrió a cargo de la muy reputada agencia de publicidad ARS.
Pero, el largo verano no ha pasado sin consecuencias, ha hecho mella en sus ímpetus. Ya no ven un horizonte plano, llano, sin nubes en lontananza. No. Aunque posean diversos desniveles en sus talantes de mentecatos, perciben que algo extraño, raro, se asoma, que algo ha cambiado, que la pantalla por la que desfilan exhibe una cinta que antes no habían visto.
Pues tienen razón. Ya no contarán entre sus seguidores a muchos estudiantes sifrinos que inicialmente tomaron las manifestaciones estudiantiles pro-Marcel Granier como una travesura tipo “hallowen”, que se han fastidiado y no quieren más “paralizer”. Ya no más!
Sus naturales adversarios, los estudiantes bolivarianos no descansaron. Los días de vacaciones fueron invertidos en asuntos serios y trascendentales. Ahora disponen de sólidas organizaciones, aceitadas, prestas para la acción. Pero no del mismo porte de la que anuncian los efebos imperiales, sino para defender los derechos que les pretenden conculcar. Aunque jóvenes también, vienen de la experiencia del “carmonazo”, que fue impuesto en un solo bloque, sin consultar con nadie, sin discutir ni siquiera con sus propios aliados.
Los jóvenes estudiantes bolivarianos, que son la inmensa mayoría en todo el país, están preparados. Durante este tiempo estudiaron el Proyecto de Reforma Constitucional, saben en qué consiste la propuesta de los Consejos Estudiantiles, saben que ese proyecto que el pueblo venezolano aprobará en diciembre por una gran mayoría de votos, trae un paquete de disposiciones que afectarán favorablemente a la población estudiantil. Saben que algo muy bueno vendrá y por eso están dispuestos a defender el proceso revolucionario en marcha.
Los efebos imperiales sólo atinan a decir que seguirán protestando en defensa de la libertad de expresión, etc., etc., pero ahora se toparán también contra un Presidente, que no sólo está sembrado ahora más que nunca entre su pueblo, sino que cada día alcanza una dimensión política que desbordó las marcas continentales.
Mientras el país trabaja y produce, estos niños ricos se contentan anunciando el caos. Recuerden la suerte que corrieron antes de irse atropelladamente de vacaciones. Ustedes como sus mandatarios no aprenden la lección. La insensatez sólo conduce a la derrota, y lo saben, y la que viene será de pronóstico reservado. Recuerden tambien que nuestro pueblo tiene un límite en su paciencia, y si ayer fueron tratados con pétalos de consideración, la suerte les puede cambiar.
Ya no bastan las cremitas, los gimnasios y las ropitas caras, que han sido el símbolo de status de ciertos jóvenes, ahora tienen que ser ultrasensibles y cariñosos, sin abandonar el narcisismo y el consumo compulsivo de fragancias y mucho champú acondicionador. Tenemos en estos momentos en Venezuela otra categoría: los que se preocupan por la libertad de expresión, por la extinta RCTV, por las injusticias, son full señoritos metropolíticos, los que le han quitado los puestos en las Universidades Nacionales a los pobres, de las cuales han sido prácticamente expulsados.
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