Educación y Revolución Bolivariana (Otras reflexiones)

Después de ocho años en el gobierno y pocos meses de creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) seguimos sin definir políticas y prácticas educativas propias coherentes con el proceso de construcción del Socialismo Bolivariano. Hemos tenido tres ministros de educación, el mismo ministerio ha cambiado de nombre tres veces para volver a su nombre original y se creo el Ministerio de Educación Superior y el Ministerio de Ciencia y Tecnología. A una escala menor se fundó el Instituto de Investigaciones Educativas, dependiente del Ministerio del Poder Popular para la Educación, se retomó la discusión sobre el currículo, se nombró una comisión conjunta entre el Ministerio del Poder Popular para le Educación Superior y el Ministerio del Poder Popular para la Educación (¿Inferior?) para la formación de educadores, etc. Es decir, medidas burocráticas no han faltado. Hemos visto como algunos funcionarios que ocuparon cargos y posiciones importantes en educación pasaron de repente a otros ámbitos de la actividad burocrática, por ejemplo: Carlos Lanz pasó de creador del Plan Educativo Nacional y asesor del Ministro Navarro, en el entonces Ministerio de Educación, a gerente de Alcasa y Rafael Chacón pasó de un alto cargo en ese mismo Ministerio a Viceministro del Trabajo. O el que sabe de educación sabe de todo o cualquiera puede opinar de educación. Yo creo que ninguna de las dos proposiciones sea cierta. Esa movilidad de funcionarios es un síntoma de la falta de políticas claras en materia de educación.

Lo mismo sucede en casi todas las gobernaciones y alcaldías, donde los secretarios de educación tiene políticas diversas y donde éstas cambian como cambian los funcionarios. Aquí en el Estado Miranda, en especial en la zona de Guatire y Guarenas el déficit de aulas en las unidades educativas, tanto del nivel de Educación Básica (EB) como en el nivel de Educación Media Diversificada y Profesional (EMDP), es enorme. En esta zona se está violando flagrantemente el derecho a la educación, consagrado en la Constitución Bolivariana, que tienen los habitantes de estas dos ciudades mirandinas. Aprovechándose de este déficit, los mercaderes de la educación han hecho su agosto. Cualquier casa o local comercial sirve de recinto para una “escuela” con el visto bueno del MPPE. Es sorprendente como han proliferado las escuelas privadas en esta zona y la rapidez con que le otorgan los permisos de funcionamiento las autoridades educativas nacionales. Miles de familias en Guatire y Guarenas se ven obligadas a inscribir sus hijos en escuelas privadas porque el Estado (Gobierno Nacional, Estadal y Municipal) no ha cumplido su tarea en la zona.

El retardo en el diseño de una política de ingreso a la educación post-secundaria, o universitaria, se debe a la falta de claridad política. A más de dos años que el Presidente Chávez anunciara públicamente el fin de la Prueba de Aptitud Académica y de las pruebas internas de admisión, estas se siguen aplicando y no se cuenta todavía con una alternativa viable para sustituirlas. Algunos funcionarios de la OPSU y del MPPES intentaron convencer al Presidente de la inconveniencia de la medida de eliminación de las pruebas de selección (más bien de exclusión). Por ejemplo, la posición de Fuenmayor, ex-Director de la OPSU, en defensa de las pruebas y de la segregación es pública y notoria. Fuenmayor llegó a ser catalogado como el civil con mayor influencia en el Gobierno de Chávez, ¿sigue siéndolo? No se si él, pero sus ideas segregacionistas, apoyadas en la eugenesia, en materia de ingreso a las universidades tienen adeptos en las filas del Gobierno Bolivariano y fuera de él. Por otro lado, los conflictos internos en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), entre la UBV y la Misión Sucre, el retardo en la puesta en marcha de la municipalización, la indefinición en la concepción de la aldeas universitarias y el “dejar hacer” en las universidades experimentales y autónomas, se debe en buena medida al mismo problema. El pragmatismo exagerado que predomina entre muchos funcionarios del Gobierno, cuyo afán es mostrar número de edificios construido (sin importar que se hace luego dentro de ellos), cantidad de alumnos inscritos (sin reportar datos de prosecusión, permanencia y desempeño), cifras de ejemplares de libros o folletos impresos (sin evaluar su pertinencia y uso), etc. ha puesto por delante la ejecución física y financiera, lo cual no es malo per se, y ha abonado el terreno a la falta de preocupación por la definición de políticas. La comodidad y flojera de algunos funcionarios también los ha llevado a no proponer ninguna política y a jugar a la espera de que el Presidente Chávez haga anuncios. No podemos dejarle todo el trabajo al Comandante Chávez, la revolución requiere de funcionarios revolucionarios capaces de generar políticas y llevar adelante prácticas revolucionarias. No podemos pensar en un Gobierno manejado por personas que sólo están a la espera de que hable el Comandante para moverse. Si Chávez no dice nada de educación por meses y años, los funcionarios responsables no mueven ni un dedo, dejándole a la derecha el trabajo creativo y la formulación de propuestas. Chávez necesita colaboradores, no meros segundones.

La mala formación de la mayoría de los ciudadanos en campos tan importantes como las matemáticas y otras ciencias es una amenaza para la seguridad de la Nación y para los esfuerzos de construcción del Socialismo Bolivariano. La falta de una formación general científica de la mayoría de la población es caldo de cultivo para la magia, la religión, el esoterismo, etc. Una persona con una pobre formación científica creerá que la revolución saldrá adelante sólo si Saturno está retrogrado o si Marte ocupa la cuarta casa el 11 de abril, y no le dará valor a lucha revolucionaria, al compromiso personal y colectivo, no valorará su contribución porque siempre pensará que fue su virgencita, el santo tal o la brujería cual la que nos ha llevado donde estamos. Una sociedad de personas ignorantes de las ciencias es presa fácil de los charlatanes y de la superstición, en esa sociedad el avance de una revolución socialista es impensable. El Comandante Chávez ha manifestado en muchas oportunidades su preocupación por la formación científica de la población, basta como muestra la creación de la Misión Ciencia. La falta de atención al problema de la formación científica de la población en el marco de la escuela se debe al mismo problema de la falta de políticas y prácticas educativas revolucionarias claras. Por ejemplo, instituciones como el Centro Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia (CENAMEC), con una gran tradición en materia de formación científica, abandonó su principal misión y se dedicó a otras actividades, la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC) tiene muy poco impacto en la educación científica de la población, etc.

Comienza un nuevo año escolar en el calor de la discusión y votación por la reforma constitucional. Yo apoyo la reforma, pero ésta no puede ser usada como cortina de humo para evadir la discusión en torno a problemas vitales que siguen sin resolverse. No sólo que no se han resuelto, sino que no se han formulado políticas ni prácticas claras para resolverlos. No basta con declarar que todos tiene derecho a la educación, no basta con mostrar los logros de las misiones en el campo de la educación; lo primero queda en el campo de la retórica y lo segundo, muy importante, en el campo de la compensación social de la atención a aquellos que fueron sistemáticamente excluidos. El problema con la falta de políticas y prácticas revolucionarias claras en educación es que estaríamos creando una nueva generación de excluidos y dejando en manos de las empresas privadas la formación de los jóvenes que tendrán que fajarse en la construcción del Socialismo Bolivariano. Una muestra de la falta de políticas educativas claras es la redacción del Artículo 103 de la Constitución, donde se condiciona el derecho a la educación.

En el seno del PSUV, la discusión en torno a la educación que necesitamos para construir el Socialismo Bolivariano debe ocupar un lugar preponderante. Sabemos que los revolucionarios se forman en la práctica revolucionaria y no en la escuela. Pero, para que la práctica revolucionaria sea educativa se requiere de una visión clara en educación. Explotar al máximo el poder educativo de la práctica revolucionaria requiere de una pedagogía revolucionaria, ambas se nutren dialécticamente. Por último, quiero resaltar que no podemos dejarle todo el peso al Comandante Chávez en materia de definición de políticas y de prácticas, en especial en el campo de la educación. Los educadores socialistas no podemos sentarnos de brazos cruzados esperando que el Comandante hable para actuar. Un socialismo que no se construye colectivamente está condenado al fracaso.

julio_mosquera@hotmail.com


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Julio Mosquera


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