Como resultaba previsible, la derecha estudiantil, nucleada en torno a una candidatura única para la FCU, derrotó el 5 de marzo a la candidatura de la coalición encabezada por el grupo Utopía 78, y conquistó también la mayoría de los centros de estudiantes. Con una política suicida, Utopía 78, grupo que nació como brazo estudiantil de la juventud del MVR, impuso una candidatura pese a haber sido triplicado en la votación de las elecciones a cogobierno a mediados del año pasado, razón por la cual no obtuvo representación ante el Consejo Universitario. La derecha triplicó nuevamente la votación de la candidatura que representaba la gestión saliente de la FCU, caracterizada por su populismo y su falta de claridad política. Luego de tres años en los cuales la FCU fue una plataforma de apoyo a las Ferias del Sol, de patrocinio a espectáculos poco edificantes como "Barney y sus amigos", y eventuales reparticiones de becas para alimentar la clientela política, sin perspectivas de construcción revolucionaria o resistencia frente al fascismo abierto de las autoridades rectorales; luego de todo esto la izquierda fue incapaz de postular una alternativa frente al fascismo y el populismo.
Entendemos que la razón de esto está en la falta de autonomía del movimiento estudiantil de izquierda respecto del gobierno y su estructura partidista. Esto fue lo que permitió la imposición hace tres años de la candidatura de Jehyson Guzmán, y luego delimitó el rango de la acción política de la FCU que él presidió. Frente a este escenario, y ante las nuevas elecciones de gobierno estudiantil, hicimos una defensa intransigente de la independencia política y organizativa de los estudiantes de izquierda frente al gobierno nacional, regional, y local. Nuestra posición no llegó a ser mayoritaria en las discusiones con los demás grupos estudiantiles de izquierda, sin embargo en el marco del debate hubo grupos e individualidades que se sumaron a esa posición.
De manera coherente con esos principios, decidimos no apoyar la candidatura de Utopía 78 a la FCU.
Sin embargo, como colectivo participamos en la conformación de tres planchas a Centros de Estudiantes, obteniendo sendas victorias en las escuelas de Medios Audiovisuales, Música, y Artes Escénicas. Destacamos la elección de nuestra camarada Carmen Pulido en la presidencia de Medios Audiovisuales, encabezando la plancha CIMA. Como resultado de nuestra participación electoral, tendremos cinco representantes ante la Asamblea de Representación Estudiantil, la cual será conformada por primera vez desde la aprobación de los estatutos de la FCU, siendo esta una importante conquista democrática de los estudiantes, luego de que emprendiéramos en el año 2005 la lucha por la aplicación de estos estatutos. Tanto la Comisión Electoral como el Consejo Universitario, así como la propia FCU bajo la presidencia de Jehyson Guzmán, siempre se resistieron a la aplicación de los estatutos, hasta verse obligados a hacerlo por un dictamen del TSJ.
Es evidente que hay una crisis de liderazgo en el movimiento estudiantil. Prácticamente todos los voceros de la derecha son viejos mafiosos con más de quince años inscritos en la universidad, vinculados a los peores vicios de la práctica política, cómplices de las autoridades universitarias, y cabecillas de de grupos violentos. De manera significativa, un dirigente del Movimiento 13 con más de 25 años inscrito en la ULA, Alfredo Contreras, dijo en una entrevista televisada que el triunfo de la derecha en las elecciones de gobierno estudiantil no era de su grupo, sino de los medios de comunicación privados, particularmente Globovisión. Nosotros decimos que eso es cierto, que no es ningún triunfo de los estudiantes, que la derecha cocinó una plataforma electoral con dinero y apoyo mediático de los grupos de poder económicos y políticos tradicionales, y que estos ahora tendrán a falsos estudiantes en la FCU como puntas de lanza para luchar en contra de la inclusión y la democracia universitaria.
Desde cada espacio conquistado por los estudiantes honestos y comprometidos, debemos luchar por una universidad democrática, al servicio de las grandes mayorías populares. La experiencia demuestra que podemos avanzar si nos deslastramos del oportunismo y acometemos una política de principios, sin pactar o ceder ante las mafias, denunciando y enfrentando a quienes han desvirtuado la razón de ser de la universidad.
Reivindicamos en la práctica el trabajo de base cotidiano, confiamos en nuestras propias fuerzas como estudiantes organizados para enfrentar los problemas colectivos, sin patrocinios o agendas impuestas. De esta manera se construye un verdadero movimiento estudiantil autónomo, en el cual los estudiantes son los protagonistas de su propia historia, y dan forma a su compromiso con el ideal de una sociedad más justa.