¡Chávez...demasiado!

Una vez tuve ocasión de estar cerca del Comandante Eterno, Hugo Rafael Chávez Frías, ah mundo, así de pasadita. Fue en la Universidad del Zulia en un evento de estudiantes de historia y ciencias sociales y él, recién salido de la Cárcel de la Dignidad, pronunció una conferencia en la Facultad de Humanidades o Economía, en su auditorio, a propósito, como decíamos, de un Congreso de Historia por el año de 1994, más o menos.

Aquello estaba abarrotado pero no pude sino verlo en el presídium y no sé o no recuerdo qué fue lo que dijo ahí; lo cierto es que se formó un revuelo, unos comentarios exaltados entre los compañeros al concluir su intervención. O perdón, me parece que obedeció a que Chávez, en un gesto tan típico de él, se tomó la molestia de responder todas y cada una de las preguntas que le formulamos, algunas sobre la cuestión cívico-militar y su proyecto de nación en pleno fragor de denunciar las contradicciones del sistema social venezolano y un planteo electoral abstencionista. Algo así.

Sin embargo, fue en la noche, en una caminata por el Paseo del Saladillo del grupito de ñangaras y otros colegas que no lo eran tanto y en medio de una brisa fresca que lo pudimos saludar de cerquísima… Andaba con unas botas altas, por cierto, y su famoso traje de liquilique. Varios compas entre los más faramalleros ellos y algunos conocidos copeyanos de la desaparecida JRC, (Juventud Revolucionaria Copeyana, imagínense ustedes) se tomaron fotos con él. Y por ahí las deben de tener en sus álbumes familiares, tal como mi buen amigo y condiscípulo Juan Verdañez Hernández; un día de estos que lo vea le pregunto a ver.

Lo hemos vuelto a recordar estos días, que conmemoramos ya un año de su sueño vigilante, no sin tristeza, ay… porque, mejorando a la dirigente presente dirigencia nacional del PSUV y el Alto Gobierno, que afronta esta nueva arremetida del imperialismo norteamericano y sus aliados nacionales con sus irracionales guarimbas, ¡cómo nos hace falta!...

Y los videos que pasara el Capitán Diosdado Cabello, el diputado presidente de la Asamblea Nacional, en su programa Con el mazo dando en VTV este lunes, nos hizo arrancar lágrimas, o como nos decía alguien cercano a nosotros al ver eso “¡Se me revuelve todo! ¡Chávez y su pensamiento tendrán vigencia aún por los próximos 200 años”.

Tal vez nos equivoquemos pero creo que la ciencias sociales en Venezuela, desde sus grandes centros especializados, el Cendes y demás estructuras académicas de altos estudios, IESA, ULA, LUZ… no predijeron los cambios rápidos o revolucionarios que se producirían en Venezuela bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez. Sino después de que éste ganara la presidencia de la República en las elecciones de 1998, cuando esa tendencia se hizo obvia; tampoco lo hizo la gente del Centro Gumilla y su medio de difusión como es la revista Sic, con sus ensayistas de renombre que ayer como hoy toman el pulso a la dinámica del país.

No sé, en todo caso habría que investigar esa situación, ya que, por cierto, Hugo Chávez, el presidente de la descolonización del pensamiento en Venezuela y aún en América Latina y el Caribe, como lo pidiera en muchas de sus obras el historiador Dr. Federico Brito Figueroa, abrió varias líneas de investigación en el marco de la historia militante entre ciertos grupos académicos, cuyas inquietudes y reportes documentales y analíticos suministran rubros para la acción y el diseño de políticas públicas desde el Estado-Nación o las organizaciones populares con vistas a superar los desequilibrios o deudas sociales, como enseñara a decir el presidente Chávez en sus emotivas alocuciones.

En efecto, según este historiador en su obra Historia Económica y Social de Venezuela. Tomo III, edición de 1984, señala que “El proceso de neo colonización se profundiza y fortalece en la década de 1960-1970, facilitada por los cambios políticos ocurridos a partir del 23 de enero de 1958, cuando fue derrocada, violentamente, una dictadura militar-policiaca, instrumento de los monopolios internacionales, pero identificada fundamentalmente con los militares del pentágono norteamericano. En el juego de las contradicciones intermonolistas esa dictadura fue sacrificada por sus antiguos protectores, en la búsqueda de combinaciones políticas más eficaces en la tarea de transformar los nexos de dependencia económica en la colonización global de Venezuela”, (P. 719).

Ergo, lo que hizo la democracia representativa y sus líderes adeco-copeyanos, continuaron y ampliaron la dependencia neocolonial. E incluso sectores de la izquierda, a pesar de sus esfuerzos con ciertos ensayos teóricos y propuestas de acción política y social, marginalmente, por supuesto, no fueron suficientes para elaborar y desarrollar en lo práctico concreto un proyecto alternativo.

Sólo con la insurgencia militar de 1992 y posteriormente el desarrollo del proyecto de la agenda bolivariana, se ha logrado que Venezuela plante cara frente al imperio norteamericano; así, con todas sus letras y sin eufemismo, lo que explica en mucho uno de los factores desencadenantes de la crisis actual de guerra económica y golpe continuado o mecha lenta, parafraseando al comandante.

Bolívar, precursor del pensamiento antiimperialista, recordando el título de un libro del historiador cubano Francisco Pividal, encontró, ciertamente, en Chávez uno de sus aliados más eficaces. Pero uno y otro han sido bastante incomprendidos. Sus miradas tendidas al horizonte de futuro satisface a penas las expectativas y aspiraciones de la mayoría de la población, ocupado como suele estarse por los apremios inmediatistas de, como dice la oración, el pan nuestro de cada día. En un pragmatismo ramplón, en el cuánto hay pa´eso y quítame allá esas pajas, de donde se tiene que con nuestras prácticas sociales y políticas en vez de construir el país lo destruimos. Dicho así, dramáticamente.

Unos y otros, inconscientemente o no, tal parece que nos aplicamos con denuedo y arrojo asombroso a semejante tarea, como unos tarambanas. ¡Sino cómo es que entre delincuentes comunes, mafias, oposición guarimbera violenta y hasta agentes de seguridad gatillos alegre del Estado o por lo menos de impericia inaudita e ignorancia supina, actúan tan aviesamente! Se actúa sin pensar, se diría también sin moral y sin luces..

El pensamiento descolonizado, traducido en un conjunto de acciones autonomistas y en el marco de un entorno donde no hay la unanimidad en las fuerzas del cambio, las nuevas condiciones creadas generan otros problemas. Todo un espectro de desajustes. Más aún cuando los cambios señalados son graduales, con escalones y fases y no de manera rápida o hasta violenta como en las revoluciones clásicas, con imposición de nuevos mecanismos de control social, nueva institucionalidad (nueva ética normativa, leyes justas desde la perspectiva de las mayorías, limitación de los monopolios, nuevas relaciones laborales que favorezcan al obrero y al trabajador, entre otros, que es lo se desarrolla e Venezuela, además de las luchas contra el contrabando y es lo que ha generado toda esta reacción adversa de la derecha, como recordara recientemente el presidente Maduro).

Dos autores que ya nadie leen, de tan viejos que son, Willianm F. Oguburn junto a Meyer F. Nimkoff en su libro al alimón, de 1971, titulado Sociología (Edición Aguilar), señalan que la nueva institucionalización como parte de un programa de reformas no es fácil, es una tarea larga, que llevarán a cabo no un solo hombre sino varias generaciones que habrán de asumir el movimiento reformista o revolucionario mediante una serie de escalones o fases y necesitarán a esos fines fortaleza y templanza, además de la prudencia y justicia; pero es fundamental con un plan estratégico al modo de un mapa de navegación. Por ejemplo en Venezuela, podemos decir, la Constitución de 1999 y el Plan de la Patria 2013-2019, más allá de las acciones foguistas, solo así se es capaz de mantener con resultados deseables un vigoroso movimiento de reformas. Porque tampoco es que digamos que en Venezuela haya “en pleno desarrollo” una revolución que haya implantado el socialismo y la clase obrera conduzca la vaina, es una cosa muy suigéneris. Y con todo existen amplios sectores nacionales y factores extranjeros que se oponen encarecidamente; se diría que “En mi pueblo los hombre han tomado partido, unos por la patria y otros contra ellos mismos”, ¿no era que cantara Al{i Primera?

Pero no solo eso, dice esta fuente que el libraco de William y Meyer (1971). Se requiere que haya conductividad o tendencia estructural que posibilite viabilizar las quejas, pero no solo como frustración sino crear una esperanza. Una creencia de mejora, mediante la cual con un programa tome cause, con orientación normativa, ¿quién ha trabajado en esos términos en Venezuela? ¿La oposición o la revolución?

De allí que los autores señalados concluyan que la revolución antes que nada es un cambio cultural rápido y de cierta magnitud en la orientación de la sociedad, a través de la figura de un gobierno que es dable pensar que permite la construcción de nuevas subjetividades, creencias y actitudes que hacen descubrir los valores trascendentes como el amor a la vida, la paz, la solidaridad, entre otros; de allí que decíamos estos días en el face que:

“El legado del Comandante Chávez incluye, es verdad su gestión económica de gobierno, como argumenta en un libro el enconado economista neoliberal José Guerra o su liderazgo carismático de caudillo nacionalista bolivariano y zamorano, que dice el historiador Reinaldo Rojas y que es tan digno de estudio como el primer tópico; sino que también cabe pensarse que, recordando al filósofo venezolano neotomista Francisco Rivero en aquel programa de audiovisual que tenía en VTV, que otro de los legados de Chávez está en haber creado una nueva sensibilidad en Venezuela”, en lo ético, estético y político.

Su amor a los niños, a la tierra, a la música, los símbolos patrios, por la querencia en el monte y en la sabana, además de generar esperanzas, siguiendo a Mario Zambarino puede decirse que Chávez generó algo que este autor da en llamar nueva éticidad cotidiana y arduidad…

Por cierto, la segunda y última vez que yo vi al Comandante Eterno de cerca, fue apenas unos según en la Capilla Ardiente de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela;( ¡Dios santo, las cosas de la vida que como dice Savater, lleva aparejada también la muerte!), después de pasar la noche en una cola inmensa entre oraciones y canciones o participar en la media tarde, ahí entre los correligionarios bolivarianos y chavistas, de los funerales de Estado y presenciar en unas pantallas inmensas la jura del cargo del camarada Nicolás Maduro; tan abaido por el cansencio y la congoja que en realidad no supe cómo me mantuve en pié. Pero ahí juré (¡Carajo!) que desde los humildes espacios donde me desenvolviere voy a defender la revolución bolivariana, chavista y antiimperialista sin claudicar…impertérritamente y sin estridencias. Con perdón por decir estas cosas que lleva uno por dentro y que a alguna gente pudiera extrañar. Aunque recordando a don Ketepa Delgado convendría asumir su lema de “Escribe que algo queda”…


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Luís Saavedra

Docente, Trabajador popular.

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