Yo soy uno más del pequeño pero poderoso grupo social que siendo chavistas nos abstuvimos de votar el 6D. Gracias a nosotros, o por culpa de nosotros según cómo se vea, se dio el resultado que ya conocemos. Escribo de manera anónima porque estuve harto de ser perseguido por la derecha en tiempos pasados como para que ahora me venga a perseguir la "izquierda" burocrática o confundida en más de un hermano de pueblo. Pero no por ser anónimo dejo de tener una identidad, un pensamiento, y sobretodo una absoluta responsabilidad en cada palabra que digo.
Que nadie se asuste. Nosotros, los chavistas que no votamos el 6D, no somos un grupo articulado, ni nos comunicamos entre nosotros, ni decidimos qué hacer o qué rumbo tomar porque, para empezar, ni nos conocemos entre nosotros. Pero estamos allí, en la camionetica por puesto, en el metro, en la cola, pateando calle siempre, saltando rápidamente a la acera cada vez que viene a toda velocidad una camionetota blanca con sus escoltas, da igual si es del gobierno o de la oposición. Pero a pesar de la precariedad de nuestro grupo, sabemos qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo, estamos decidiendo el destino de esta revolución y el destino de este país. Y todo eso sin escribir ni un panfleto. Qué cosas ¿no?
En vista de que ahora todos están intentando especular y entender el porqué hubo un grupo de chavistas que nos abstuvimos de votar, y veo que ninguno da pie con bola, entonces me decido a revelar el porqué.
Hablo por mi, por nadie más, pero hoy más que nunca mi opinión pudiera reflejar una opinión colectiva. Es una opinión colectiva, y en defensa de lo colectivo. Aclaro más. Siempre voté por Chávez, incluyendo aquél día del 4 de febrero del ya lejano 1992, si es que decir "sí va" puede considerarse un voto, sin urna ni escrutinio. Lógicamente voté por Maduro en abril de 2013, por mandato de Chávez, por juramento, pero además con profunda esperanza en una renovación, hacia la izquierda, de la Revolución Bolivariana.
El 6D, al despertarme con el toque de diana, le escribí una carta al comandante Chávez titulada: Comandante, permiso para explicarle por qué no votaré hoy. No la voy a colocar aquí porque está plagada de sentimientos y emociones entre Chávez y yo, dondequiera que esté él, si es que está. Pero parte de esa carta contiene lo siguiente:
Yo considero que la actual dirigencia del PSUV, junto a la gran franja burocrática que va desde ministros hasta directores en ministerios e institutos y, para mi gran dolor, buena parte del pueblo chavista, estructurado en consejos comunales y otras formas de organización social, está plagada, podrida en corrupción. Con excepciones, pero la pudrición avanza de tal forma desde hace años que pronto no quedará ni uno sano. No lo digo con dedo acusador sino con profundo dolor, y más aún con mucha preocupación.
Pero mi voto abstencionista no es de abandono ni de indiferencia. Para nada. ¿Puede alguien ser indiferente en estos tiempos? Es un voto abstencionista activo, tal y como en los noventa el mismo Comandante Chávez estando preso lanzó. Recuerden quienes tenían memoria política para entonces. Aprendan, carajitos, de la historia que no vivieron. Investiguen, busquen, edúquense, en vez de tanta repetidera de consignas vacias de contenido, de tanto cortar y pegar en el discurso político. Abstención como forma política de incidencia en los resultados electorales. Y se logró.
La derecha dirá ¡ganamos! Dejémoslos. Siempre confundidos, siempre erráticos. Siempre soberbios. Más nunca volverán, más nunca. Ellos no han entendido aún lo que ha pasado en este país. No entendieron antes con la derrota, menos ahora con la "victoria". Porque tener la mayoría calificada en el parlamento no significa "gobernar" este país. Para empezar faltan muchas elecciones. Referendo de leyes, tal vez uno presidencial, gobernadores, alcaldes, presidenciales, pero además posible referendo revocatorio a los propios "ganadores" de este 6D. Entonces no canten victoria amiguitos de la derecha. Para que se vayan enterando los usamos a nuestro antojo para sanear la podredumbre instalada en las entrañas del proceso. Y llegará el momento en que saldrán del poder, juntos, esa cúpula podrida y ustedes, derecha sedienta.
Como ahora todos ponen en mi boca, en la boca del abstencionista, palabras que nunca hemos dicho, razones que nunca hemos tenido, vamos a empezar por aclarar algunos puntos.
Unos dice que yo no voté porque el imperio logró convencerme de que más vale un kilo de HarinaPan que la Patria. Carajo, que incultos nos suponen. Me impresiona eso, la verdad.
Otros dicen que al no votar he sido un traidor. Cada ladrón juzga por su condición.
Otros dicen que no voté por castigo, y quise darles una lección. Vamos a ver, los quise sacar y punto, y si de ello aprenden una lección o no la aprenden no es asunto mio. No voy "dando lecciones" por la vida.
Otros, los "autocríticos" (risas) afirman que no fue suficiente la campaña desplegada por el gobierno de que el culpable de la guerra económica es el imperio, que había que ser más contundentes en la campaña. Caramba es que si hubiesen hecho una campaña todavía más agresiva, hubiese tenido que votar ya por la derecha directamente, muy a mi pesar. No sean descarados y asuman su responsabilidad (que nadie se entusiasme, nunca lo harán).
Otros, más elaborados, dicen que estoy "descontento". Arrecho más bien, de tanta demagogia barata de "líderes políticos" que han preferido llenar sus bolsillos de billetes en vez de trabajar por el bien común, que es su función.
Otros han llegado a calificarme de irresponsable, porque he permitido que gane la derecha y que hemos puesto en peligro el futuro de Venezuela y de América Latina toda. Ajá, perfecto, lo sabía, la culpa es nuestra ahora.
Pero donde sí coinciden adecos de camisa-vieja blanca y adecos de camisa-nueva roja, y de azul, y de amarillo, y de naranja, es que no he ido a votar por el problema "de las colas".
Y sí las colas, claro que sí…, y la luz, y el agua, y la inseguridad, y la falta de sueldos dignos a los que trabajamos, y la indignación por la regaladera a los que no trabajan, a los enchufados, y la inflación que ni el BCV dice, y la arrogancia de caciquitos en los ministerios, y el abandono a la educación, a las escuelas, y la robadera de tablets, celulares, carros, cocinas, cupos cadivi, 20 mil millones de dólares, y los hospitales desabastecidos, y las farmacias también, y la persecución a gente que les advertía el desastre que se vanía, y el intercambio de sillas entre ministros, sacudones que no se dan, anuncios que no anuncian, y hasta pajaritos que revelan el misterio de cómo gobernar al jefe de turno.
La lista de agravios al pueblo es tan larga que me la ahorro. Muchos aquí en Aporrea lo han hecho de manera más clara y más sistematizada. Y total este artículo no va a despertar al que se hace el dormido. Y además "evitemos dramatismos".
¿Y qué será lo que pide este encapuchado anónimo, se preguntará más de uno? ¿Tal vez se quedó sin su tableta, o sin su taxi? Se preguntará el asesor en campañas políticas que jamás entenderá a este pueblo, pero mientras cobra el dólares.
Pido que nos dejen en paz. Que podamos construir una Venezuela BOLIVARIANA, verdaderamente justa, digna, donde quepamos todos pero diriga el sector más sano posible, sin ínfulas de pureza ni de mesianismo, pero mínimamente sano, ho-nes-to.
Pido que se premie la honestidad, el trabajo, el esfuerzo, el amor por el país y por una latinoamérica libre del imperialismos y lógicamente de capitalismos, sin dogmatismo alguno además.
Pido que cese la impunidad, la médula central de todos nuestros problemas, que quien cometa delitos vaya preso, y pido también por cárceles dignas al ser humano, que rehabiliten, que eduquen. Por fiscales honestos, policías incorruptibles, jueces justos. Sin justicia no hay régimen político que pueda prosperar, ni de derecha ni de izquierda, salvo el régimen donde los más fuertes roban y ese también se acaba (sin alusiones personales). Esto no es una utopía por favor, es perfectamente posible, pero de tan podridos que estamos que nadie lo ve posible. ¡Ni siquiera se menciona en los sectores más críticos!
Pido conciencia, conciencia y más conciencia a los ciudadanos para que dejen de creer ciegamente en cualquier oportunista de turno que a punta de discursos baratos sobre lo que se quiere oir pueda obtener el poder que de manera ignorante les damos.
Pido sobretodo que se respete al pueblo venezolano, y que se asuman las verdaderas causas del desabastecimiento, como el gran fracaso de la soberanía alimentaria, la entrega continuada de dólares a la misma burguesía roja y azul sabiendo que se los iban a robar –de nuevo-, el saqueo económico de dólares que se han entregados a las multinacionales mientras ponen al pueblo a recoger firmas contra el imperio, el robo descarado de dólares (2 mil millones tiene uno allá en la cuenta de Andorra, por hablar de uno), la ineficiencia del servicio exterior que nunca supo de la estrategia de USA de abaratar los precios del petróleo sino hasta que lo vio publicado en prensa, las enormes comisiones en la importación de alimentos, sin hablar de las empresas paralelas que crean ellos mismos para cobrar y darse el vuelto, nos dejaron sin divisas y ahora no tenemos ni qué comer. Ya antes nos habían dejado sin sembrar.
Pero lo más indignante, porque nos podemos morir de hambre pero antes nos morimos de indignación, es que estos dichosos "hijos de Chávez" han visto desde los vidrios ahumados de sus camionetas el sufrimiento a pleno sol de nuestro pueblo y no han hecho absolutamente nada, que no sea instalar –a sabiendas que no van a funcionar- comandos nacionales de precios justos, estados mayores del plan de recuperación económica, jefes económicos plenipotenciarios, estados mayores de desarrollo económico, estados mayores especiales para el abastecimiento de alimentos y órganos superiores para la defensa popular de la economía, mientras luego gritan en VTV "¡abajo el burocratismo!". Qué indolencia, qué descaro, qué traición. ¿Y todavía pensaban que yo iba a salir a votar por ellos? Coño.
Y lógico, hay una guerra económica planificada, porque la Venezuela petrolera forma parte de la disputa mundial ¿A quién puede caberle dudas sobre eso? Solo que ni Obama, ni Rajoy, ni Uribe tuvieron tiempo de ponerla en marcha. No hizo falta. La política económica del gobierno hizo la guerra económica él solito. En los laboratorios de la CIA deben estar tomando nota de la efectividad tan grande en la desestabilización de un país que creó de manera exitosa nuestro flamante gobierno "bolivariano y revolucionario".
¿Queda claro por qué siendo chavista no voté?
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