Aún está fresco el recuerdo del hombrecito aquel leyendo el decreto que derogaba la Constitución de Chávez. Todavía se oyen los aplausos y los gritos frenéticos de la jauría aprobando la canallada.... Después vinieron las carreras, un alto militar y una dama, antes iracunda, ahora huyendo despavorida con los tacones en la mano. El susto no pasó de ser un susto, los militares justos y el pueblo valiente aprobaron nuevamente en Constituyente genuina la Constitución de Chávez. Todos pensamos que se había alcanzado el triunfo definitivo.
Quién iba a decir que años después el alto militar, la mujer de los zapatos en la mano y el enano fugaz triunfarían sin disparar un tiro, sin un pequeño susto; quién diría que la Constitución de Chávez sería derrotada desde adentro.
Es que la historia es muy rara. A Cristo, al cristianismo, sus mismos partidarios lo convirtieron en el vaticano, y allá sus crucificadores hablan en su nombre mientras sepultan su esencia. A Bolívar lo ofrendan, con ironía, desde los fragmentos de su sueño, los que disolvieron la Gran Colombia aún pelean desde los añicos y se dicen bolivarianos.
Es que la historia es muy ingrata, la cuentan los triunfadores y la aceptan los humildes dominados. Los dominantes transforman a los líderes revolucionarios en instrumentos de la dominación, esa es una de sus más poderosas armas. Tienen la capacidad de convertir los ataques libertarios en fuerza para la dominación. Así ha sido durante milenios, basta ir a las plazas, a las iglesias para ver a los líderes revolucionarios convertidos en estatuas inermes, inofensivas para las oligarquías.
Desde que el mundo es mundo los desposeídos son manipulados. A través del tiempo se ha formado una ciencia de la deformación de la verdad y de la aceptación de la mentira. Esta ciencia se usa en la protección del sistema de explotación, en hacer creer que es natural, definitivo, que más allá no hay nada. Y también para aplastar los brotes libertarios y a sus líderes.
Iluso pensar que la Revolución de Chávez se escaparía de este ataque milenario, ingenuo creer que el enemigo sólo está en el exterior de la Revolución, que sólo es la mud y trump. El enemigo también está adentro del proceso revolucionario, esta verdad dolorosa la vivimos hoy en Venezuela.
Se borró el Plan de la Patria, pocos reclamaron, los dirigentes voltearon para otro lado, se buscaron enemigos que distrajeran, los insultos a mendoza tranquilizaron la culpa; se levantó la amenaza de una invasión extranjera, los llamados a la unidad neutralizaron la crítica. Y así el Plan de la Patria no tuvo quién lo defendiera, la masa tiene memoria corta y reflexión precaria. Ahora enfilan contra la Constitución de Chávez; la Fiscal es la distracción, diez mil incautos la atacan, mientras el asesinato del último vestigio de Chávez se concreta.
La Constituyente de Maduro es parte principal de la operación de entierro del Chavismo. No hay razón para tocar la Constitución de Chávez, no hay excusa para modificarla, los cantos de sirenas, los ofrecimientos a los humildes, son parte de la manipulación, del engaño. Ya dijimos que los dominantes deforman la historia, la realidad y los despojados se lo creen. Quién iba a pensar que en nombre de la clase obrera se yugularía al intento socialista. Quién iba a pensar que el designado, y no carmona estanga, sería el que derogaría la Constitución de Chávez. Y quién iba a pensar que tantos aceptarían la infamia.
Tantas vueltas dio la historia para llegar de nuevo al día 11 de abril, cuando aquel hombrecito habló, y ahora nadie corrió.