Cuando recibí la invitación para
escribir acerca de las tesis fundamentales que sostiene el recién publicado
texto Ecología Interior, por parte de Elíades Acosta, Director de
En primer lugar, como autor, tenía que
reseñar yo mismo el libro, y en segundo me encontraba ante el problema de
sintetizar de nuevo una obra que fue concebida como una síntesis. Tenía además
la impresión de que si una aclaración de esta naturaleza fue manifestada por
alguien a quien respeto mucho, ello dejaba implícito una especie de crítica, en
el sentido de falta de claridad en sus fundamentos conceptuales. Por todo ello,
en algún momento pensé no escribir estas líneas.
Con el paso de los días, sin embargo,
tomé consciencia de la importancia de aceptar la invitación, pues me daba la
oportunidad de hacer llegar a la conciencia pública algunas reflexiones
posteriores a la escritura de Ecología Interior y, de paso, anunciar el
propósito de escribir como libro un capítulo que fue suprimido en la edición,
por considerar requería tratamiento detallado e independiente.
En el ínterin, se produjo la primera
presentación pública del libro. La aceptación y las expectativas y polémicas
que produjo, tanto en el lector promedio como en el especializado,
constituyeron una motivación adicional para incursionar en el tema. La
presentación duró más de dos horas y se vendieron casi todos los ejemplares destinados
al efecto.
El libro comienza, luego de una
especie de acertijo preparatorio, con un capítulo dedicado a la teoría del
conocimiento, con la intención de preparar al lector en una forma de pensar
holística, sistémica y compleja, como paso previo que le permitiese comprender
y procesar el resto de su contenido, luego intento describir el Paraíso perdido
de la especie humana, (
Faltó el Retorno al Paraíso, capítulo
de socio-ficción que cerraba la circularidad del texto y concluía el mismo de
forma positiva y alentadora, como era oportuno en un autor que cree en el hombre y en sus capacidades para redimirse.
Este fue suprimido en la edición a
solicitud de
La intención cardinal de Ecología
Interior es hacer reflexionar sobre aspectos de la vida humana vinculados a la
subjetividad, la espiritualidad, la ética, los valores, el arte y la cultura en
cuanto factores importantes a la hora de diseñar nuevas y mejores formas de
convivencia humana. Sin dar recetas preparadas de antemano, sino resaltando las
contradicciones inherentes a estos temas en las sociedades de clase o
diabólicas, como decidí llamarles, con la intención de satanizar el orden
imperante en todas las culturas basadas en la explotación.
Por último, Ecología Interior se
dirige hacia un intento de aplicación consecuente de estos postulados en el
devenir histórico, tanto social como material, individual y colectivo,
económico y social etc. Es decir, pretende constituirse en una especie de
alerta o aviso, dirigido a los que estamos empeñados en la construcción de un
mundo mejor, más justo y humano, en relación con la importancia de factores que
a primera vista pueden parecer secundarios, optativos, que constituyen parte de
la naturaleza humana o de lo eterno de su condición, cuando en realidad
expresan sutiles formas de dominación, enajenación y explotación que pueden
convertirse en importantes obstáculos para la imprescindible redención humana.
A partir de aquí, hay mucho espacio
que ocupar y mucha tela que cortar. En primer lugar las afinidades selectivas
que no oculto, Jesús, Marx, Engels, José Martí, el Che, Osho, Capra, Fidel
Castro y otros, en cuanto Prometeos que se han atrevido a desafiar al diablo y
trazar caminos nuevos. En este sentido he de apuntar que fueron Jesús, Engels,
Martí y el Che, quienes más se aventuraron en el tema de la subjetividad y la
espiritualidad como elementos trascendentes de la realidad humana.
Lo cotidiano, la forma en que día a
día vivimos nuestras vidas, el como la sentimos, pensamos y valoramos, ha de
ser puesta en el lente de los que nos empeñamos en mejorar al ser humano y al
mundo, para desentrañar los condicionamientos diabólicos que pueden determinar
el modo en que desplegamos la existencia, la revolución en el terreno
espiritual, subjetivo, (emocional, familiar, artístico, laboral etc.) no es un
asunto meramente optativo o intrascendente, ni surge espontáneamente a partir
del cambio de las estructuras económicas, políticas, de propiedad o de poder,
aunque ellas empujen y faciliten el cambio subjetivo. En este sentido el texto
aboga por una actividad social cotidiana que implique una búsqueda activa y
consciente de las formas realmente humanas de vivir la vida.
El pensamiento progresista y revolucionario necesita una
teoría sistemática y una práctica consecuente y cotidiana de la espiritualidad,
y los valores. La cultura, el arte y la recreación son, han sido, y seguirán
siendo, la fuente nutricia mas fértil para este tipo de realidades. Las artes
surgen y se desarrollan primero en los templos, en las prácticas chamánicas de
todo tipo, y una filosofía existencial está en la base de toda obra, sea esta consciente
o inconsciente, declarada o implícita. Por otra parte, el arte trata sobre la
realidad, sus contenidos son tomados de la vida misma. Estoy convencido de que
la influencia de los mensajes artísticos es tan eficaz como la de los
científicos o filosóficos. Hace poco, Hugo Chávez confesó que fue una obra
literaria la que más influencia tuvo en su postura política.
Y no se trata sólo de la poesía, o de la literatura, todas
las artes se basan en una exposición, con la respectiva toma de posición,
acerca de asuntos reales. Aunque a los artistas les pueda tener sin cuidado las
repercusiones de su arte, no ocurre igual en el caso de los representantes del
poder político y económico. No es por gusto que, en el inicio de la historia
escrita, el poder político coincidió con el espiritual, y que la actividad de
los artistas durante una gran parte de la historia estuviese directamente
subordinada a estos poderes. Y no nos llamemos a engaño, esto sigue sucediendo.
No es por mero azar que Lennon, Osho y otros representantes de la frustrada
revolución espiritual de los 60 fuesen asesinados, ni que se le haya prohibido
permanentemente la entrada a los EU a muchos intelectuales y artistas
destacados, ni las persecuciones y presiones a las que fue sometido Chaplin, y
muchos otros ejemplos, sean estos conocidos o no.
José Martí alertó acerca de estas cuestiones, veamos:
“Cuando las condiciones de
los hombres cambian, cambian la literatura, la filosofía y la religión, que es
una parte de ella; siempre fue el cielo copia de los hombres, y se pobló de
imágenes serenas, regocijadas o vengativas, conforme viviesen en paz, en gozos
de sentidos o en esclavitud y tormento, las naciones que las crearon. Cada
sacudida en la historia de un pueblo altera su Olimpo.” (O.C. T13 P33)
“Los pueblos inmorales tienen todavía una salvación: el
arte. El arte es la forma de lo divino, la revelación de lo extraordinario.
La venganza que el hombre tomó al cielo por haberlo hecho hombre, arrebatándole
los sonidos de su arpa, desentrañando con la luz de oro el seno de colores de
sus nubes. El ritmo de la poesía, el eco de la música, el éxtasis beatífico que
produce en el ánimo la contemplación de un cuadro bello, la suave melancolía
que se adueña de espíritu después de estos contactos sobrehumanos, son
vestimentos místicos, y apacibles augurios de un tiempo que será todo claridad.
¡Ay, que esta luz de siglos le ha sido negada al pueblo de
¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es
indispensable a los pueblos? Hay gentes de tan corta vista mental, que creen
que toda la fruta se acaba en la cáscara. La poesía, que congrega o
disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba a las almas, que da
o quita a los hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la
industria misma, pues ésta les proporciona el modo de subsistir, mientras que
aquella les da el deseo y la fuerza de la vida. ¿A dónde irá un pueblo de
hombres que hayan perdido el hábito de pensar con fe en la significación y
alcance de sus actos? Los mejores, los que unge
El
aspecto científico es otro elemento a considerar. Desde hace mucho se conoce la
influencia de los factores económicos, sociales, espirituales y emocionales en
la conformación de nuestra realidad
fisiológica, es decir, en nuestra salud. El pensamiento metafísico le teme,
como a un fantasma, a la simple mención de estas leyes, por lo que representan
en cuanto a cuestionamiento de los sistemas de explotación clasista. La
epidemiología social ha demostrado una y otra vez evidentísimas diferencias de
mortalidad y morbilidad entre las clases y capas sociales de un mismo país, y
entre los países desarrollados y subdesarrollados, entre diferentes culturas
etc.
Sin
embargo, muy pocos investigadores se dedican al tema, ni en la medicina ni en
las ciencias sociales, ni en las humanísticas. Marx, Engels, Martí y el Che se
han referido a este fenómeno, y en la ciencia, Cannon, Selye, Pavlov, Mario
Timio y otros investigadores han hecho lo suyo en este campo.
Se
ha demostrado la importancia del apoyo social, de la participación activa de
los enfermos en su recuperación y en la prevención de los factores de riesgo.
La esencia social del ser humano no es una mera afirmación filosófica, ni una
forma de agitación política, es una realidad cotidiana y significativa de la
vida de los individuos y grupos pertenecientes a nuestra especie, por lo que
cualquier práctica seria sobre estos temas ha de incluir, necesariamente, la
actividad grupal. El Guerrillero Heroico, Ernesto Che Guevara, precursor de la
medicina social en nuestro país, y adalid del pensamiento y la conducta
consecuentemente humanística y revolucionaria, se refirió en varias ocasiones
al tema, en este sentido expresó; “Crear un cuerpo robusto, pero no crearlo con
el trabajo artístico del médico sobre un organismo débil, sino crearlo con al
trabajo de toda la colectividad social”, y en otro lugar apuntó que la medicina
tendrá que convertirse un día en una ciencia que tenga como función orientar a
la población acerca de sus deberes médicos y que sólo tenga que intervenir
directamente en casos de extrema urgencia.
A
veces se dice, lo cual hay que tomar como un símil, y no al pie de la letra,
que la visita del Papa acabó con el socialismo real, y que el Pato Donald y
Mikey Mouse también hicieron lo suyo, es decir, que la actividad sistemática en
el terreno de la espiritualidad, la recreación y la cultura, en terrenos aparentemente
alejados de la realidad social y política (cuando constituyen una de sus
manifestaciones) pueden minar la existencia de la organización social. El
cristianismo socavó las bases del imperio romano sin librar un solo combate
militar, y sin enfrentamientos políticos directos, y este se vio obligado a
maniobrar muy hábil para evitar ser
destruido y que el socialismo apareciese en la humanidad casi dos mil años
antes. José Martí, para este autor precursor insigne del Socialismo Americano,
expresó acerca del tema lo siguiente:
“sólo el poder de Dios, -
con la ayuda de la bolsa humana y de clérigos de cien mil pesos al año, - puede poner valla al mundo nuevo, al mundo
anarquista, al mundo de cabello revuelto y rojo” (O.C. T12 P117)
Y
proclamó la necesidad de una nueva religión que surgiría desde los pobres,
desde los obreros:
“Creando, desde el taburete del obrero una religión
nueva de amor activo entre los hombres” (O.C. T2 P279)
Para
variar, pensemos, los revolucionarios, progresistas y gente honesta en general,
que podemos ser los cristianos de la contemporaneidad, y unirnos para promover
activamente nuestros valores espirituales, emocionales, filosóficos y morales,
en cuanto promotores de calidad de vida y de salud, de felicidad y verdadero
disfrute existencial. Valores que se expresan en lo mejor del arte y la cultura
de todos los tiempos, comenzando por
Si
la actividad de una Iglesia comprometida con valores viejos, junto a
“entretenimientos inocentes” contribuyeron a destruir una utopía que costó el
sacrificio y la sangre de los mejores representantes del género humano en su
momento. ¡Que no sería al revés!, si de pronto visitasen el imperio los
representantes del nuevo espíritu de los tiempos, y el movimiento subversivo de
las almas estuviese inspirado en el ejemplo del verdadero Jesús, de los verdaderos
representantes del género humano, en la carne y la sangre de miles de sus hijos
legítimos y no por escolásticas que sirven a los intereses de los poderosos de
la tierra, bajo el disfraz de ejemplos
sublimes. Y con una recreación, un juego, una forma de disfrute existencial
acorde con la verdadera naturaleza humana. Las religiones universales acaso
están comenzando a tomar conciencia de su compromiso con la especie humana, el
movimiento de los Pastores por
“Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno
y querrá al otro, será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas.” (
Y en Santiago, casi al final del Nuevo Testamento,
se repite la advertencia:
“¡Oigan esto, ustedes los ricos! ¡Lloren y griten
por las desgracias que van a sufrir! Sus riquezas están podridas; sus ropas,
comidas por la polilla. Su oro y su plata se han enmohecido, y ese moho será
una prueba contra ustedes y los destruirá como fuego. Han amontonado riquezas
en estos días, que son los últimos. El pago
que no les dieron a los hombres que trabajaban en su cosecha, está clamando
contra ustedes; y el Señor todopoderoso ha oído la reclamación de esos
trabajadores. Aquí en la tierra se han dado ustedes una vida de lujo y
placeres, engordando como ganado, ¡y ya llega el día de la matanza! Ustedes
han condenado y matado a los inocentes sin que ellos opusieran resistencia.”
(
La
cultura, la recreación, el juego y las actividades de ocio y disfrute
existencial son también manifestaciones de la forma en que el hombre concibe la
vida y, como en el caso de la religión, existen diferentes maneras de
manifestar esta realidad, algunas sanas y otras definitivamente promotoras de enfermedades, no sólo físicas, sino
también psicológicas, sociales y espirituales. La nueva sociedad tiene el
derecho (acaso el deber) de crear espacios permanentes para la reflexión y la
acción en el terreno de la espiritualidad, la moral y la vida cotidiana, (la
familia, el trabajo, el amor, la solidaridad, etc. desde una perspectiva
subjetiva o espiritual) para religar a las personas y a estas con la
naturaleza, de una forma nueva. La fe, la esperanza, el amor, la solidaridad,
el desinterés etc. son conceptos activos
y vitales que han de ejercitarse cotidianamente. Entre otras cosas, este sería un frente más
en la prevención de la corrupción en
cualquiera de sus manifestaciones.
De
nuevo Martí nos va a servir de estratega conceptual:
“La literatura que anuncie y propague el concierto final y
dichoso de las contradicciones aparentes; la literatura que, como espontáneo
consejo y enseñanza de
Igual
sucede en el campo de la recreación, el ocio, el arte y la cultura. La sociedad
ha de estudiarlos, de acuerdo a sus valoraciones explícitas e implícitas y de
trabajar activamente por hacer coincidir en la vida cotidiana, sus
aspiraciones, metas y programas con la realidad y la práctica existencial.
Ahora bien, es este un campo con
muchas especies, intrincado, sutil y difícil, donde resultan necesarias una
buena brújula, unos sentidos aguzados, y una práctica coherente y sistemática
en la que no ha de faltar la experimentación, Fidel con su afilado instinto luchador,
definió la revolución de la siguiente manera: “Revolución es el sentido del
momento histórico, es cambiar todo lo que debe ser cambiado, es igualdad y
libertad plenas, es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos, es emanciparnos por nosotros mismos
y con nuestros propios esfuerzos, es desafiar poderosas fuerzas dominantes
dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se
cree al precio de cualquier sacrificio, es modestia, desinterés, altruismo,
solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo, es no mentir jamás ni violar
principios éticos, es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar
la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es
luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, de nuestro
socialismo y nuestro internacionalismo.” Es en esta intención y este espíritu
que se ubica “Ecología Interior”
Para terminar quisiera destacar la
necesidad de ubicar lo espiritual y valorativo en su justa dimensión, que
constituye una constante en Ecología Interior. Según el decir martiano:
“Las ciencias confirman lo
que el espíritu posee: la analogía de todas las fuerzas de la naturaleza; la
semejanza de todos los seres vivos; la igualdad de la composición de todos los
elementos del Universo; la soberanía del hombre, de quien se conocen
inferiores, mas a quien no se conocen superiores. El espíritu presiente; las
creencias ratifican. El espíritu, sumergido en lo abstracto, ve el conjunto; la
ciencia, insecteando por lo concreto, no ve más que el detalle. Que el universo
haya sido formado por procedimientos lentos, metódicos y análogos, ni anuncia
el fin de la naturaleza, ni contradice la existencia de los hechos espirituales. Cuando el ciclo de
las ciencias esté completo, y sepan cuanto hay que saber, no sabrán más de lo
que sabe hoy el espíritu, y sabrán lo que él sabe. Es verdad que la mano del
saurio se parece a la mano del hombre, pero también es verdad que el espíritu
del hombre llega joven a la tumba a que el cuerpo llega viejo, y que siente en
su inmersión en el espíritu universal tan penetrantes y arrebatadores placeres,
y tras ellos una energía tan fresca y potente, y una serenidad tan majestuosa,
y una necesidad tan viva de amar y perdonar, que esto, que es verdad para quien
lo es, aunque no lo sea para quien no llega a esto, es ley de vida tan cierta
como la semejanza entre la mano del saurio y la del hombre” (O.C. T13 P25)
Y con la definición, desde lo subjetivo, de las clases
sociales según Martí:
“La gran división que pone de un lado a unos seres humanos,
y conserva a otros, como ornamentos, de otro lado, es la división entre
egoístas y altruistas, entre aquellos que viven exclusivamente para su propio
beneficio y el pequeño grupo de seres que dependen directamente de ellos,
egoístas estos últimos en grado menor y con circunstancia atenuante; y aquellos
que más que el propio bien, o tanto por lo menos, preocupa el bien de los
demás. El avaro es el tipo esencial del egoísta; el héroe es el tipo esencial
del altruista.” (O.C. T15 P 396)