Si la oposición hubiera estudiado un poquito, o al menos se hubiera leído a algunos grandes teóricos de la derecha, como Keynes, o David Ricardo, entendería que la política es razón y fuerza. No solo tienes que observar los acontecimientos de los alrededores, sino que debes prever qué pudiera ocurrir en determinadas circunstancias. Razón, porque en política se negocia, siempre se negocia, y fuerza, porque es el soporte que obliga al contrario a negociar. Es decir, sabe que puede negociar, sin aceptar chantajes o amenazas porque tiene fuerza para responder, en otros términos. Por eso Chávez dijo más de una vez: “somos un pueblo pacífico, pero armado”.
Y, además, la política es estrategia y táctica. En donde obligatoriamente se debe utilizar la dialéctica, que es lo que permite entender los acontecimientos, y a su vez, es la que obliga a ir a lo que Marx llamó el materialismo histórico. Es la razón por la que se equivocan, y siempre se equivocarán. Por eso no vieron la jugada que Nicolás le aplicó al imperio, cuando le pidió sacar al ciudadano del aire, acabando con su futuro como comunicador, que no lo es. A través de la fuerza, impuso la razón. Y ante las circunstancias en la que se encuentra el Big Brother, prefiere entregar a alguien que no le es útil más que para hablar idioteces todos los días, a que Venezuela suspenda la explotación petrolera de sus transnacionales en nuestra tierra. Ello, atendiendo a dos problemas muy graves que está viviendo el Big Brother en su indetenible decadencia: uno, el agotamiento de sus reservas. Y dos, la relación con sus aliados a los que debe mantener, sumado a la necesidad de acumular mucho combustible, porque es bien sabido que en cualquier momento estalla un conflicto de grandes dimensiones. Y todos sabemos que hoy en día, las guerras las ganan quienes tengan más misiles y más energía.
De tal manera que la oposición mayamera recibe un golpe mortal al quitarle una de sus tribunas más importantes, más pérfidas y más mentirosas. Y sé que la oposición en Venezuela está haciendo una fiesta, porque no quiere saber de ellos, así como odia a La Interfecta, que ahora sí entienden, el daño tremendo que les ha hecho. De hecho, se están preparando para los megacomicios venideros en abril del año entrante, porque todos quieren ser gobernadores, alcaldes y diputados. La destitución del ciudadano, a nadie le importó, solamente a los cuatro bichos que viven allá y que cada vez ven más alejada su posibilidad de regresar al país.
