En los
últimos meses he venido planteando la necesidad de definir el carácter del
socialismo que queremos construir para Venezuela y Nuestra América,
particularmente sus rasgos anti-capitalistas. Ya es un lugar común decir, que
no está claro cómo va a ser ese socialismo y hay que inventarlo, pero también hay
cierta firmeza en señalar que hay claridad e identidad sobre lo que no queremos. Igualmente se ha parafraseado la
transición indicando que lo viejo no ha muerto y lo nuevo apenas está naciendo.
En este proceso inédito no falta quien crea que todo vale, que hay que inventar
desde cero. Sin embargo, en esta apertura para la búsqueda y la creación postulamos algunos puntos
de partida, demandando el desarrollo de
una metodología participativa e implicante, construyendo espacios y escenarios
para la discusión; de igual forma, planteando sistematizar y socializar los
contenidos del debate( líneas de investigación, talleres-foros, encuentros e
intercambio de experiencias, publicaciones ) siendo todo esto una especie de
profilaxis contra el eclecticismo y el
oportunismo ideológico.
En esta última onda desde hace rato hemos estado
promoviendo una cultura del debate, centrada en una nueva racionalidad
comunicativa al estilo habermasiano cuando plantea el “la situación ideal del
habla” o una comunicación libre de coerción:
- En principio hay que partir del
reconocimiento del clima cultural que a veces predomina en nuestro medio:
barreras o distorsiones
comunicativas, como son los silencios cómplices, el corrillo y la
maledicencia, la descalificación y el estilo de cliché. Todas estas
limitaciones, obstaculizan el debate y enrarecen la relación interpersonal
o grupal.
- La comunicación
libre de coerción involucra otro clima, otro ambiente:
- Todos y todas
tenemos el derecho a ser escuchados, escuchadas y a decir nuestra palabra, no hay delito de opinión.
- Sin embargo, lo
que se plantea debe ser inteligible, haciendo transparente las diferencias,
responsabilizándonos por lo que decimos.
- Libre juego de
ideas y tendencias
- La fuerza del
argumento debe ser lo que en última instancia prevalezca.
En
este marco de la cultura del debate hemos estado planteando la urgencia de delimitar algunos matices ideológicos en el seno de los revolucionarios y las
revolucionarias de Venezuela y hacer transparente nuestras diferencias como una contribución en la profundización del debate, para poder
salir de los lugares comunes y las frases de ocasión. Es decir, colocar al
mando “la fuerza del argumento”.
Desde
esta perspectiva, hemos colocado en la agenda la reflexión y el debate en torno
a
- ¿ Cuál socialismo ?
- ¿ Se puede
construir el socialismo perpetuando la enajenación del trabajo ?
- ¿ Emancipar el
trabajo o distribuir el excedente ?.
Estas
interrogantes han guiado nuestra búsqueda y nuestra praxis en diversos contextos,
focalizando el eje de la explotación del trabajo casi en términos monotemàtico.
Algunos compañeros y compañeras se extrañan a veces del énfasis en esta
temática y no en los problemas educativos o investigativos a los cuales nos
hemos vinculado históricamente. Sostenemos que ello no debe sorprender dada la
actual circunstancia que estamos atravesando, donde la explotación del trabajo
y la lucha por su emancipación evidencia una importancia teórica y práctica
definitoria en la construcción socialista. Por supuesto que no somos
economicistas, por eso como revolucionarios, la lucha contra la explotación del
trabajo la vinculamos al combate de la opresión política y el dominio cultural.
Sin
ningún ánimo reduccionista, veamos algunas coordenadas de este debate donde
estamos involucrados, conformando diversos frentes de esta batalla de ideas:
1.- En los dos años de la experiencia cogestionaria
en CVG-ALCASA, por ejemplo, las asambleas, reuniones, talleres y publicaciones
están matizados por las anteriores interrogantes.
En
el caso concreto de la lucha sindical en
la empresa, a propósito de la elaboración del ante-proyecto de convención
colectiva, discutida con SINTRALCASA en
Mayo de 2006, formulé una propuesta bajo el título
“ 1.- Este acuerdo entre los
trabajadores y la empresa tiene que enmarcarse en la actual coyuntura histórica
que vive el país, y Alcasa en particular. En tal sentido, no puede ser una
convención colectiva más, signada por el forcejeo obrero-patronal, centrado en cláusulas
que no rebasan el estrecho horizonte del salario nominal.
2.- Desde el punto de vista de los
intereses generales de los trabajadores (en el actual proceso de transición de
la revolución bolivariana que apunta hacia el socialismo cambiando las
relaciones de producción capitalistas) hemos venido sosteniendo que es esencial que la clase
obrera asuma roles protagónicos como sujeto político, donde
al lado de la satisfacción de sus reivindicaciones materiales, se conquisten
espacios de dirección político-cultural de la sociedad y de la fábrica en
específico. Este salto en la conciencia obrera (el paso de la clase en sì a clase para sì,
de la visión corporativa a la conciencia de clase, como diría un clásico
revolucionario) demanda tanto un proceso formativo, como también desarrollar
prácticas concretas que la viabilicen en el nuevo tejido productivo en
construcción.
3.- Este es el mandato que he tenido
como Presidente de Alcasa, actuando en consecuencia como un revolucionario que
circunstancialmente ejerce funciones gerenciales desde una óptica no
tecnocrática. Por ello, al mismo tiempo que coordinamos aspectos
técnico-productivos para sostener y normalizar la planta en esta fase del Plan
Estratégico 2006-2012, acompañamos el proceso socio-político dirigido a
modificar las relaciones de producción, impulsando programas de formación
permanente que posibiliten cambios actitudinales y de transformación cultural
en nuestros trabajadores, tal como lo desarrollamos en
4.- Hacia ese horizonte estratégico
apuntan los planteos en torno a
5.- En ocasión de la discusión de la
convención colectiva, esta se convierte en una oportunidad no solo para
introducir estos temas para la reflexión y el debate, sino para construir
consensos y acuerdos que queden plasmado en un contrato ejemplar para los
alcasianos y el conjunto de la clase obrera.
6.- En tal sentido, estamos
planteando incorporar en la contratación una serie de tópicos donde se
concretan las nuevas conquistas socio-históricas:
a.- Recoger en términos
contractuales, los saldos del ejercicio de la democracia de los trabajadores
(elección directa, rendición de cuenta, revocatoria del mandato) que hemos
venido desarrollando en el proceso cogestionario:
< Elección de las gerencias,
voceros y mesas de trabajo.
<Elaboración del presupuesto
participativo y ejecución de la contraloría social.
<Incorporación de trabajadores
activos y jubilados a proyectos de economía popular ( EPS, cooperativas )
b.- Reducción de la jornada y
humanización de los puestos de trabajo, sin pérdida en el salario y ampliando
el empleo. La reducción de la jornada involucra introducir el debate sobre el
uso del tiempo libre por parte de los trabajadores y el ocio creador (más horas
para el descanso, para estar con la familia, para la formación profesional y la
recreación). Por otro lado, la humanización del proceso de trabajo donde el
hombre no está esclavizado por la máquina o la tecnología, implica modificar
los criterios de productividad, enfrentando la parcelación y la fragmentación
de la tarea, las condiciones ambientales, la patología industrial asociada al
puesto de trabajo. Articulación de tales premisas con el tabulador y la
evaluación del desempeño.
c.- Escala móvil de salario,
dirigido a preservar la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Aquí es
importante establecer los indicadores que deben considerarse, hacer los
estudios cada 6 meses, designar los equipos evaluadores.
d.- Promoción del salario social
integral, para superar la trampa monetarista de los aumentos. No se trata de
rechazar el aumento del salario nominal, sino de ubicar sus limitaciones, si se
considera aisladamente como remuneración. Esto conduce a valorar adecuadamente
el significado de la vivienda, la salud, la educación, la recreación y el
deporte, en el desarrollo humano de la familia alcasiana.
e.- Problemática ambiental y su
conexión con las condiciones de vida y de trabajo del alcasiano y la comunidad
aledaña. Esto va desde las campañas de orden y limpieza, hasta las propuestas
que apuntan a la resolución de los pasivos ambientales y las fuentes de
contaminación propias de la industria.
Al colocar estos
aspectos en la discusión del contrato colectivo de CVG-ALCASA, reconocemos que
estas son demandas históricas inscritas en el imaginario colectivo del
movimiento obrero mundial, formando parte de largas jornadas de luchas contra
la intensificación
de la explotación y la desvalorización del salario,
políticas estas que son sustantivas al enfoque neo-liberal en su intento de
paliar la crisis periódica del capitalismo.”
La
actual contratación colectiva de CVG-ALCASA aprobada en el 2007, recoge en gran parte algunas de las propuestas
realizadas al comienzo de la discusión, particularmente
Aunque
pueda resultar paradójico que sea la “patronal” quien sugirió este tipo de
conquista contractual, el hecho distintivo es que al frente de la factoría
estaba un revolucionario consciente de los estragos de la enajenación del
trabajo y en consecuencia, intentamos redefinir la contratación y la
organización de los trabajadores, rebasando el tradicional economicismo sindical
2.-
Recientemente, en el encuentro unitario realizado en el mes de Julio de 2007,
donde participaron las corrientes del sindicalismo clasista y revolucionario, agrupados algunos
al interior de
3.-
En el Encuentro Nacional sobre
“… la escuela reproduce de una manera peculiar la división social del
trabajo ( separación entre las actividades manuales e intelectuales )donde
encontramos un conjunto de divorcios:
1.- Contradicción entre la escuela y la comunidad.
2.- Separación
profesor-alumno
3.- Conflictos por el
monopolio y la jerarquía del saber en manos de directivos y supervisores.
4.- Fragmentación y
atomización del conocimiento: asignaturas, especializaciones, menciones.
Tales contradicciones
impregnan los contenidos curriculares, los planes de estudios, las estrategias
metodológicas y las didácticas, el régimen de evaluación, no escapando la
propia arquitectura escolar: espacios separados, oficinas, áreas de recreo,
organización interna del salón de clase, ubicación del pizarrón y alineación de
los pupitres.
Estas implicaciones de la división social del trabajo en la escuela, nos
permiten comprender el currículo y su administración:
-
Separación entre las materias teóricas y prácticas
- Distinción entre ciclo básico y especialidad
- Tipo de integración entre las diversas asignaturas
- Utilización del tiempo escolar: turno, horario.
4.-
De igual manera, en los talleres con los coordinadores regionales de
5.-
Por otro lado, en algunos equipos de investigación y de debate, a propósito de
las declaraciones de prensa atribuidas a Alí Rodríguez en algunos foros públicos,
hemos planteado la urgencia de evaluar el viejo debate que se desarrolló en el
PRV-RUPTURA hace décadas sobre la renta petrolera. En aquella ocasión habían
tesis que sostenían que la renta del suelo anulaba la vigencia de la teoría del Valor- Trabajo marxista.
En esa dirección, la renta petrolera como factor de acumulación no se centra en
la plusvalía sino en la renta del suelo, quedando los ecos de una tendencia que
niega la lucha de clases y el papel de los trabajadores.
Se
trata de una vieja postura pre-marxista, inspirada en el fisiócrata Quesnay, la cual parece que se va a
reeditar en esta coyuntura.
6.-
También hace poco, con motivo del bautizo del ensayo de los compañeros Haiman
El Troudi y Monederos en el Centro Internacional Miranda (CIM), el cual se
titula “SER CAPITALISTA EN UN MAL NEGOCIO”, fue una oportunidad para
reconocerles a ambos sus aportes valiosos en el actual debate que estamos
adelantando sobre el socialismo. Señalando
al mismo tiempo, algunas ausencias en la caracterización del régimen de
producción capitalista. Los autores puntualizan el papel que juega el valor de
cambio como fetichismo de la mercancía, su vínculo con valores y prácticas egoístas,
individualistas, no solidarias, como parte de una manera de ser “ capitalista”.
En esto estamos de acuerdo, la observación complementaria que realicé a este
análisis es el siguiente:
a.-
El doble carácter de la mercancía como valor de uso y valor de cambio, está
precedida o tiene su génesis en el doble carácter del trabajo: trabajo concreto
y trabajo abstracto, o dicho de otra manera: trabajo socialmente necesario y
trabajo excedente ( denominado éste
último de varias maneras: plusvalía, plustrabajo, trabajo no pagado encubierto
en la relación salarial).
b.-
Está suficientemente claro que esta es una de las ruptura epistemológica de
Marx con David Ricardo y Adam Smith, para lo cual tuvo que trascender la esfera
de la distribución y el intercambio donde reina el fetichismo de la mercancía y
colocar el acento en el proceso
inmediato de producción capitalista, como peculiar combinación del
proceso de trabajo y la valorización, o traducido de otra manera: organización del
trabajo concreto para extraer un plustrabajo, siendo este la cuota de explotación o trabajo ajeno
apropiado por el capital.
c.-Marx
fue enfático en sostener que este doble carácter del trabajo concretado en la
mercancía es lo que le permitió
comprender la economía capitalista y ejercer su crítica como régimen que
utiliza el trabajo concreto para obtener trabajo excedente, al igual que el
valor de uso de la mercancía es el soporte del valor de cambio. Es por ello que
señalamos que en el régimen de producción capitalista no persigue la producción
de valores de uso para satisfacer necesidades, sino que se persigue producir trabajo
excedente o plusvalía y su conversión en ganancia.
d.-
De esta manera podemos relacionar el trabajo concreto con el valor de uso de la
mercancía y el trabajo abstracto o trabajo enajenado con el valor de cambio.
7.-La superación de la enajenación del trabajo,
resolviendo la contradicción entre trabajo abstracto-trabajo concreto, valor de
uso – valor de cambio (dicotomías que se materializan en el proceso de
valorización-acumulación capitalista), es un objetivo estratégico de la
construcción socialista. En tal sentido el planteamiento de
- Incorporar otra
visión de la productividad, que no persigue la obtención de excedentes como un
fin en sí mismo, sino el predominio del trabajo concreto y los valores de uso
en función de necesidades radicales.
- Redefinir los
puestos de trabajo y la jornada en su conjunto.
- Superar el
despotismo de fábrica y las jerarquías, rompiendo el monopolio del saber.
- Impulsar otro
paradigma científico – técnico, fuera de la lógica de la acumulación
capitalista.
- Reducción
de la jornada de trabajo y cualificación
del tiempo libre.