Los hiperchavistas

Como sospecho habrá sucedido con unos cuantos cámaras, supe del editorial de la más reciente edición de Debate socialista, leyendo hoy, domingo 14 de junio, la columna dominical de Eleazar Díaz Rangel en el diario Últimas Noticias.

En un aparte intitulado Abrir la discusión, Díaz Rangel escribió sobre un "importante debate sobre el proceso revolucionario, que no obstante su contenido y trascendencia, y la notoriedad de casi todos sus participantes, apenas ha sido divulgado". Se refiere, claro, al evento organizado por el Centro Internacional Miranda (CIM), Intelectuales, democracia y socialismo: callejones sin salida y caminos de apertura, realizado entre el 2 y 3 de junio pasados.

Según reseña Díaz Rangel, el evento "reunió a numerosos intelectuales para que opinaran libremente sobre la evolución del proceso, desarrollo, perspectivas, conducción, el partido, errores y omisiones, en fin, para examinarlo críticamente con el propósito de contribuir a una discusión pendiente y que seguramente por estar en plena fase organizativa, no estimula el Psuv". Luego, pasa a citar un par de fragmentos del ya mencionado editorial, intitulado El mapa de hoy, y publicado en el número 58 (Año 2) de Debate socialista. Díaz Rangel lo considera un buen ejemplo de las "incomprensiones y críticas" que han suscitado las intervenciones de los intelectuales convocados por el CIM.

Pero vale la pena citar más que dos fragmentos. El mapa de hoy comienza prometiendo "revisar las ideologías que se mueven en el campo de batalla, sus expresiones prácticas, sus posibles movimientos". Esfuerzo fallido desde el inicio, porque apenas atisba a señalar tres: 1) la oligarquía; 2) el campo revolucionario; y 3) la pequeña burguesía. Sin duda, un mapa de fuerzas de una complejidad inobjetable.

Cosa muy curiosa - y que aporta una de las claves para entender el texto: el editorial dedica un solo párrafo - así es, uno - a señalar las "expresiones prácticas" y los "posibles movimientos" del que se supone el enemigo principal: la oligarquía. Y lo hace así: "La oligarquía endureció su posición, se dejó de frivolidades democráticas y tomó el camino del enfrentamiento al margen de toda regla común. Ahora no esgrime más argumento que la fuerza, por eso van desde la guarimba hasta el magnicidio, pasando por el golpe de Estado". Fuerza, guarimba, magnicidio y golpe de Estado. Fuerza, guarimba, magnicidio y golpe de Estado. ¿Les suena? Repitan: fuerza, guarimba, magnicidio y golpe de Estado. El negocio es así: disponga estratégicamente estas cuatro palabras en una misma oración, y usted pasará por analista o estratega revolucionario. Pero que nadie se atreva a señalarles que la frase: "no esgrime más argumento que la fuerza", es precisamente la negación de un análisis de la situación política, en tanto que no deja lugar para el análisis de diversas "expresiones" o "movimientos". Te dirán que eres un cómplice de la guarimba, del magnicidio y del golpe de Estado.

Acto seguido, dedica dos párrafos al campo revolucionario:

"Enfrentado a ésta encontramos el campo revolucionario, que si bien en lo económico está clarificando y afirmando sus posiciones socialistas, prestigiando a la Propiedad Social de los medios de producción, lo que significa un extraordinario avance, en lo ideológico aún se debate en la ambigüedad de no engranar a la Propiedad Social con la Conciencia del Deber Social. De esta manera, gruesos sectores de las masas no captan la importancia de las medidas económicas, ni son impactadas en su conciencia por ellas.

"Esta situación produce debilidad en la organización política y social, y difumina la percepción que el pueblo tiene de su Estado Revolucionario".

No voy a preguntar qué significa "Conciencia del Deber Social". Seguimos.

Luego, la parte gruesa del editorial - y traguen grueso: cinco párrafos dedicados a la pequeña burguesía. ¡Cinco! Y van así:

"En el medio de estos dos polos se encuentra la ideología pequeño burguesa, que hasta hace poco dictaba pauta dentro de la Revolución hasta sufrir un rotundo desmentido en la práctica. Pero, ahora surge maltrecha a cumplir su papel: distraer, confundir, no dejar concretar la marcha al
Socialismo.

"Fabrican encuentros de intelectuales cuyos pronunciamientos son confusos, dejan traslucir su resquemor por el liderazgo de Chávez, que ellos denominan 'hiperliderazgo' o 'cesarismo progresista'. Sin duda, son chavistas sin Chávez, pero avergonzados de salir a la luz del día, de saltar definitivamente la talanquera.

"En el extremo donde se soldan la ultraderecha con el tremendismo irresponsable, encontramos grupos con tapujos de socialistas, pero antichavistas. Dedicados a certificar a la Revolución, para ellos esto no es Socialismo, pero Cuba tampoco.

"Proponen disparates, son simples aficionados de la política, irresponsables. Su peligro estriba en que están infiltrados por los servicios oligarcas, que les influyen en tareas contra la Revolución.

"En este paisaje la Revolución debe enfrentarse a la oligarquía nacional e internacional, a la ideología pequeño burguesa que aún resuella en su interior, y a los diletantes al servicio de los oligarcas".

Les advertí que había que tragar grueso. Resumiendo: los intelectuales pequeño burgueses reunidos en el CIM sólo estaban cumpliendo su papel: "distraer, confundir", evitar la concreción del socialismo. Son la más fiel expresión del chavismo sin Chávez, sólo que permanecen en el clóset del antichavismo y están a punto de saltar la talanquera. Se dan la mano con la ultraderecha, "proponen disparates, son simples aficionados de la política, irresponsables" y diletantes. No faltaba más: están infiltrados.

No estoy seguro de que alguna de estas acusaciones alcance a describir la posición política o el talante intelectual de gente como Vladimir Acosta, Iraida Vargas, Luis Britto García, Santiago Arconada, Rigoberto Lanz, Judith Valencia, Edgardo Lander, Mario Sanoja, Javier Biardeau o Miguel Ángel Contreras, por sólo citar algunos pocos de los que participaron de aquellos debates. Lo que sí sé es una cosa: tenía mucho tiempo sin disfrutar del privilegio de leer unos párrafos tan prístina e inconfundiblemente estalinistas. Extrañaba a los policías del pensamiento. Una muestra inigualable del espíritu que condujo al fracaso de los socialismos del siglo XX.

No estoy seguro de cuál de ellos - tal vez fue algún otro - habló de "hiperliderazgo". Por supuesto, leí la entrevista a Juan Carlos Monedero que publicó hoy mismo Últimas Noticias. Y sí, leí que Monedero se refirió al concepto en los siguientes términos:

"Si en el seminario hablamos de hiperliderazgo es porque creemos que esa forma de ejercer el poder debilita al Presidente. Estamos absolutamente convencidos de que la figura del Presidente es indispensable al día de hoy en la marcha de este proceso. De ahí mi enfado con aquellos que se acomodan a ese liderazgo, algo que me recuerda mucho a los extras de las películas, que se tapan el rostro para poder salir en más escenas. Son personas que se escudan en el portaviones Chávez para ellos no recibir ningún tipo de daño. Pero al final, como decía Fidel Castro, el presidente Chávez no puede ser el alcalde de todos los pueblos de Venezuela. Eso, por un lado, lo refuerza para tener el máximo poder, pero por otro lo deja absolutamente vulnerable".

¿Alguno estará en desacuerdo?

Lo que sí recuerdo con claridad es quién introdujo en nuestros debates el uso del concepto gramsciano de "cesarismo progresivo". Fue Javier Biardeau, amigo y camarada. A sus análisis me referí en alguno de mis artículos, hace un par de años. De uno de los primeros artículos en que Javier abordó el asunto, extraigo este fragmento:

"La ruptura del mando despótico involucra profundizar la revolución en una dirección radical-democrática, pluralista y contra-hegemónica, evitando el fetichismo de masas. Son quienes se aprovechan del carisma del líder, para fines de acumulación de privilegios, riqueza, poder y prestigio los principales obstáculos a un proceso de encauzamiento popular autónomo. Como beneficiarios directos de la lealtad incondicional al líder se construye el mito-cesarista incuestionable y la falsificación histórica de que sin su presencia es imposible una revolución socialista".

Cualquiera podrá estar en desacuerdo con Javier Biardeau. Pero que alguien me explique cuál de esas líneas - o cuál de los numerosos artículos de Javier - podría inspirar un editorial tan rancio, con todas sus acusaciones e invectivas, como el de Debate socialista.

A todas éstas, ¿quiénes son estos preclaros revolucionarios que la han emprendido con tanta vehemencia contra esta intelectualidad disparatada-infiltrada-irresponsable pequeño burguesa salta-talanquera y antichavista-de-clóset? Vaya casualidad: los mismos que la emprendieron, hace no mucho, contra el "anarquismo pequeño burgués", atrevimiento que provocó la amable respuesta de José Roberto Duque, que les recomiendo leerse íntegra, y de la que sólo dejo aquí un párrafo:

"Hay quienes piensan que sólo merecen ser convocados al debate quienes han sido capaces de absorber, digerir y repetir dócilmente unas cuantas fórmulas académicas o casi-casi, y unas cuantas consignas paridas en laboratorios de propagandistas y publicistas que cobran en dólares. Para estos caballeros, un Revolucionario no es alguien dispuesto a liquidar al Estado Burgués sino alguien incapaz de cuestionarlo siquiera. Alguien que llama a esta mierda en avanzado estado de putrefacción 'Estado Revolucionario' sólo porque Chávez es el Jefe de ese Estado. Bello: el Estado venezolano está pletórico de instituciones adecas, leyes adecas, procedimientos adecos, corrupción adeca, prácticas adecas, lenguaje adeco: la cultura adeca en pasta, pero creemos tener un Estado Revolucionario porque sus ministros y directores no son adecos sino pesuvistas. Las policías son los mismos reductos de criminales, matraqueros y asesinos que nos entregó la llamada 'cuarta república'; los hospitales son eso que ya ustedes saben; en la revolucionadísima DIEX persisten las mafias que expiden pasaportes y otros documentos por debajo de la mesa si les pagas; los 'organismos de inteligencia' han hecho negocio ayudando a escapar del país a Ortega, Carmona, Lapi y Nixon. Ah, pero tu obligación rrrevolucionaria es rendirle culto a estas estructuras y prácticas, porque si las cuestionas eres un anarcoide que le hace el juego a la oligarquía".

Y todavía la gente de Debate socialista tiene la voluntad de cerrar el fulano editorial con la consigna: "¡Con Chávez y con el Socialismo Auténtico!". ¿Y cuál será ese "Socialismo Auténtico"? Pues no sé. Lo que sí sé es que los que nos ofrecieron El mapa de hoy no tienen siquiera una brújula.

Se los presento: son los hiperchavistas.

http://saberypoder.blogspot.com/



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Reinaldo Iturriza López

Ministro del Poder Popular para las Comunas

 reinaldo.iturriza@gmail.com      @ReinaldoI

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