En unos pocos minutos quiero concentrar las ideas esenciales sobre la crisis y propuestas del Partido Obrero Revolucionario (POR) a partir de nuestra experiencia.
Somos una tendencia política e ideológica constituida en los años finales de la dictadura de Franco. Nos definimos como marxistas revolucionarios y estamos en Catalunya, Madrid y el País Vasco. La mayoría de cuadros y militantes del POR somos trotsquistas de diferentes tradiciones. También hay militantes que no lo son. La mayoría de nuestra afiliación es gente trabajadora y está afiliada al principal sindicato del país, Comisiones Obreras, pero también a los sindicatos UGT y CGT.
Nuestra acción política se realiza a través de Izquierda Unida en el estado español. Recientemente hemos decidido entrar y formamos parte de Amaiur en el País Vasco. En el caso de Izquierda Unida estamos la dirección confederal y de Catalunya. También estamos en la ejecutiva del Partido de la Izquierda Europea. Dentro de IU hemos construido corrientes políticas con otra gente independiente.
La crisis es mundial y es sistémica. El centro de esa crisis hoy es Europa. El capital financiero ha concentrado tanto poder que está utilizándolo a costa de los estados capitalistas, de la economía capitalista en su conjunto y, principalmente, de la clase más productiva, la clase obrera. Estados como Grecia, Irlanda, Portugal, España o Italia, entran en crisis, debido a los ataques especulativos de ese capital. Pero la burguesía, aún sin un control político, como se ve en las sucesivas cumbres o minicumbres, consigue hacer pasar sus planes de austeridad. Lo hace poniendo al mando cada vez más directamente los hombres de la banca, de Goldman Sachs, del BCE. La Unión Europea pues sigue incrementando más y más contradicciones:
- Más sumisión al capital financiero
- Más políticas de “austeridad” y pago de la deuda soberana, lo que ahoga la economía productiva
- Más pobreza y desconfianza generalizada en el sistema
- Más tensión social que va traduciéndose en aumento de la lucha de clases
Frente a esa crisis y sus consecuencias la socialdemocracia española y europea, ha respondido tratando de salvar el sistema. Haciendo lo que le mandan Merkel y el BCE. Nunca como hasta ahora en España se vio un giro tan rápido de sumisión. Del Zapatero que sacó las tropas españolas de Irak al de hoy, media un abismo. Una brutal pérdida de confianza que ha conllevado perder 4 millones y medio de votos, el hundimiento electoral en todas las provincias y regiones.
De manera electoral o directa, como en Grecia o Italia, el resultado que estamos viendo es el mismo: la dictadura de los “mercados” . De esa estafa surge que la mayoría de la ciudadanía cae en lo que se ha llamado la desafección, la pérdida de confianza en la política. ¿Para qué votar si Merkel y los mercados dictan luego la política económica?
En medio de esa desafección un buen sector de la clase media y trabajadora, sobre todo joven, ha pasado a la indignación. Y de ahí a la reacción, a las acampadas en las plazas públicas, al movimiento del 15M. Reaccionan y responden a los desahucios de las viviendas solidarizándose con los vecinos; denuncian una democracia “que no lo es”; claman contra el rescate a los bancos y piden una banca pública; denuncian una ley electoral bipartidista, injusta; denuncian una casta profesional política que “no nos representa”.
Esas movilizaciones han demostrado estar bajo la influencia de los cambios revolucionarios de los países árabes, de Túnez, de la plaza Tahrir. No estamos ante una revolución, pero sí ante un intento serio, comprometido, que va madurando poco a poco, de una generación que empieza a entrar en la arena política, que empieza a hacer propuestas democráticas y reformas de calado y que exige un profundo cambio de los partidos.
Ese movimiento no ha hecho más que empezar. Las recientes elecciones muestran la realidad del mapa político hoy del estado español. La derecha del PP, semifranquista, ha barrido electoralmente, conquista mayoría absoluta. Ha ganado en autonomías donde nunca lo había hecho, como Extremadura y Andalucía. En Catalunya ha sido la burguesía catalana quien ha ganado por primera vez a los socialistas. Pero el problema no es tanto los pocos votos que ha incrementado la derecha sino el hundimiento del PSOE.
Del PSOE han salido votos hacia todos lados. Pero la izquierda que mejor ha sabido recoger el sentimiento del 15M, de los sindicatos, de buena parte de los ecologistas y parte de los votantes socialistas frustrados, ha sido Izquierda Unida: ha ganado 800.000 votos y ha pasado de 2 a 11 diputados.
En el País Vasco el proceso tenía un contexto diferente: crecimiento de la izquierda abertzale, abandono de ETA de la lucha armada, mejores condiciones para la unidad de la izquierda independentista y la soberanista. Todo ello ha permitido el mayor éxito logrado por la izquierda abertzale, aglutinando a otros sectores de la izquierda, y a conseguir 7 diputados y tener grupo parlamentario propio.
Ahora la derecha, tras las elecciones, ha empezado a descubrir por fin su “programa oculto”, el que no han dicho en toda la campaña electoral: más recortes en los salarios, en los servicios sociales, en la enseñanza y sanidad, posible subida del IVA, privatizaciones. Esa es su “solución” para los cinco millones de parados, el 21% de la población trabajadora. Los sindicatos mayoritarios en Catalunya han dicho que preparan movilizaciones. El PP también lo dice: tenemos que prepararnos para las protestas.
El PSOE está hundido. En febrero se prepara para hacer un congreso, pero por ahora con los mismos candidatos que lo llevaron al desastre. Son muchos socialistas los que no creen que los que han estado en el gobierno practicando esas políticas, como Rubalcaba, o Chacón, puedan cambiar.
Una de las tareas principales de la izquierda revolucionaria es hoy ayudar a materializar la ruptura entre los dirigentes aburguesados del PSOE y la base socialista y los militantes sindicalistas de CCOO y UGT. Más que nunca necesitamos el frente único contra los recortes de la derecha y por crear empleo para confluir con ese amplísimo sector de la izquierda trabajadora socialista, aún ideológicamente bastante conservador, pero que la crisis le obliga a moverse y buscar otras opciones. Toda otra política que no contemple esa tarea quizás sirva para aglutinar un espacio más o menos amplio al lado de la socialdemocracia pero no provocará ningún “sorpasso” ni conseguirá cambiar la hegemonía del socialiberalismo.
El movimiento 15M ha mostrado una gran vitalidad y va a continuar. Pero hay que ganar a la acción al grueso de la clase obrera de las fábricas, de los talleres, de los barrios más pobres, de los que vienen de la inmigración, que aún no se mueven por miedo. Lo que ahora necesitamos en Europa no es un simple “espacio”, un lugar al sol pero bajo el neoliberalismo, ni siquiera acciones puntuales. La crisis es tan grave que o la aprovechamos para cambiar la relación de fuerzas, para romper el neoliberalismo en el viejo continente, abriendo una crisis política y de poder en el sistema capitalista, o la clase obrera y la izquierda puede retroceder décadas de conquistas en todo el continente. Estamos aún lejos de esa crisis de poder: mal que bien los capitalistas aguantan y dirigen. De 27 gobiernos europeos, 26 son de la derecha.
La tarea inmediata es pues un frente amplio y plural, sin exclusiones para la confluencia de todas las izquierdas y unir el máximo de fuerzas para comenzar la acción. Aunque unos piensen que esa acción es para reformar el sistema y otros pensemos que es para iniciar su caída y sustitución.
Izquierda Unida es posiblemente la que está hoy en mejores condiciones de convertirse en uno de los referentes de otras izquierdas, de los movimientos sociales y de los sindicatos para construir un movimiento político y social mucho más amplio. Ha conseguido realizar una coalición con 13 organizaciones distintas, obtener algún joven diputado exponente del 15 M y de Attac. La división y la negativa a la unidad ha castigado a otras candidaturas ecologistas y anticapitalistas.
Queremos aprovechar nuestra ubicación dentro de Izquierda Unida para contribuir a la confluencia de las otras izquierdas: los otros anticapitalistas, los independentistas y los socialistas desencantados del PSOE.
¿Unidad para qué? Para dar pasos prácticos y conseguir victorias concretas en alguna de las reivindicaciones que pedimos todos los grupos de izquierda, el movimiento 15M y los sindicatos. Unidad constructiva, de creación de redes y de movimiento social en cada fábrica, barrio, pueblo, codo a codo. Unidad para empezar una dinámica irreversible que lleve hacia la necesaria refundación del conjunto de la izquierda. De ahí nuestra insistente propuesta de trabajar juntos desde ahora mismo los grupos anticapitalistas en cada país, más allá de algunas diferencias o matices.
Para terminar: somos muy conscientes que no hay salidas nacionales. Ante la crisis de la Unión Europea y del euro, la alternativa no es la salida del euro, no es la autarquía. Es imposible hoy retomar un control sobre la economía de cada país sin establecer un marco internacional. La conferencia anticapitalista europea ya tomó posición sobre ello. Los compañeros del Bloco han escrito bastante y bien sobre ello. Eso sitúa la necesidad urgente de buscar los principales puntos comunes de intereses de la gente trabajadora del norte, del sur y del este de Europa para poder luchar unidos contra Merkel, Sarkozy, el BCE y el Consejo.
Frente único hoy es crear alianzas y condiciones que hagan posible acciones europeas. Creemos que hay que impulsarlas desde los sindicatos y el movimiento 15M en el camino de la preparación de una huelga general europea. En ese marco creemos que el Partido de la Izquierda Europea debería convocar un encuentro de partidos en el que participaran los partidos la Conferencia Anticapitalista Europea y movimientos como el 15M para impulsar juntos acciones a nivel europeo. Una de ellas podría ser sobre la deuda y por una banca pública.
Compañeras y compañeros: es útil una vez por año realizar seminarios como este, al igual que las conferencias cada seis meses que realizamos la izquierda anticapitalista y el PIE en Europa. Pero posiblemente la izquierda anticapitalista internacional necesitamos ya una herramienta mayor y más ágil, que interconecte las diferentes redes o espacios de la izquierda socialista transformadora: la europea, la latinoamericana, la asiático-australiana, la del Magreb y países árabes. Estudiemos si podemos crear una página web internacional abierta, sin dirigismos, pero con rigor y respeto para las diferentes posiciones, al servicio de intercambiar información, experiencias y de movilización por campañas internacionales.
* Intervención de Alfons Bech, miembro de La Aurora- Partido Obrero Revolucionario, en el II Seminario Internacional organizado por la Fundación Lauro Campos y el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) de Brasil y con el objetivo de analizar la nueva situción mundial, desarrollar acciones unitarias de solidaridad y acciones comunes que contribuyan a fortalecer las luchas anticapitalistas de los pueblos del mundo