Putin, presidente de Rusia, anuncia con fuegos artificiales y sonido de trompetas que poseen un nuevo misil atómico invencible que hace inútiles las defensas de los Estados Unidos. Es la respuesta a la decisión gringa de abandonar el tratado antimisiles.
Frente a este hecho no hay otra conclusión, afirmar que la humanidad está gobernada por delincuentes, o de manera más clara, que la humanidad escoge a delincuentes para que la dirijan. La humanidad está en manos de Putin y Trump, que andan por el mundo con el botón nuclear, con la extinción de la vida planetaria en el bolsillo, está en manos de los intereses de estos dos capitalismos. Mientras, el mundo se distrae en pequeñas reyertas, en mezquinas "victorias".
En Europa eligen a la ultraderecha para dirigirlos, en América la situación no es mejor, maduro pelea con santos, el del Perú ataca al de Venezuela, en Brasil el lastimoso de Lula se enfrenta al patético de Temer; en Argentina, Macri elegido por los argentinos los trata a los latigazos, Bolivia pide salida al mar. Y así con esas pequeñas peleas esperamos el día en que aquellos dos delincuentes se les ocurra presionar el botón.
La Humanidad, la especie humana, es especial, tiene la singularidad de ser una especie cuya condición, cuya naturaleza, depende de las relaciones sociales. Esto significa que esta Humanidad que hoy se comporta como forajida, peligro para la vida planetaria, es resultado del sistema egoísta que tiene milenios y cuya culminación es el sistema capitalista. Es la Humanidad capitalista la causa de los males del planeta y del peligro de extinción de la vida.
La salvación de la especie y de la vida está en sustituir a la Humanidad capitalista, al sistema capitalista que se guía por la búsqueda del mayor lucro posible para una minoría, no importándole que ese lucro sea la causa de la destrucción de mares, ríos, bosques, que acabe con las condiciones climáticas necesarias para la vida. El destino, el fin del sistema capitalista es la extinción de la vida.
De allí que la superación del capitalismo, la construcción del Socialismo es un problema de vida o muerte para la especie. El asunto es tan vital como difícil: la humanidad sometida a milenios de sistemas egoístas ha producido un ser humano, unos dirigentes trastornados, las pruebas están a la vista, por el mundo anda un loco haciendo pruebas nucleares, por el mundo andan sueltos dos locos amenazándonos con misiles atómicos invencibles, y la humanidad más loca que ellos no hace nada, no dice nada, sigue pendiente de sus pendejadas.
En Venezuela tenemos una gran responsabilidad, fue aquí que resurgió la esperanza de encontrar el camino de redención, fue aquí que Chávez levantó nuevamente las banderas del Socialismo, del cristianismo primitivo, con Chávez se iba construyendo una nueva humanidad, solidaria, antiegoísta. Con Chávez la humanidad adquirió el brillo de los que tienen futuro. Volvió el amor al prójimo, regresó el auxilio a los más débiles, con Chávez la sociedad se reencontró con una condición humana diferente de la condición capitalista.
La lucha entre Socialismo y capitalismo, entre Chavismo y antichavismo, entre la vida y la muerte no ha cesado. Es verdad que el Chavismo está en serias dificultades, un gobierno que en nombre del Chavismo estimula al capitalismo, una oposición que acecha con la bandera fascista en la mano. Pero es también verdad que el Chavismo cuenta con dirigentes capaces de revertir esta situación, con una teoría clara para dirigir esa lucha, con una masa humilde que lleva a Chávez en el corazón y espera por ser despertada.
La humanidad puede contar con Venezuela... Hay esperanzas