En pleno desarrollo del flagelo mundial conocido como Coronavirus o Covid-19 las llamadas tecnologías de la información se han consagrado como esenciales y efectivas. Estas han permitido salvar vidas y evitar contagios. La aldea globalizada se nutre de todo tipo de mensajes e imágenes. La humanidad sigue segundo a segundo cuanto sucede en los más de 160 países afectados, con más de 10.000 fallecidos.
Detalles tan básicos como las medidas preventivas, o más sustanciales como los tratamientos primarios de la enfermedad, se tramitan por los teléfonos móviles, internet y la televisión satelital. Dentro de este espectro, YouTube, Facebook, WhatsApp y Twitter ganan terreno protagónico. Y con estos monstruos modernos, todas las formas de control y espionaje, manipulación y dominio de los imperios dominantes, con EE.UU. a la cabeza.
En particular el llamado Twitter.
Advierte Wikipedia sobre este servicio de microblogging, cuya sede está en San Francisco, California, USA: "La red permite enviar mensajes de texto plano de corta longitud, con un máximo de 280 caracteres, llamados tuits o tweets, que se muestran en la página principal del usuario. Los usuarios pueden suscribirse a los tweets de otros usuarios – a esto se le llama "seguir" y a los usuarios abonados se les llama seguidores, followers y a veces tweeps. Por defecto, los mensajes son públicos, pudiendo difundirse privadamente mostrándose únicamente a unos seguidores determinados. Los usuarios pueden twitear desde la web del servicio, con aplicaciones oficiales externas (como para teléfonos inteligentes), o mediante el Servicio de mensajes cortos (SMS) disponible en ciertos países. Si bien el servicio es gratis, acceder a él vía SMS comporta soportar tarifas fijadas por el proveedor de telefonía móvil. A fecha de 27 de abril de 2015, es conocido que el dominio fue registrado hace 15 años y 99 días, pero tres aspectos todavía no están claros: la fecha exacta de presentación pública del proyecto, si los tuits pueden ser o no redirigidos y si Twitter comparte los mensajes internos entre usuarios con la NSA. En la actualidad Twitter factura más de 2500 millones de dólares anuales y tiene un valor en bolsa superior a los 10 000 millones de dólares. Desde que Jack Dorsey lo creó en marzo de 2006, y lo lanzó en julio del mismo año, la red ha ganado popularidad mundial y se estima que tiene más de 300 millones de usuarios, generando 65 millones de tuits al día y maneja más de 800 000 peticiones de búsqueda diarias." (Wikipedia)
Quien tenga dudas de que tanto Twitter como Facebook, WhatsApp o YouTube son ventanas del espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y de Oficina Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos debe, simplemente, suscríbase a las declaraciones, denuncias y documentos hechos públicos por el ex agente de esas agencias de "seguridad nacional", Edward Snowden.
Venezuela debe ser el laboratorio preferido de la NSA y la CIA para el espionaje y el saboteo cibernético por parte de los EE.UU. Las constantes incursiones de sus aviones espías por el mar Caribe y por la Guajira zuliana, son pruebas fehacientes, tanto como el saboteo a la empresa hidroeléctrica de Guri o a la de telecomunicaciones Cantv.
Mes a mes se reportan bloqueos de cuentas y no debe quedar un solo mensaje de texto, ni una sola imagen emitida por los venezolanos entre sí y con ciudadanos del mundo que no pase por el filtro de sus sofisticadas redes de espionaje. Por eso, en plena campaña de efectiva, solidaria y sensible prevención del Covid-19 en Venezuela (al que Donald Trump insiste, petulantemente, llamar "virus chino", mientras soldados estadounidenses que fueron a la provincia china de Wuham en octubre 2019 aparecen como probables incubadores del virus, como parte de la guerra comercial entre ambas potencias económicas); la campante red Twitter decide bloquear las cuentas de la Vicepresidenta de la República Delcy Rodríguez, del Ministerio de Poder Popular para la Salud y de la Ministra de Ciencia y Tecnología Gabriela Jiménez, así como a otros integrantes de la Comisión Presidencial para la Prevención, Atención y Control del Covid-19.
Antes han bloqueado cuentas de alcaldes, gobernadores, ministros, diputados, directivos de Pdvsa, militares, comunicadores sociales y líderes sociales, entre otros; pero los gringos se abrogan el derecho a la libertad de expresión del mundo entero, junto al payaso mayor de sus adláteres, Luis Almagro.
No obstante, es notorio y público, el espíritu de civilidad, prudencia y responsabilidad del pueblo venezolano, sin exclusión de ninguna tolda política, para que más le duela. Nuestro capacidad de repuesta ante esta contingencia viral ha sido ejemplar, por cuanto la República Bolivariana de Venezuela tiene el menor índice de contagio de toda América. Además, ha recibido el respaldo incondicional de Rusia, China y Cuba para solventar las enormes carencias y limitaciones que en materia de salud padece nuestra patria, incluso desde antes del bloqueo comercial de los Estados Unidos, gracias a las maríacorinamachados, los juliosborges, los ramosalluds y los juanguaidós, por decir lo menos. El cipayaje ominoso extremista que algún día arderá en el infierno.
Sin embargo, no sólo de salud vive el hombre. También la poesía salva, y precisamente por eso se celebra cada 21 de marzo el Día Mundial de la Poesía. Fecha para alentar a la humanidad en la conquista de su esperanza más cara, la de vivir; la de luchar por la paz, defender la justicia, liberar a los oprimidos, vencer la pobreza, salvar el medio ambiente y defender las patrias nativas. Y al imperio estadounidense le incomoda que los pueblos tengan dignidad y la defiendan; que se nieguen a ser vasallos y colonias, a ser sus patios traseros y escombros de sus ruinas más pueriles.
Ya sabemos cuanto poder tiene la poesía, el libro, la lectura y el conocimiento universal para salvaguardarnos de las garras del poder. La historia está llena de ejemplos. La poesía es enemiga de los imperios, y los imperios lo saben. Aunque intenten acallarla, la poesía vuela, es libertad y es dignidad. No podrán vencerla jamás. Y los pueblos que aman la poesía y que aman en poesía, como la República Bolivariana de Venezuela, resultan invencibles.
El poeta Raúl Cazal dirige en Venezuela la política del libro y la lectura desde la trinchera del CENAL, como órgano coordinador e impulsor de otras instituciones igualmente suscritas al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Hace, por tanto, un esfuerzo supremo en medio de la crisis económica para que nuestro pueblo lea, asista a las ferias del libro, se informe y se eduque. Persiste y gana la batalla moral. Ayuda a orientar a otras instancias gubernamentales y es consecuente en su empeño, sin descanso. No se duerme en una oficina pública, sino que sale a la batalla diaria para que el pueblo se alimente de alimento físico y espiritual, se motive y se libere.
Se suma, así, sin orgullos ni mediastintas, sin flaquezas ni omisión, al gran equipo de trabajo que desde la presidencia de la república defiende nuestras fronteras y nuestros sueños. Es un hombre que tiene en la palabra una espada y la emplea en su día a día para informar, para dirigir, para multiplicar la acción social, la acción cultural, que el pueblo recibe sin ambages. Por eso, ese aparato del imperio llamado Twitter decide bloquearle su cuenta precisamente el Día Mundial de la Poesía, este 21 de marzo de 2020.
Pero Raúl Cazal, como el resto de los venezolanos, nació sin Twitter, sin Facebook, sin YouTube y sin WhatsApp. Como usted, Poeta, los venezolanos nacimos con un corazón invencible, y con un amor invencible, para defender la patria grande de Simón Bolívar, Simón Rodríguez. Andrés Bello y Hugo Chávez. Y nuestra moral descansa en esa base. Señores imperialistas, el tiempo avanza y venceremos. No tenemos la menor duda. Por ahora, salven sus enfermos y eviten sumar sus muertos a sus conciencias enfermas de poder y arrogancia, porque nosotros aprendimos a ser libres (en el trabajo y en el libro) hace más de doscientos años, y no daremos un paso atrás.
*PD. Advierto a la NSA y CIA que yo no tengo cuenta Twitter.