Con la influenza porcina, hoy conocida como H1N1, además de alcanzar el estatus de pandemia, con problemas inconmensurables al presunto país de origen México, también ha oxigenado económicamente a transnacionales casi quebradas como han sido los fabricantes de insumos y remedios para atacar y contrarrestar este flagelo.
El meollo de este descarnado artículo, es que México en el pasado fue un verdadero samaritano con los pueblos como Cuba, Argentina, y Chile, entre otros, hoy debido a esta pandemia, les prohíben a los mexicanos el ingreso a varios países latinos, actuando en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, y contra la historia. Debemos resaltar la actitud de los gobiernos imperiales como Estados Unidos de Norteamérica y Canadá que han dado señales de solidaridad con el pueblo de Pancho Villa, y Emiliano Zapata.
Argentina y Chile, en los momentos aciagos que vivían con las dictaduras genocidas enraizadas en casi toda América del Sur, no titubeó México y su pueblo de tenderles una mano solidaria infinita, incluso desplazando a connacionales de las fuentes de trabajo para otorgarlas a estos hermanos que huían de la tortura, de las desapariciones forzosas, e incluso de la muerte. México en aquella época les abrió las puertas en diferentes estamentos del Estado, como por ejemplo en la Universidad de la UNAM, como investigadores, profesores, a otros les ofrecieron plazas burocráticas como asilados, para que llevaran el pan diario a su familia, sin importar que otros mexicanos igual de necesitados fueran desplazados, solo con nombrar la consigna “ES QUE SON ARGENTINOS O CHILENOS”, bastaba para que el mexicano desplazado aceptara y solidarizara.
Argentina, cuando se embarcó en la guerra de las Malvinas, México fue un incondicional en la reclamación de este país gaucho en todas las instancias, e incluso lo es hoy día. El equipo de fútbol de Guadalajara, se le prohibió el ingreso a Chile sin una explicación oficial y convincente del gobierno de la socialista Bachelet, quién muy bien conoce el trato que se les dio a los chilenos en los infaustos días de la dictadura del demente de Pinochet.
Cuando el mundo desterró a Cuba, por orden del imperio del norte, México fue uno de los países que sin condicionamiento alguno le tendió la mano contra viento y marea defendiendo el régimen del comandante Fidel, tampoco debemos olvidar la estadía de Fidel en México, cuando preparaba su asalto a la isla. Es la antítesis lo que hace el gobierno cubano con nuestros hermanos mexicanos, al prohibir su ingreso a la isla.
Sería un innoble hermanos mexicanos de no manifestar, que gran parte de los pueblos Latinoamericanos estamos con ustedes, y sabemos de la hospitalidad infinita y la incondicionalidad que han tenido por siempre con los pueblos de América.
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