Si bien lo de Vargas Llosa, es de muy vieja data, no deja de extrañar. Desde décadas atrás, quienes de él saben por su excelente obra literaria, no apta para mucha de la gente, de la que ahora le aplaude no por “La tía Julia y el escribidor”, “Los cachorros”, “La casa verde”, “Pantaleón y las visitadoras”, “La ciudad y los perros” y hasta la “Fiesta del chivo”, sino por las simplezas que dice sobre Hugo Chávez, no salen del asombro y contrasentido que les produce .

 Porque si no es inaudito que el escritor nacido en Perú, llegado a la cúspide de la fama, renunciase a su ciudadanía para hacerse español, molesto porque no le eligieron presidente y si a un oscuro Alberto Fujimori, lo son las declaraciones excesivamente superficiales que frecuentemente da contra el presidente venezolano.

 No parece ser el integrante del llamado “boom literario latinoamericano”, el del realismo mágico, sino politiquero de oficio, que olvida el nivel intelectual de sus lectores y privilegia ganar la opinión de quienes antes le odiaban, nunca le leyeron, por temer, odiar lo que en él veían y un asunto de gusto. Por supuesto, las nimiedades que ahora dice, las simplezas que impregnan su discurso, satisfacen a sus poco exigentes nuevos lectores.

 Conocidos los resultados electorales, escribió un artículo para “El País”, diario de la derecha española, y se soltó esta perla:

 El resultado electoral “muestra la creciente impopularidad del caudillo venezolano”. Toda persona sensata y de poca mala fe, a las cifras, le daría cualquier interpretación menos esa.

 Pero no se queda allí. Quien no objetó para nada el triunfo electoral de Bush, habiendo sacado menos votos que su opositor, ahora cuando Chávez no es candidato, afirma que éste grotescamente “manipuló el voto popular”; Vargas Llosa para engañar a sus lectores, asegura que la oposición obtuvo el 52 % de los votos. Lo que es una mentira doble, pues no  se llegó a esa cifra; tampoco es pertinente sumar votos por circuitos y por candidatos a diputados, como si fuesen depositados a favor o en contra de Chávez candidato. Vargas Llosa, queda desmentido de manera contundente, por las opiniones que al respecto emitió Vicente Díaz, rector del CNE, en representación del lado opositor.

 Para ilustrar la manipulación de Vargas Llosa, con fines futuristas, basta recordar que en el referendo por la propuesta de Reforma Constitucional del 2007, la oposición obtuvo mayoría de votos. Poco tiempo después fue derrotada holgadamente por el presidente venezolano en el siguiente referendo que le dio derecho a presentar su candidatura de manera indefinida. Esa vez, como antes, la confrontación fue directamente con Chávez. Ese no es el caso de ahora. Por eso, en un momento de lucidez, recomienda a la oposición “no cantar victoria”.

 Vargas Llosa, pese haber nacido en tierra de la gran civilización incaica, no quiere nada con la palabra colectivo. Lo suyo es individualismo propuesto por el FMI y neoliberalismo. Pese a lo estudiado, ignora lo que eso ha significado en la historia nuestra y,  por comparaciones sin sustento, lo que el capitalismo, el liberalismo, los TLC y las relaciones de “igualdad”, de burro contra tigre, han significado en la historia del continente. Para justificar lo que defiende- ¡vaya usted a saber por qué! - saca de su novela de juventud, “La tía Julia y el escribidor”, lo grotescamente dramático y  afirma que “El avance del régimen hacia un modelo cubano, de dictadura marxista leninista integral, tendrá muchos más escollos”.

 Un poco exageradito parece Vargas Llosa, pues no le es suficiente lo de dictadura del marxismo leninismo, sino que le agrega “integral”, para ser coherente con “lo trágico de la vida misma”.

 Celebra un “triunfo electoral”, en absulota libertad, pero advierte lo de Cuba y el marxismo leninismo integral, que por su opinión, no debería permitir esas libertades y ejercicio democrático. ¿En qué quedamos? ¿No es eso monumento a lo contradictorio? Lo menos que uno puede pensar es que “Marito” Vargas, no se respeta así mismo.

 ¿Es eso fantasía, realismo mágico, truculencia o grotesco en escritor en decadencia que tampoco respeta a quienes le leen?