Para volver a pelar bola como en la cuarta

Muchos en la clase media quieren que caiga el gobierno

Este escrito va dirigido más que todo, a los jóvenes que no vivieron o eran menores en la cuarta república o Pacto de Punto Fijo, muchos, ni siquiera saben que es eso de Pacto de Punto Fijo o bipartidismo y por eso se hace necesario que algunos de nosotros los que tuvimos la “suerte” de vivir en la época más corrupta de la historia, tan así que con un chorro petrolero a millón lo que creció fue la pobreza, la desigualdad, la desidia y pare usted de contar. Por eso cuando ves hoy a los inmigrantes escuálidos, amos del valle y disociados en general, atentar contra sí mismos, al querer tumbar al gobierno, es bueno recordarles; porque, al asumir Chávez nuestro comandante, lo que consigue es un país en la banca rota y atrapado sin salida por el FMI y el BM. A punto de ser privada, PDVSA.

Entonces, es bueno comenzar para no ir tan atrás, por el primer gobierno de Caldera, este gana para Copei las elecciones del año 69 contra Gonzalo Barrios y como supuestamente era un erudito, al fin saldríamos de unos años sesenta deprimentes, donde los que eran de verdad verdad, estudiantes, pagaban con su vida las reivindicaciones que querían para un pueblo cada vez más olvidado y que su triste final era irse al cerro a construir su rancho de cartón. Caldera, no intentó construir casas y escuelas para todos, de calidad y las universidades comenzaron a ser solo para los hijos de papi y mami. Aquella esperanza con el inteligentazo del Caldera en 5 años se volvió nada y salió con el culo a dos manos de Miraflores y dejando una deuda ilógica para toda la patria.

Del partido verde al partido blanco, es así como llega a su primer gobierno el populista Carlos Andrés Pérez, quien le gana al “Tigre” Eduardo Fernández. Carlos Andrés, que sigue los pasos del títere Caldera y lo superó como uno de los gobiernos más corruptos de la historia patria, de unos presidentes de AD y Copei que se creían faraones y los lujos y todo tipo de desfachateces, eran el pan nuestro de cada día, porque la comida se fue haciendo incomprable, creciendo la desigualdad y donde el presupuesto nacional, ósea el chorro petrolero, en vez de “sembrarlo” y sacar al país del abismo, sucedió lo contrario y el gocho se convirtió de un hijo de las clases bajas, en uno de los hombres más ricos del planeta y así como él, todos sus ministros y militares que saquearon, junto a los inmigrantes escuálidos y amos del valle, que convirtieron a Venezuela en una nación de “pobres muchos y felices pocos”.

En las siguientes elecciones; una especie de ruleta rusa, donde o te salía una bala de 9 milímetros o sino una de 7,65, se voltea la guanábana; claro no podía volver a ganar el partido anterior por lo malo de la gestión y entonces el pueblo ponía a ganar al otro, o blancos o verdes, solo 2 opciones, los otros partidos no contaban  con el poder de los adecos y copeyanos y así, no tenían vida en elección alguna, total que el verde Luis Herrera, le gana a Piñerua el blanco y Luis herrera cuyo consigna decía “ Luis Herrera arregla esto” lo que hizo fue terminar de meter a Venezuela en la banca rota, donde solo los ricos comían; vivían. Así, el pueblo se fue dando cuenta que eran la misma cosa; unos partidos que se entregaron a los gringos y sus líderes a la buena vida. Sera siempre famoso por el viernes negro.

Sin tener otra opción y por una maquinaria de miles de millones de bolívares, del copeyano volvimos a pasar al adeco y siguió la misma guachafita. Gana Jaime Lusinchi, a Lorenzo Fernández la presidencia de la República de Venezuela, y así llegó más dolor al pueblo venezolano que sirvió para que se llenaran muchos de los que están hoy guarimbeando, como Ledezma que se cansó de robar y maltratar al pueblo y ahí lo ves con una cara de bolsa en las reuniones con el gobierno y lo más arrecho es que sus desmanes están filmados. A este presidente Lusinchi,  el pueblo le decía ronsinchi, ya que el hombrecito se la pasaba rascao e’ bola; a su hijo le decían fuminchi, porque todos en El Marqués, al este de Caracas, sabían lo mariguanero que era y una de las barraganas del presidente Lusinchi; tenía mando sobre generales y demás y eso que era tan poco preparada que decía: “tengo mis gastos cubridos” en vez de “tengo mis gastos cubiertos”.

 Llega otra vez, el gocho Carlos Andrés Pérez, que nació en Colombia y sus padres a media noche cruzaron la frontera por una trocha, tres kilómetros y se instalaron en Venezuela, cerca de Ureña, en el rancho de un compadre y así, presentaron al niño como venezolano. Ya estábamos como patria, hundidos en una miseria total, sin educación, ni salud, ni comida, para los pobres, mucho menos cultura o diversión y entretenimiento, con todo y eso para un colombiano, ya era mejor venirse para este lado. De ahí venimos y ahora es fácil engañar a una pequeña parte de un pueblo. La otra parte del pueblo, que con razón, tiene a los militares de Chávez y a sus hijos gobernando, está bien e intentando recuperar todo lo que se perdió en una cuarta república, para el olvido. Termina Carlos Andrés con cárcel y todo. Llega de nuevo Caldera y nos llama chiripas, cual cucaracho mayor; de frente. Ya estábamos en etapa terminal y llega este otra vez.

Es por eso, que la gente se decidió por un llanero militar criollo de verdad, que fue dándose cuenta al estar en las entrañas de esos gobiernos mediocres y apátridas, que se confabularon para destruir la patria de Bolívar y entregarse de nalgas al imperio; de la pudrición gubernamental. Es así, como en el 98-99, gana Chávez y sobre el mando del tanque de petróleo más grande del mundo, dice hasta aquí y apenas al poco tiempo de estar en el poder le dan el golpe, aliados al imperio, los ricos Inmigrantes escuálidos y burguesía en general y los militares corruptos, que quedaban de la cuarta. Pero es ahí, donde se hace CHAVEZ, comandante de todos los venezolanos, que cansados del bipartidismo votamos por él, aquella primera vez. Luego, sigue el imperio con sus secuaces asalariados; con el paro petrolero. Son los mismos de ahora, pero esta vez, tampoco nos comimos el señuelo los pobres y así se ahogaron los sifrinos en el humo de sus pañales cagados y de sus Goodrich viejos, algunos habitantes de unas cuantas parroquias sifrinas, que quieren que caiga Nicolás, para volver a pelar bolas, como en la cuarta.

Por eso, juventud que quiere a su patria como a su mamá, no caigas en esa de destruir por tres lochas que te den, como los guarimberos de Requesens o de la Gaby Arellano, que no te importe que tengan 14.000 dólares para repartir, recuerda que de paso el grupito de Requesens, se queda con los dólares y le dan una miseria a los bobos que están siendo detenidos por un reclamo que no se hace así. Los gringos están asustados por nuestro ejemplo y además de Rusia, China y muchos otros, que estamos dispuestos a cambiar un sistema perverso en el que los ellos, luego de la segunda guerra mundial, convirtieron la vida de todos y cada uno de los habitantes de “nuestra única nave espacial” en una especie de aniquilación imperial macabra, ya que si no te subyugas a sus garras terroristas, entonces eres su enemigo, así; de gratis, tienes unas bombas atómicas sobre tu cabeza. Antes, los pobres no comían y los ricos se llevaban (fácilmente) los dólares; ahora, los pobres comemos y los ricos no se pueden llevar (tan fácilmente) los dólares, ese es todo el peo de los ricos. El peo del imperio es el petróleo, para su futuro. La República Bolivariana cuenta con por lo menos 300 años en la reserva y los gringos lo saben. Necesitan un gobierno lacayo, eso es todo.

Perdonen algún lapsus en este bipartidismo, ya ni me acuerdo bien de ese pasado cercano y deprimente, apenas han transcurrido 15 años de revolución.

 

 



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Jorge Osorio Rojas


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