El diálogo se realiza en condiciones reales y subjetivas difíciles, tanto nacionales como internacionales. Mientras el frente económico permanece activo, el político se ha complicado y la MUD decide levantarse de las mesas de diálogos de paz.
En el ámbito político destaca la consolidación de la condena internacional. El Senado de EEUU debate la situación venezolana y el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes aprueba un proyecto para imponer sanciones a algunos funcionarios venezolanos. EEUU medita sancionar a quienes vendan material represivo a Venezuela y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU condena el excesivo uso de la fuerza por los cuerpos de seguridad. Diputados de Canadá exigen cese de represión. Carlos Fazio (El manual TC-18-01 y la subversión en Cuba y Venezuela en www.jornada.unam.mx/archivo_opinion/autor/front/48/41137) informa que el 30 de abril el Departamento de Estado estadunidense dio a conocer su informe anual sobre países patrocinadores de terrorismo correspondiente a 2013. “El documento incluyó a Venezuela, porque el gobierno de Nicolás Maduro no tomó acciones contra funcionarios señalados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por respaldar directamente actividades de tráfico de armas y narcóticos por parte de las FARC.” Denuncia Fazio que “Venezuela es otra víctima de una guerra no declarada según los cánones del manual TC-18-01. El objetivo es derrocar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro vía golpe de Estado o una guerra civil que abra las puertas a una intervención humanitaria de la OTAN y/o a la injerencia militar directa del Pentágono.”
Una comedia de enredos entre la MUD y la responsable de América Latina en el Departamento de Estado, concluye en que Jacobson se equivocó y que ningún integrante de la MUD, en negociaciones con el gobierno de Nicolás Maduro, le ha pedido exonerar de sanciones a funcionarios venezolanos acusados de violaciones a los derechos humanos.
A lo interno, La MUD exige fin de la represión para que continúe el diálogo y Nicolás Maduro asegura que “hay presiones” para acabar con el ambiente de diálogo. Ante las oscuras perspectivas, tanto gobierno como MUD se encomiendan a UNASUR. Agoreros consideran que el fracaso del diálogo en Venezuela sería muy costoso para la Unasur y señalan que la envergadura de la crisis actual quizá exija la ayuda de otros países como Cuba y Estados Unidos.