Si tú no fuiste -Diego- porque te robaron un iphone y accedieron a tus cuentas que, por tu mala cabeza de corrupto olvidado y estratega deshidratado que tampoco, utiliza contraseña por ingenuo en acomodo sin ambición de hacer estragos, ¿quién sería, pues? Acaso, ¿Nelson Bocaranda como siguí comunicacional del imperio? Y, que conste que no quiero decir con esa palabra en desuso que sea jalabolas o, adulante o, jalamecate, no señor, no, ni con el pétalo de un rocío caraqueño. Es posible que él lo haga por esfuerzo propio por su avanzado antichavismo que le inunda el torrente de sus crespos lisiados que le magullan el talante antipatria de un servil apátrida -¿no? ¿Seguro, Diego, qué él no fue?
¿Quiere decir entonces, excelentísimo Diego Arria qué Jorge Rodríguez está pelado? O, lo que es posible, se metió en un callejón sin salida, para maltratarte tu austera figura que vive recreándose en Punta Cana con un afán juvenil de refrescar las neuronas de un fatalismo sin fin de no convivir con los chavistas y, ahora con los maduristas en el poder que tú cuando conversas con la Alicia en tus sueños entretenidos, allá en tu resguardadero habitual no destapas un mal momento y, menos ahora que el fin se acerca por informes precisos que le llegaron antes al iphone desde USAmérica que, te mantienen en ardiente emoción.
Es posible que, por un descuido político de apretujamiento emocional, como el que corre hacia atrás cuando tiene algo caliente entre sus manos usted, señor, Diego Arria, haya dejado su iphone en un autobús de los tantos que le traen viejos recuerdos cuando fue gobernador de Caracas, sería eso, tal como un desfase lunar metido en un Ikarus o, mejor en un Leiland y, allí mismo lo perdió como se perdieron ellos -verdad, que sí, amigo Arria o, mejor le digo Lalo entre confianza y, sí se quedó sin el bicho ése, se supone y es lo más seguro que, no tiene laptop ni cosa electrónica que se parezca como científico social de altos cargos dentro y fuera del país.
De Maria Corina que nos tildó de porquerias, no hablemos que, yo sé que -usted- la odia con fusión profusa sin todavía meterlo en este enredo que, por allí anda de boca en boca como un magnicida cualquiera en veremos y, eso en una mala impertinencia como mala acción a su dignidad de persona respetada, además de querido y envidiado, que tiene un mundo ancho y ajeno y fructuoso por delante que, en cualquier instante, allá en su invernadero habitual no destapa un mal momento y, en cualquier momento lo pueden traer de Punta Cana a gobernar de emergencia el país como un potro importado en vientre que viene a su estreno y, primeramente Dios tiene que castigar a María Corina y darle un puesto de embajadora que a ella le gustaría Panamá y, así se desquita de su mala influencia que lo tiene ahora mismo como un afrentoso implicado de algo que ella lo enredó como bien lo sabe hacer a través de sus correos electrónicos, porque otro castigo no se le puede dar que ofusque, ya que su influencia internacional es de primera.
Le aconsejo a usted, don Diego Arria, como el protegido que ha sido de Guzman Blanco como neoliberal y fascista que, con todo mi respeto y, consideración le manifiesto como su firme admirador que soy de su integridad por momento deteriorada que, contradiga con fuerza innovadora a Jorge Rodríguez como él se lo solicitó en su rueda de prensa, en que denunció y presentó pruebas sobre el plan de magnicidio y golpe de Estado contra el presidente Maduro con esa voluntad que le rodea su espíritu de demócrata al dente, le diga que si lo hizo no se acuerda que si fue antes o después de perder el iphone y, por tal motivo la excusa es valedera que él lo sabrá comprender y, a lo mejor el Departamento de Estado no lo clasifica y, así mata dos pájaros a la vez.
Ya por lo menos uno de los ensartados se salió de ese rollo y, tajantemente dijo, yo no voy en ese autobús y, María Corina está pidiendo derecho a réplica en cadena nacional que ojala pudiera ser mundial, para salirse también y sólo faltan los demás por sacudirse de esa tajante implicación que, a la larga ninguno de ellos fue y, Jorge Rodríguez, va a quedar como un ingenuo mentiroso y, más cuando el porta voz del Departamento de Estado lo desmienta no dejará de ser un buen cuento que él como alcalde del municipio libertador se inventó.
Ves Lalo, disculpe, señor Diego que, así es como se enfrenta una realidad y, usted seguirá viajando a Punta Cana a refrescar su presente y, a curtir su futuro a la larga de placer y, a gozar si se quiere de su dinero bien ganado con buen sudor y, María Corina, seguirá guarimbeando, aunque lo hace bien mal y, ahora con la chequera de Eligio Cedeño peor y, Kevin Whitaker será embajador en Colombia y seguirá regañando a Nelson Bocaranda cada vez que quiera a que diga no lo que no quería decir en run runes. Así que, don Diego, viva su vida y no se dé mala vida que un traspiés lo da cualquiera que hasta Chataing lo dio como un mismo bolsa y, la fiesta va a comenzar.