Títulos de propiedad de Borgés: La gran trampa inmobiliaria

¿Qué hace el capitalismo con la vivienda…?: Convertirla en mercancía. Y, ¿dónde se bestializa esa mercancía; poniéndola a "años luz" del alcance de los pobres…?: En el llamado "Mercado Inmobiliario Privatizado".

¿Qué hizo Chávez al respecto…? Destronar ese "Mercado Inmobiliario"; poner al Estado como impulsor y regulador de la política de vivienda –a gran escala-, y atenazar ese bien fundamental como joya "social-familiar"; no transigible en la especulación voraz del sector privado (ó "privante"). (Al expirar la IV República, Rafael Caldera dejaba unos intereses bancarios en los créditos hipotecarios de 40 a 60 por ciento anual. Chávez los desplomó hasta el 06%).

Con la "Gran Misión Vivienda Venezuela" (GMVV), ocurre el milagro: Un millón de inmuebles construidos para el pueblo, entran al torrente sanguíneo de la economía social; pero la derecha amarilla no lo podía soportar: ¿Cuánto en ganancias netas implicaba para Fedecámaras poner ese torrente en un regenerado "Mercado Inmobiliario Capitalista"; cuyo acervo actual no supera las cincuenta mil casas y apartamentos en todo el país…? ("¡Un millón…!". Chávez se volvió "loco").

"Necesitamos allí a Julio Borges; con una ´idea brillante´; que ´empalague´ a las masas y les haga creer que ´el título´ –privado- de propiedad de su vivienda –que las construyó el gobierno bolivariano –precisamente- para garantizarle a los pobres que jamás se las "despojarían"; porque es un bien de la familia y para la familia- es el gran remedio para insuflar ese ´ego bestializado´ en cada individuo de decir ´¡esto es mío!´" (Chávez y Maduro; por el contrario, les han enseñado que "esto es nuestro"; de los hijos, del matrimonio, de toda la familia; per sécula seculorum).

Se frotan las manos las grandes inmobiliarias privadas; nacionales y trasnacionales ("Céntury 21" dixit). Esta operadora capitalista de la vivienda; que no maneja en el país más de cinco mil de estos inmuebles, entraría como una tromba a pervertir la dignidad de los pobres y "obligarles" a vender esas viviendas; espabilándole los ojos con precios de compra entre los dos y los cinco millones de bolívares (la burguesía valora al pueblo como "lambucio"; y cree que tirándole un hueso lo convence). Un inmueble; entonces, que al pueblo no le costó nada (gracias a la revolución), ese mercado inmobiliario voraz la sobrepondrá en cuarenta o sesenta millones. ¿Quién tendría; entonces, capacidad de adquirirlas…?: ¡LOS RICOS Y LA CLASE MEDIA ALTA; COÑO…! ¿Y esos pobres que tenían vivienda digna y barata…?: ¡Se irán al diablo; pues…!; a retornar a sus guaridas invivibles que les hizo construir (a sus expensas) aquél horrible puntofijismo en la garganta de los cerros…!

(jesusmezadiaz21@gmail.com).



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Jesús Meza Díaz


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