En su libro la “Invención del Tercer Mundo” el escritor e investigador de amplia visión, Arturo Escobar, deja bien claro que más que cualquier otra cosa, “la política sería [un] asunto de garantizar que el alimento suficiente llegara a los necesitados en forma sostenida”. Ahora bien, en el caso venezolano ¿cómo explicar el cinismo de la derecha y los grupos opositores en relación con la guerra económica impulsada por sus pares de la oligarquía comercial y empresarial? Como dirían, son caimanes del mismo pozo de las aguas putrefactas que vienen de los estanques de la derecha.
La interrogante que nos hemos formulado, es con el propósito de tratar de comprender por qué tanta inmoralidad en los grupos opositores que aplicando la política del hambre golpean con alevosía el estómago de las familias venezolanas, donde para nada les importa el dolor y llanto de nuestros hijos e hijas, quienes en los últimos meses se vienen acostando con el alma pegada en la tristeza y la melancolía por falta de un pedazo de pan, ese que esconden los enemigos del pueblo. Hasta ahora los miserables grupos opositores agrupados en la MUD, en Fedecámaras y la llamada Conferencia Episcopal, creen estar seguros que van ganando esta “guerra”, odiosamente terrible, que provoca efectos devastadores en la población, en su tranquilidad y estabilidad emocional e incluso afectiva.
Con sus prácticas perversas, los poderosos grupos de la oligarquía y la oposición vienen estableciendo redes de desabastecimiento de casi todos los productos y el encarecimiento de hasta un cinco mil por ciento de los alimentos. Eso es parte de una política de saboteo para generar situaciones de hambre en los estómagos de los venezolanos y venezolanas y así poder capitalizar el descontento que, según sus cálculos, los llevaría directamente al poder. Eso es precisamente lo que se conoce como la “miopía del futuro”, que obtiene prebendas inmediatas pero que en el futuro la situación será igual o peor que la que ellos cuestionan. Es decir, los miserables grupos opositores le están haciendo un terrible daño a la democracia misma, a sus reglas de juego y las formas de convivencia política. Por eso decía en mi análisis de la semana pasada que la derecha está asesinando a la democracia y creando las condiciones para el conflicto sin sentido. Hay que ir preparando el acta de defunción de la democracia porque gracias a dios la revolución está destinada a vivir.
Según sus cálculos, acelerando la masa crítica a través de la política del hambre, se generarían situaciones políticas, económicas y sociales, desencadenantes de fracturas en la base de apoyo al chavismo y a la revolución. Se nota que los grupos opositores tienen hambre de poder y que por el mismo hecho de estar “desnutridos” y faltos de proteínas de racionalidad, actúan torpemente, muchas veces rayando en las fronteras de lo ridículo. Son en verdad unos degenerados que tendrán que pagar por sus acciones y por sus crímenes.
Mientras el gobierno revolucionario y chavista hace grandes esfuerzos por hacerle llegar la comida al pueblo, a precios reales y no especulativos, a través de los CLAP, los grupos opositores se empeñan tercamente en generar acciones políticas que propicien la escasez y el hambre. De allí que la lucha tiene que ser contra los opositores, contra las clases dominantes y oligárquicas, quienes en verdad son los verdaderos enemigos del pueblo.