Un plan transnacional para derrocar a Chávez está en marcha. No es fantasía. Que cristalice depende mucho del gobierno. Ciertos pasos debilitan su base de apoyo y consolidan a la derecha corrupta en el poder. En Zulia avanza un plan transnacional basado en la explotación de carbón y la complicidad de Corpozulia, que desobedece órdenes presidenciales. Separatismo zuliano incluido. En Táchira hay amplias zonas controladas por los paramilitares, que se extienden amenazando con separar este estado ¿Plan Colombia en marcha? ¿Y PDVSA? Esto no se castiga, ni siquiera se denuncia. Son delincuentes de cuello rojo. A la disidencia interna sí se le expulsa y escarnece. Las expulsiones limitan el pluralismo y favorecen el NO. Eso es revolucionicida Un viraje de pueblo, que destrone la burocracia derechista es vital o ¿el gobierno puede ser derrocado desde dentro? El referendo puede ser un escenario.
Para una reforma, que plantea cambios profundos, ha debido convocarse una Asamblea Constituyente. Colocar al pueblo como juez, lanzar un proceso educativo donde sé es alumno y maestro, para romper con el paternalismo y desarrollar la cualidad de pensar con cabeza propia, confiando en los poderes creadores del pueblo, pues un camino socialista no pasa solo por votar si o no, sino por la elaboración de las propuestas lo que permitiría al pueblo dar un mandato imperativo.
El gobierno llegó hasta donde llegó. Le toca actuar a la sociedad para bloquear el camino hacia la violencia.
No se puede permitir que si se da el triunfo del SI ello sea considerado “un golpe de Estado violento”, justificando así el llamado para derrocar a Chávez.
Simultáneamente con nuestra participación en el referendo nos vamos preparando para convocar una Asamblea Constituyente. El pueblo es la voz de Dios, se dice. Que tenga la palabra, le quite piso a la violencia con la explosión del poder comunal. Este proceso nació democrático, se profundiza con más democracia, con el pueblo en asamblea permanente por la vida, la paz, un mundo mejor y contra la conspiración capitalista.
A los sectores populares más lúcidos les toca buscar desde ya caminos que afirmen el poder popular y la esperanza. Ese camino comienza por convencernos a nosotros mismos de que es posible y tiene sentido.
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