Revisando una y otra vez el texto de la propuesta de reforma constitucional, uno entiende lo que molesta a la oligarquía nacional e internacional; es que ellos, que siempre hicieron de las constituciones letra muerta, temen ahora que ciertas palabras presentes en esta reforma se conviertan, como de hecho esperamos que lo sea, en ¡letra viva! Ciertamente, el verbo “prohibir” aparece conjugado seis veces, y ¡miren de qué manera!
1. “Se prohíbe toda acción especulativa respecto a la renta de la tierra” (art. 18). Esto, amigos, no es conmigo.
2. “Se prohíbe discriminaciones fundadas en lo étnico, género, edad, sexo, salud, credo, orientación política, orientación sexual, condición social o religiosa” (art. 21, numeral 1). O sea, adiós al racismo, al fascismo, al dogmatismo, al sectarismo,…
3. “Se prohíbe el financiamiento a las asociaciones con fines políticos o de quienes participen en procesos electorales por iniciativa propia con fondos o recursos provenientes de gobiernos o entidades públicas o privadas del extranjero”. (art. 67). Ay, Súmate, y las más de trescientas ONGs que reciben financiamiento del extranjero.
4. “Se prohíben los monopolios”. (art. 113). ¿Cómo se atreven?
5. “Se prohíbe el latifundio”. (art. 307). Oligarcas, temblad.
6. “… la prohibición de tortura”. (art. 337). Es decir, lo que era normal en los gobiernos anteriores al de Chávez, en el socialismo se prohíbe incluso en estados de excepción.
En realidad, a ellos les encanta el verbo prohibir, claro, si son ellos quienes lo conjugan en todos los tiempos. Pero, hay malas noticias, señores, pues ahora ese verbo lo conjuga el pueblo, o sea, cualquiera de nosotros.
Lo mismo ocurre con esa dulce palabra para ellos que es “confiscar”, cuando quienes lo hacen son ellos, claro. En la propuesta de reforma este verbo aparece sólo una vez, pero así:
“Se confiscarán aquellos fundos cuyos dueños o dueñas ejecuten en ellos actos irreparables de destrucción ambiental, los dediquen a la producción de sustancias psicotrópicas o estupefacientes o la trata de personas, o los utilicen o permitan su utilización como espacios para la comisión de delitos contra la seguridad y defensa de la Nación”. (art. 307). Sí, así como está escrito; esta es una muy mala noticia para quienes han expoliado el patrimonio económico, ambiental y cultural de nuestro país.
Constate usted, amigo lector, que la palabra “propiedad” aparece veintiséis veces, mientras que “derechos” aparece en treinta y seis oportunidades en variados contextos, algo realmente inconcebible para quienes abusaron de la propiedad y conculcaron los derechos políticos, sociales, económicos y culturales, entre otros, de las personas, grupos y comunidades.
Por esto, y mucho más, apoyamos esta propuesta de reforma constitucional.
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