La agencia de noticias americana Reuters, pese que titula noticia que circula por Internet que “Región más rica de Bolivia aprueba autonomía contra Morales”, en el cuerpo de la noticia nos da argumentos para afirmar lo contrario.
Pero antes, es bueno que los lectores consideren que aquel evento electoral ilegal, desde la perspectiva constitucional boliviana, también lo fue por su proceder. En lugar de ser administrado por el órgano electoral correspondiente a las leyes del país del altiplano, lo fue por un organismo chimbo, escogido a dedo por los solicitantes del referendo. Es decir, estructuraron un cuerpo como el SÚMATE de Maria Corina Machado, que en Venezuela, ha intentado sin éxito asumir funciones similares, paralelas a nuestro CNE (Consejo Nacional Electoral), con los fines de echar sombras sobre los resultados y producir confusiones para abonar el golpismo. Además, allá en Santa Cruz, no hubo en las mesas electorales presencia de testigos opuestos a los propulsores de la idea autonomista, de organismos internacionales respetables que pudiesen dar fe de la pulcritud del proceder. El material electoral fue distribuido por los mismos que piden autonomía, pues las Fuerzas Armadas y policiales, no participaron en esa tarea. Es decir, por todo aquello puede afirmarse que “pusieron perro a cuidar carne”.
Por esto, desde un principio, el prefecto de Santa Cruz y el señor Marinkovic, los dos líderes de la derecha secesionista, anunciaron que ganarían con el 80 por ciento. Claro, en aquellas condiciones, no era difícil predecir los resultados.
En artículo que publiqué días atrás en este medio, titulado “El Intento Separatista en Bolivia y la Experiencia Norteamericana”, me hice portavoz de los resultados de una encuesta que publicó un diario de Santa Cruz, según los cuales para aquel día había un empate técnico. La diferencia entre el Sí y los opuestos era de 0.70 puntos. Los separatistas contaban con el respaldo del 49.59 por ciento de los potenciales votantes; quienes se oponían a la propuesta de autonomía y al referendo llegaban al 48.88 %.
Dijimos que de acuerdo a esos números, a la falta de legalidad de la proposición secesionista, porque de esto se trata en verdad de acuerdo al contenido de la misma, se le agregaba la insuficiencia de respaldo popular y político. Una decisión de esa naturaleza no puede tomarse con la mitad de la población y menos si el respaldo es menor. Y más todavía si contamos que organismos internacionales como la OEA, ONU y Comunidad Europea, rechazan las aspiraciones envueltas en la mascarada electoral del domingo.
Y allí están los números que por contundentes no dejan dudas. No es suficiente que las cosas se maquillen, como hace la propia Reuters, al titular que en Bolivia se aprobó “la autonomía contra Morales”. Primero porque la agresión secesionista no es contra Morales, sino contra la mayoría de los bolivianos y hasta contra los pueblos de América Latina. Segundo, porque la propia agencia de noticias, informa que canales de televisión “cruceños”, que les pertenecen a la derecha y a los secesionistas, han informado que el Sí obtuvo el 85 por ciento de los votos depositados y de éstos, un 15 por ciento correspondió al NO. Pero la misma fuente, de ellos, de los adversarios de Morales, admite que hubo un 40 por ciento de abstención. Sólo votó el 60 por ciento de los “cruceños” con derecho a hacerlo. Y de esta cifra, 15 por ciento dijo no.
Considerando la cifra de abstención y la del voto NO, se concluye que del total de ciudadanos con derecho a voto, 54 por ciento se opuso a la proposición que lideran el prefecto de Santa Cruz y el croata Marinkovic. De modo que apenas el 46 por ciento de los habitantes de Santa Cruz, en igualdad de condiciones, sufragó a favor del secesionismo.
Valórese que hemos trabajado con las cifras que fuentes de insospechable izquierdismo o simpatías por la política que encarna Morales, como son la agencia de noticias Reuters y los canales de televisión de la derecha boliviana, han difundido.
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